Serge Latouche, el precursor de la teoría del decrecimiento, aboga por una sociedad que produzca menos y consuma menos
Latouche en París hace un mes. / DANIEL MORDZINSKI
Corría el año 2001 cuando al economista Serge Latouche le tocó
moderar un debate organizado por la Unesco. En la mesa, a su izquierda,
recuerda, estaba sentado el activista antiglobalización José Bové; y más allá,
el pensador austriaco Ivan Illich. Por aquel entonces, Latouche ya había podido
comprobar sobre el terreno, en el continente africano, los efectos que la occidentalización producía sobre el llamado Tercer
Mundo.
Lo que estaba de moda en aquellos años era hablar de desarrollo
sostenible. Pero para los que disentían de este concepto, lo que conseguía el
desarrollo era de todo menos sostenibilidad.
Fue en ese coloquio cuando empezó a tomar vuelo la teoría del
decrecimiento, concepto que un grupo de mentes con inquietudes ecológicas
rescataron del título de una colección de ensayos del matemático rumano
Nicholas Georgescu-Roegen.