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domingo, 19 de abril de 2020

Por un salario universal estable


Denuncia que los trabajadores pobres “han sido excluidos de los beneficios de la globalización” pero no de sus perjuicios: “los males que aquejan a todos, a ustedes los golpean doblemente”; les anima a seguir en la lucha por las 3T: tierra, techo y trabajo; y les invita a pensar con él “en el proyecto de desarrollo humano integral que anhelamos” para el después de la crisis.

viernes, 19 de enero de 2018

¿Quieres la paz?, trabaja por la paz

El Papa explica las bienaventuranzas en el tiempo presente: «¿Quieres paz? Trabaja por la paz»
El Papa presidió ante más de 400.000 personas el primer acto multitudinario en su visita a Chile. En el parque O´Higgins de Santiago, Francisco celebró una Eucaristía en la que también coronó la imagen de la Virgen del Carmen, patrona de Chile.

En su homilía el Papa habló de las bienaventuranzas, completamente actuales, y las definió “como el horizonte del cristiano”.

lunes, 3 de julio de 2017

Audiencia del papa Francisco al CISL

Audiencia a los delegados de la Confederación Italiana del Sindicato de Trabajadores (CISL), 28.06.2017

Discurso del Santo Padre.

Os doy la bienvenida con motivo de  vuestro congreso, y agradezco al Secretario General su presentación.

Habéis elegido un lema muy hermoso para este congreso: "Para la persona,  para el trabajo." Persona y trabajo son dos palabras que pueden y deben juntarse. Porque si pensamos y decimos  trabajo sin  decir persona, el trabajo termina por convertirse en algo inhumano  que , olvidándose de las personas se olvida y se pierde a sí mismo. 

Pero si pensamos en la persona sin el  trabajo decimos algo parcial, incompleto, porque la persona se realiza plenamente cuando se convierte en trabajador, en trabajadora;  porque el individuo se convierte en persona cuando se abre a los demás, en la vida social, cuando florece en el trabajo. La persona florece en el trabajo. El trabajo es la forma más común de cooperación que la humanidad haya  producido en su historia.

Cada día, millones de personas cooperan simplemente trabajando: educando a nuestros hijos, maniobrando equipos mecánicos, resolviendo asuntos en una oficina ... El trabajo es una forma de amor cívico, no es un amor romántico ni siempre intencional, pero es un amor verdadero, auténtico, que nos hace vivir y saca adelante el mundo.

Por supuesto, la persona no es sólo trabajo… Tenemos que pensar en la saludable cultura del ocio, de saber descansar. No es pereza, es una necesidad humana. Cuando pregunto a un hombre, a una mujer, que tiene dos, tres hijos: “Pero dígame, ¿Usted juega con sus hijos?. ¿Tiene este “ocio?”- “¡Eh!, sabe, cuando voy al trabajo, todavía están dormidos, y cuando vuelvo ya están acostados”. Esto es inhumano.

Por eso, junto con el trabajo, hay que tener la otra cultura. Porque la persona no es solamente trabajo; porque no trabajamos siempre y  no siempre tenemos  que trabajar. De niños no se trabaja y no se debe trabajar.

No trabajamos cuando estamos enfermos, no trabajamos cuando somos ancianos. Hay muchas personas que todavía no trabajan, o que ya no trabajan. Todo esto es cierto y sabido, pero hay que recordarlo  también  hoy , cuando en el mundo todavía  hay demasiados niños y chicos  que trabajan y no estudian, mientras el  estudio es el único "trabajo" bueno de los niños y de los jóvenes. Y cuando no siempre y no a todos se les reconoce el derecho a una jubilación justa - ni demasiado pobre ni demasiado rica: las "jubilaciones  de oro" son un insulto al trabajo no menos grave que el de las jubilaciones demasiado pobres, porque vuelven perennes las desigualdades del tiempo del trabajo. O cuando un trabajador enferma y  se le descarta del mundo del trabajo en nombre de la eficiencia - y, sin embargo, si una persona enferma puede, dentro de sus límites,  trabajar, el trabajo también desempeña una función terapéutica- : a veces  uno se cura trabajando con los demás , trabajando juntos, para los demás .

Es una sociedad  necia y míope la que obliga a las personas mayores a trabajar demasiado tiempo y  a una entera  generación de jóvenes a no trabajar cuando deberían hacerlo para ellos y para todos.

Cuando los jóvenes están fuera del mundo del trabajo, las empresas carecen de  energía, de entusiasmo, de innovación, de alegría de vivir, que son bienes comunes preciosos que mejoran  la vida económica y la felicidad pública. Es urgente un nuevo contrato social humano, un nuevo contrato social  para el trabajo,  que reduzca  las horas de trabajo de los que están en la última temporada laboral  para crear puestos de trabajo para los jóvenes que tienen el derecho y el deber de trabajar.

El don del trabajo es el primer don de los padres y de las  madres  a los  hijos y a las hijas, es el primer patrimonio de  una sociedad. Es la primera dote con que los ayudamos a despegar hacia el vuelo libre de la vida adulta.

Me gustaría hacer hincapié en dos desafíos trascendentales que el hoy  el movimiento sindical debe afrontar y superar si quiere seguir desempeñando su papel esencial para el bien común.

El primero es la profecía, y se refiere a la naturaleza misma del sindicato,  a su verdadera vocación. El sindicato  es una expresión del perfil profético de una sociedad. El sindicato nace y renace cada vez que, como los profetas bíblicos, da voz a los que no la tienen, denuncia al pobre "vendido por un par de sandalias" (cfr Amós 2,6), desenmasca  a los poderosos que pisotean  los derechos de los trabajadores más vulnerables, defiende la causa del extranjero, de los último, de los "descartes". Como demuestra la gran tradición de la CISL, el movimiento sindical tiene sus grandes temporadas cuando es  profecía.

Pero en nuestras sociedades capitalistas avanzadas el sindicato corre el peligro  de  perder esta naturaleza profética  y de volverse demasiado parecido a las instituciones y a los  poderes que, en cambio,  debería criticar. El sindicato, con el  pasar del tiempo, ha acabado por  parecerse  demasiado a la  política, o mejor dicho, a los partidos políticos, a su lenguaje, a su estilo. En cambio, si se olvida de esta dimensión típica y diferente, también su acción dentro de  las empresas pierde potencia y eficacia. Esta es la profecía.

Segundo desafío : innovación. Los profetas son  centinelas, que vigilan desde su atalaya. También el sindicato tiene que  vigilar desde las murallas  de la ciudad del trabajo, como  un centinela que mira y protege a los que están dentro  de la ciudad del trabajo, pero que mira  y protege también a los que están fuera de las murallas.

El sindicato no realiza su función esencial de  innovación social si vigila solo a los  que están dentro, si sólo protege los derechos de las personas que trabajan o que ya están retiradas. Esto se debe hacer, pero es la mitad  de vuestro  trabajo. Vuestra vocación es también proteger los  derechos de quien todavía no los tiene,  los excluidos del trabajo  que también están excluidos de los derechos y de la democracia.

El capitalismo de nuestro tiempo no comprende el valor del sindicato, porque se ha olvidado de la naturaleza social de la economía, de la empresa. Este es uno de los pecados más graves. Economía de mercado: no. Digamos economía social de mercado, como enseñaba san Juan Pablo II: economía social de mercado.

La economía se ha olvidado de la naturaleza social de su vocación, de la naturaleza social de la empresa, de  la vida,  de los lazos, de los  pactos. Pero tal vez nuestra sociedad no entiende al sindicato porque  no lo ve luchar  lo suficiente en los lugares de los "derechos del todavía no",  en las periferias existenciales, entre los descartados del trabajo. Pensemos en el 40% de jóvenes menores de 25 años que no tienen trabajo. Aquí, en Italia.

¡Y allí es donde tenéis que luchar! Son periferias existenciales. No lo ve luchar entre los inmigrantes,  de los pobres, que están bajo las murallas de la ciudad ; o simplemente no lo entiende por qué a veces –pero pasa en todas las familias-  la corrupción ha entrado en el corazón de algunos sindicalistas. No os dejéis bloquear por esto. Sé que os  se estáis esforzando ya desde hace tiempo en la dirección justa, sobre todo con los migrantes, con los jóvenes y con las mujeres. 

Y lo que os digo ahora podría parecer superado, pero en el mundo del trabajo la mujer es todavía de segunda clase. Podriaís decirme: “No, hay esa empresaria, esa otra…”. Sí, pero la mujer gana menos, se la explota con más facilidad…Haced algo. Os animo a continuar y, si es posible, a hacer más. Vivir las periferias  puede convertirse en una estrategia de acción, en  una prioridad del sindicato de hoy y de mañana. No hay una buena sociedad sin un buen sindicato, y no hay un buen sindicato que no renazca todos los días en las periferias, que no transforme  las piedras  descartadas por la economía en piedras angulares.

Sindicato es una hermosa palabra que viene del griego “dike”, es decir justicia y “syn”  juntos. Es decir, “justicia juntos”. No hay justicia  juntos si no es junto con los excluidos de hoy.

Os agradezco este encuentro, os bendigo, bendigo vuestro trabajo y os deseo lo mejor  para vuestro Congreso y vuestro trabajo diario. Y cuando nosotros en la Iglesia hacemos una misión , por ejemplo,   en una parroquia el obispo dice: “Hagamos la misión para que toda la parroquia se convierta, es decir vaya a  mejor”. También vosotros “convertíos”: id a mejor en vuestro trabajo, que sea mejor. ¡Gracias!

Y ahora os pido que recéis por mí, porque yo también tengo que convertirme en mi trabajo; cada día tengo que ir a mejor para ayudar y cumplir mi vocación. Rezad por mí y quisiera daros la bendición del Señor.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

El papa Francisco en Estrasburgo



Invita al Parlamento Europeo a «construir juntos la Europa que no gire en torno a la economía sino a la sacralidad de la persona humana».

El Papa Francisco, en Estrasburgo: «La enfermedad que veo más extendida en Europa es la soledad».

El Papa Francisco ha sido recibido por el presidente del Parlamento Europeo Martin Schulz.
En un discurso de gran envergadura ante el pleno del Parlamento Europeo, el Papa Francisco salió al paso de los miedos y los errores del Viejo continente, animando a no perder de vista el rumbo esencial: «construir juntos la Europa que no gire en torno a la economía sino a la sacralidad de la persona humana».

jueves, 20 de noviembre de 2014

Hay obligación moral de compartir la riqueza

En la mañana del jueves 20 de noviembre el Papa Francisco dirigió un discurso a la Sala Plenaria de la FAO, reunidos en ocasión de la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición (CIN2), evento organizado conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), en colaboración con el Equipo de tareas de alto nivel sobre la crisis mundial de la seguridad alimentaria (HLTF, por sus siglas en inglés).

Este evento reúne a numerosos jefes de estado y de gobierno, a responsables nacionales de las políticas del sector agrícola, sanitario y otros ministerios y organismos relevantes, asimismo a dirigentes de organismos de las Naciones Unidas y otras organizaciones intergubernamentales y la sociedad civil.

miércoles, 16 de abril de 2014

Una homilía valiente

Los parlamentarios italianos le pidieron al Papa asistir a una de sus misas. Él los recibió con una dura homilía que, según un analista, "tuvo el mismo tono de los Tedeum" que molestaban a los presidentes argentinos.

En la misa que ofició ante cerca de 500 políticos italianos, Jorge Bergoglio habló de los "fariseos" y de una clase dirigente que, en tiempos de Jesús, se había "alejado del pueblo, cerrado en el propio grupo, en el partido y en las luchas internas", en clara analogía con el presente.

martes, 15 de octubre de 2013

El papa Francisco, con los pobres en la ciudad del Povorello

Francisco: "Hoy es un día de llanto por los que encontraron la muerte en Lampedusa". "Muchos de vosotros habéis sido marginados por este mundo salvaje, que no da trabajo, que no ayuda".
(José M. Vidal).-

Para el Papa, en Asís, primero fueron los discapacitados, las "llagas de Cristo" y, después, los pobres, sus preferidos. Tras encontrarse con los niños discapacitados en el Seráfico, el Papa se trasladó a la sala de la Expoliación del obispado de Asis, en una sede de Cáritas. Allí les dijo a los más humildes de la ciudad del Poverell, en un discurso totalmente improvisado, que "hoy es un día de llanto" por la tragedia de Lampedusa. Una tragedia ocasionada por el "espíritu de la mundanidad”.