El pasado martes, 11 de junio, tuvimos el honor de poder tener entre nosotros a María José Torres Pérez (Pepa Torres) quien en la charla que tuvo lugar en el salón grande de la Parroquia Cruz del Señor, S/C. de Tenerife, nos habló desde su experiencia sobre la realidad que viven nuestros hermanos migrantes, de lo que significa y ha de significar ACOGER con todas sus implicaciones.
Vamos a dar a conocer el documento que ella desarrolló pero publicado en varias entregas. Al final de cada entrada hallarán los enlaces al documento completo para que quien desee descargarlo pueda hacerlo y leerlo entero.
ACOGER. LA CUARTA PUERTA.
1- AGRADECIMIENTO E INTRODUCCIÓN. TRES PUNTOS DE PARTIDA.
Gracias por la invitación a participar
con vosotras en este encuentro y poder compartir experiencias, búsquedas
luchas, impotencias y pequeñas victorias
… Dice Mikel Zuluaga, del movimiento
Ongui Etorri, que la solidaridad no sólo es una palabra grande, sino una
palabra de tierra y por eso tenemos que cultivarla, como lo que hacen los
jóvenes africanos del Proyecto Samaritano en Añaza, porque lo que tenemos no
nos pertenece y no puede ser un privilegio por haber nacido en una parte del
mundo, cómplice además del expolio de bienes comunes que acontece en otros lugares.
Inicio mi reflexión con tres puntos de
partida para mi importantes. El primero es
el propio título. No es una invención
propia, sino que se lo escucho cotidianamente a Patuca Fernández, compañera de
la Red Solidaria de acogida, de Madrid, y de San Carlos Borromeo, una de las
abogadas del caso Tarajal, pero a su vez ella lo ha tomado de un texto
espeluznante y a la vez lleno de esperanza, la novela Tierra Negra, El holocausto
como historia y advertencia, de Timothy Snyder. En ella se narra la
historia de Ita Straz, una joven de 19 años que fue arrastrada por policía
lituanos hasta una fosa común en el bosque de Ponary. Cayó recta y de espaldas
y se queso inmóvil por miedo mientras otros cuerpos le caían encima uno tras
otro. Cuando la fosa se llenó alguien subió sobre la última capa de cadáveres y
disparó hacia abajo sobre los cuerpos amontonados. Una bala le atravesó la
mano, pero Ita no emitió sonido alguno.
Arrojaron tierra sobre la fosa. Espero todo el tiempo que pudo y luego apartando
cuerpos y cubierta de dolor, barro y sangre buscó ayuda. Llegó hasta una
primera casa y la rechazaron. Y así una segunda y una tercera hasta que
finalmente en la cuarta obtuvo ayuda, y sobrevivió.
Como dice Patuca Fernández, ante la situación
de las personas migrantes y refugiadas en el mundo, como sociedad civil y como
comunidades creyentes no podemos cerrar los ojos ni legitimar las necro
políticas de fronteras. Tenemos la obligación moral de ser la cuarta puerta. Las
necropolíticas y la cultura del descarte, como denuncia el papa Francisco necesita
del terror y los muros para
instalarse en las conciencias y perpetuarse. Necesita la construcción del
diferente como enemigo y su criminalización. Desde que cayó el muro de Berlín se han construido en
el mundo más de 70 nuevos muros que nos dividen, segregan y condenan a la
muerte y a la ilegalidad a millones de seres humanos. Frente al valor de la proximidad,
las necro políticas propugnan la cultura de
la otrocidad en la que se niega, a quien se declara “otro” u “otra” el derecho a tener
derechos e impone una
distinción entre aquellas vidas que
merecen ser lloradas y aquellas que no. Hay personas descartables cuyas
existencias no son merecedoras ni de reconocimiento en su vida, ni de
reconocimiento en su muerte. El Pacto Migratorio Europeo recientemente aprobado
en Bruselas es un buen ejemplo de todo esto.
La cultura de la otrocidad nos coloca siempre al filo de la atrocidad y la barbarie. Vivimos como, señala también Boaventura de Sousa Santos, tiempos de fascismo social. El fascismo social más que un régimen político, es un régimen social y civilizacional en el que el estado es un testigo complaciente, cuando no un culpable activo. Un régimen caracterizado por relaciones sociales y experiencias de vida bajo relaciones de poder e intercambios extremadamente desiguales, que se dirigen a formas de exclusión particularmente severas y potencialmente irreversibles condenando al exterminio de personas y pueblos.
El segundo punto de partida de mi
comunicación es el “desde donde”, porque
mi reflexión esta también enraizada en una tierra
concreta donde tengo los pies y el corazón ya que como dicen las feministas
post coloniales, un lugar en el mapa es una forma de acceder al conocimiento.
Mi lugar en el mapa es el barrio de
Lavapiés, un barrio situado en el casco antiguo de Madrid un barrio histórico
en la lucha contra las fronteras desde los movimientos sociales y los
colectivos migrantes y actualmente en un proceso muy duro de resistencia frente
a una feroz gentrificación y turistificación empeñada en expulsar a
los vecinos, especialmente migrantes que desde los años 90 lo han levantado y
han hecho de él un barrio con “la marca por la cual se cotiza hoy en el
mercado”: la exotización de la diversidad.
En él convivimos y resistimos más de 70
nacionalidades y en él desde hace 13 años nace la Red interlavapiés como una
red de personas contra las fronteras y la precariedad, Personas que nos hemos
conocido cruzándolas, creando
vínculos poderosos entre nosotrx. Luchamos juntos por la libre circulación de
personas, el derecho a migrar y a no migrar, por una sociedad diferente, donde
ningún ser humano sea ilegal y donde los sueños de dignidad de cada persona y
por otro mundo posible puedan realizarse. Nos gusta definirnos como una red de vida porque somos vecinx,
amigx, compañerx. Una red diversa formada por gente migrante y autóctona, con papeles y sin ellos, que sentimos la
urgencia actuar frente a las formas de injusticia cada vez más brutales y
racistas que criminalizan la pobreza y las migraciones y niegan los derechos
más básicos: vivienda, salud, trabajo educación, integridad física, etc.
Nuestro lema es: Nos quitaron tanto que
nos quitaron el miedo porque estamos convencidos que el mejor antídoto
contra éste este es la organización comunitaria y en que tener o no tener red social
se juega la vida de la gente.
Por último, el tercer punto de partida es que cuando hablo públicamente sobre migraciones o fronteras tengo el empeño de dedicarle la charla a un compañero o compañera que me ha resultado en ella fuente de inspiración. Esta vez es Mamadou L., recientemente intervenido quirúrgicamente de una operación de cadera muy dolorosa. Mamadou irrumpió en nuestra vida hace un año, recién “dublinado”, es decir deportado a España desde Suiza por haber entrado en Europa en patera desde Tánger a Tarifa. En Suiza estuvo todo el tiempo en Centros de internamiento de extranjeros y allí enfermó gravemente, lo cual no fue obstáculo para su deportación a España. Cuando le conocimos sólo tenía ganas de morirse y un informe de salud mental que le estigmatizaba gravemente. Pero Elegimos conocerle no por informes sino de la mano de lo que el mismo fuera decidiendo contarnos. Así hemos ido recorriendo un camino con muchos recovecos,atravesando desconfianzas e inseguridades mutuas hasta llegar a la tierra de la complicidad y la reciprocidad en la que hoy nos encontramos, pese a tantas asimetrías impuestas. De su mano comparto algunas claves para la acogida.
(CONTINUARÁ)
Para obtener la documentación completa:
- Acoger, la cuarta puerta (formato word).
- Acoger, la cuarta puerta (power point).
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