jueves, 25 de julio de 2024

Compartir el pan

17 Tiempo ordinario – B
(Juan 6,1-15)
Evangelio del 28 / Jul / 2024
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xvii-domingo-del-tiempo-ordinario-2/?occurrence=2024-07-28&nskip=38268

Ningún evangelista ha subrayado tanto como Juan el carácter eucarístico de la «multiplicación de los panes». Su relato evoca claramente la celebración eucarística de las primeras comunidades. Para los primeros creyentes, la eucaristía no era solo el recuerdo de la muerte y resurrección del Señor. Era, al mismo tiempo, una «vivencia anticipada de la fraternidad del reino».

Durante muchos años hemos insistido tanto en la dimensión sacrificial de la eucaristía que podemos olvidar otros aspectos de la cena del Señor. Quizá hoy tengamos que recordar con más fuerza que esta cena es signo de la comunión y fraternidad que hemos de cuidar entre nosotros y que alcanzará su verdadera plenitud en la consumación del reino. La eucaristía tendría que ser para los creyentes una invitación constante a vivir compartiendo lo nuestro con los necesitados, aunque sea poco, aunque solo sean «cinco panes y dos peces».

La eucaristía nos obliga a preguntarnos qué relaciones existen entre aquellos que la celebramos, pues, siendo «signo de comunión fraterna», se convierte en burla cuando en ella participamos todos, los que viven satisfechos en su bienestar y quienes pasan necesidad, los que se aprovechan de los demás y los marginados, sin que la celebración parezca cuestionar seriamente a nadie.

A veces nos preocupa si el celebrante ha pronunciado las palabras prescritas en el ritual. Hacemos problema de si hay que comulgar en la boca o en la mano. Y, mientras tanto, no parece preocuparnos tanto la celebración de una eucaristía que no es signo de verdadera fraternidad ni impulso para buscarla.

Y, sin embargo, hay algo que aparece claro en la tradición de la Iglesia: «Cuando falta la fraternidad, sobra la eucaristía» (Luis González-Carvajal). Cuando no hay justicia, cuando no se vive de manera solidaria, cuando no se trabaja por cambiar las cosas, cuando no se ve esfuerzo por compartir los problemas de los que sufren, la celebración eucarística queda vacía de sentido.

Con esto no se quiere decir que solo cuando se viva entre nosotros una fraternidad verdadera podremos celebrar la eucaristía. No tenemos que esperar a que desaparezca la última injusticia para poder celebrarla. Pero tampoco podemos seguir celebrándola sin que nos impulse a comprometernos por un mundo más justo.

El pan de la eucaristía nos alimenta para el amor y no para el egoísmo. Nos impulsa a ir creando una mayor comunicación y solidaridad, y no un mundo en el que nos desentendamos unos de otros.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/17-tiempo-ordinario-b-juan-61-15-2/

martes, 23 de julio de 2024

Tiempo de la creación 2024: Esperanzar y actuar con la Creación

Un año más iniciamos el curso con la Jornada Mundial de oración por la Creación, puerta de entrada al “Tiempo de la Creación” que se extenderá hasta la festividad de San Francisco de Asís. Un tiempo en el que los cristianos de las diversas confesiones religiosas se unen en la oración y la acción; en un canto de alabanza al Creador y en el cuidado de la casa común.

En un mundo desquiciado por las múltiples crisis provocadas por un ser humano que se ha convertido en el peor peligro para sí mismo y para todas las criaturas con las que comparte el hogar planetario, ante la voracidad de una economía “que mata” y una política incapaz de ponerle freno, no es de extrañar que se prodiguen las voces de los profetas de calamidades y que la angustia se extienda, sobre todo entre las nuevas generaciones que vislumbran una vida sin futuro.

Por eso, en un mundo cada vez más carente de esperanza, fundamentados profundamente en la fe en Cristo resucitado que nos une, todos los cristianos estamos llamados a hacernos nuestro el lema del Tiempo de la Creación de este año: “Esperanzar y actuar con la Creación”.

Esperanzar, un verbo poco utilizado que nos puede parecer incluso extraño, pero que va mucho más allá de la acepción más habitual que sería “esperar” porque no se trata de permanecer pasivamente a la espera, sino de ponernos en marcha y engendrar ESPERANZA, así en mayúscula, de plantarla, tejerla, acariciarla, cuidarla y hacerla crecer.

El nuestro es un mundo de deseos, de ilusiones que se desvanecen, de apego a falsas seguridades, de expectativas y promesas incumplidas que día a día matan a la verdadera esperanza, la que es nuestra fuerza y ​​motor para encarar el futuro y construirlo día a día.

El Papa Francisco, en su mensaje para la Jornada Mundial de oración por la Creación, dice:        

He aquí la gran esperanza: el amor de Dios ha vencido, vence y seguirá venciendo siempre.” Ésta es la gran esperanza de los cristianos, nuestro motor y nuestra fuerza.

La semilla del Espíritu de Amor que Dios pone en el corazón de hombres y mujeres es la gran esperanza de toda la Creación.

El universo creado espera con impaciencia que la gloria de los hijos de Dios se revele plenamente: el universo creado se encuentra sometido al fracaso, no de agrado, sino porque alguien lo ha sometido, pero mantiene la esperanza de que también él será liberado de la esclavitud de la corrupción y obtendrá la libertad y la gloria de los hijos de Dios. Sabemos bien que hasta ahora todo el universo creado gime y sufre dolores de parto. Y no solo él; también nosotros, que poseemos el Espíritu como primicias de lo que vendrá, gemimos en nuestro interior, anhelando ser plenamente hijos, cuando nuestro cuerpo sea redimido. Hemos sido salvados, pero solo en esperanza. Ahora bien, ver lo que se espera no es esperanza: lo que se ve, ¿por qué esperarlo? Pero nosotros esperamos lo que no vemos, y lo anhelamos con constancia. (Romanos 8:19-25)

Leemos en el mensaje del Papa:

Toda la creación está implicada en este proceso de un nuevo nacimiento y, gimiendo, espera la liberación. Se trata de un crecimiento escondido que madura, como “un grano de mostaza que se convierte en un gran árbol” o “la levadura en la masa”.

La esperanza es una lectura alternativa de la historia y de las vicisitudes humanas; no ilusoria, sino realista, del realismo de la fe que ve lo invisible.

El Espíritu Santo mantiene alerta a la comunidad creyente y la instruye continuamente, llamándola a la conversión de estilos de vida, para que se oponga a la degradación humana y del medio ambiente y manifieste esta crítica social que es, sobre todo, testigo de la posibilidad de cambio. Esta conversión consiste en pasar de la arrogancia de quien quiere dominar a los demás y a la naturaleza ―reducida a objeto manipulable―, a la humildad de quien cuida de los demás y de la creación.

La obediencia al Espíritu de amor cambia radicalmente la actitud del hombre: de “depredador” a “cultivador” del jardín.

Estamos, pues llamados a la acción: a plantar, hacer crecer y dar frutos de amor, primicias de esperanza, símbolo de este Tiempo de la Creación.

Nos dicen los líderes religiosos que convocan el Tiempo de la creación:

Sabemos hasta qué punto es urgente actuar con valentía para frenar las crisis climática y ecológica, y también sabemos que la conversión ecológica es un proceso lento, ya que los seres humanos somos obstinados en cuanto a cambiar nuestras ideas, nuestros corazones y nuestras formas de vida. A veces no sabemos cómo deberían ser nuestras acciones. A medida que avanzamos en la vida, cada día nos surgen nuevas ideas e inspiraciones para encontrar un mejor equilibrio entre la urgencia y los ritmos lentos de un cambio duradero. Quizás no comprendamos plenamente todo lo que está sucediendo, quizás no entendamos los caminos de Dios, pero estamos llamados a confiar y a seguir con acciones concretas y sostenidas, siguiendo el ejemplo de Cristo, redentor de todo el Cosmos (cf. Rom 8:25 ).

Pongámonos, pues, en acción, movidos por la esperanza que, como decía San Agustín, tiene dos hijas: la indignación y la valentía. Ojalá, la celebración de este Tiempo de la Creación nos impulse a indignarnos ante el clamor de la Tierra y el clamor de los pobres y tengamos la valentía de cambiar nuestras actitudes y nuestro estilo de vida y de promover juntos el cambio de las estructuras del mal que tienen secuestrado a nuestro mundo, para liberarlo. Con la firme confianza de que Dios está con nosotros, en los esfuerzos por responder a los desafíos del mundo en el que vivimos (cf. Rom 8:23).

lunes, 22 de julio de 2024

Salir y sanar el caos permanente

Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe. 

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz. Carta Nº 246 – 21 julio 2024 

El bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día. No es posible conformarse con lo que ya se ha conseguido en el pasado e instalarse, y disfrutarlo como si esa situación nos llevara a desconocer que todavía muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos”. Papa Francisco, Fratelli Tutti no.11

El caos, entendido como un desorden o confusión extremos que se presenta en muchos momentos de la historia de los pueblos, obliga a que surjan personas, grupos, movimientos, organizaciones que intenten pararlo, cambiarlo, superarlo porque de continuar, atenta a la vida de las personas, familias, ciudades y países.

Cada día nos encontramos con acontecimientos que nos impactan, asustan, preocupan y abruman. Novedades en todos los campos del acontecer nacional: económico, social, político, ecológico, religioso… Vivimos, desde hace varios años, en un caos permanente y creciente.

En Ecuador, las instituciones estatales están sumidas en un caos intenso y sostenido, manifestado en la degradación de la política, la confrontación entre los poderes del Estado, la persistente inseguridad y violencia, y la corrupción e impunidad crecientes en el ámbito público y privado. La contratación pública opaca, el endeudamiento externo creciente, la subida de precios sin crecimiento económico, el tráfico y la incautación de drogas, y el aumento de bandas narcodelictivas agravan la situación. Jueces y miembros corruptos del Consejo de la Judicatura, disputas entre el CPCCS y la Fiscalía, fraudes procesales, tráfico de influencias, obstrucción de la justicia, abusos sindicales y violencia sexual en diversos entornos son problemas recurrentes. Además, la falta de empleo, la migración de más de 100,000 ecuatorianos al año, hospitales sin medicinas, carreteras en mal estado, educación deficiente y miles de jóvenes sin acceso a la universidad reflejan una crisis generalizada.

El caos a todo nivel es un cáncer agresivísimo que carcome el tejido social, una metástasis que contamina todo y a todos, por donde empujas sale pus. Lo peor es que nos hemos acostumbrado y perdido la capacidad de reaccionar e indignarnos y de generar las estrategias, ideas, motivaciones y acciones para cambiar y salir de este gigantesco desbarajuste. Nos quejamos, sufrimos en silencio y aguantamos a regañadientes, observando lo malo desde lejos. Aceptamos la desgraciada situación y nos resignamos a soportarla, convencidos de que no se puede hacer nada. Permitimos que aquellos con poder, influencia y dinero hagan lo que les plazca. El caos se vuelve permanente, sistemático y sostenido en el tiempo.

Esta realidad es inaceptable, especialmente si somos cristianos. Somos personas inteligentes, con capacidad de analizar y crear alternativas, con estudios para delinear cambios, con experiencia, con sueños de días mejores para todos. Este caos tiene que parar. Debemos poner fin a este desangre nacional, levantar la voz para decir ¡ya basta!. Ponernos de acuerdo para caminar juntos, cediendo posturas, tendiendo puentes, mirando el bien común, el bien de todos. ¿Dónde estamos los cristianos?. ¿Dónde los verdaderos samaritanos?. ¿Dónde las personas con principios y valores?. ¿Dónde los movimientos y organizaciones populares?. Si queremos parar el caos y que haya paz, debemos sembrar justicia, pero la justicia se construye con personas valientes que viven para los demás, por el bien común, y encuentran los caminos y alternativas viables para salir del caos. Necesitamos vivir la fraternidad y la solidaridad en todas sus expresiones para sanar al Ecuador. Es una lucha cotidiana y permanente. #ComuniquemosEsperanza

("Con los ojos fijos en El, en la realidad y la fe" es una publicación de la Comisión ecuatoriana Justicia y Paz, resultado de reuniones periódicas de los miembros de la Comisión para analizar, reflexionar y proponer alternativas, a través de estas cartas).

Articulo original: http://www.justiciaypaz.org.ec/2024/07/carta-no-246-salir-y-sanar-el-caos.html

Para contactar: cjusticiaypaz@gmail.com y justicia_ypaz@yahoo.com

PARA LA REFLEXIÓN Y LA PRAXIS:

  • ¿De qué nos habla esta Carta 246?. ¿Qué paralelismos de esto que denuncia hallamos en España?.
  • ¿Qué actitudes nos invita a adoptar esta carta para enfrentar esos problemas?.
  • ¿De qué maneras trabajarlas y ponernos de acuerdo para llevar a buscar solución para esos problemas?.
  • ¿Cuál podría ser el compromiso efectivo de las organizaciones eclesiales en relación con estas situaciones?.

sábado, 20 de julio de 2024

Hay que parar la guerra

Desde muchos ángulos, desde muchas perspectivas, en las conciencias de todo el pueblo llano y sencillo hay un CLAMOR unánime: ¡HAY QUE PARAR LA GUERRA!.

Ni TERRORISMO ni GENOCIDIO. https://www.youtube.com/@Hayquepararlaguerra

Entrar en pararalaguerra.es y firmar el MANIFIESTO.

jueves, 18 de julio de 2024

Descanso renovador

16 Tiempo ordinario – B
(Marcos 6,30-34)
Evangelio del 21 / Jul / 2024
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xvi-domingo-del-tiempo-ordinario-2/?occurrence=2024-07-21&nskip=38254

Es gozoso para un creyente encontrarse con un Jesús que sabe comprender las necesidades más hondas del ser humano. Por eso se nos llena el alma de alegría al escuchar la invitación que dirige a sus discípulos: «Venid a un sitio tranquilo a descansar un poco».

Los hombres necesitamos «hacer fiesta». Y quizá hoy más que nunca. Sometidos a un ritmo de trabajo inflexible, esclavos de ocupaciones y tareas a veces agotadoras, necesitamos ese descanso que nos ayude a liberarnos de la tensión, el desgaste y la fatiga acumulada a lo largo de los días.

El hombre contemporáneo ha terminado con frecuencia por ser un esclavo de la productividad. Tanto en los países socialistas como en los capitalistas, el valor de la vida se ha reducido en la práctica a producción, eficacia y rendimiento laboral. Según H. Cox, el hombre actual «ha comprado la prosperidad al precio de un vertiginoso empobrecimiento en sus elementos vitales». Lo cierto es que todos corremos el riesgo de olvidar el valor último de la vida para ahogarnos en el activismo, el trabajo y la producción.

La sociedad industrial nos ha hecho más laboriosos, mejor organizados, más eficaces, pero, mientras tanto, son muchos los que tienen la impresión de que la vida se les escapa tristemente de entre las manos. Por eso el descanso no puede ser solo la «pausa» necesaria para reponer nuestras energías agotadas o la «válvula de escape» que nos libera de las tensiones acumuladas, para volver con nuevas fuerzas al trabajo de siempre.

El descanso nos tendría que ayudar a regenerar todo nuestro ser descubriéndonos dimensiones nuevas de nuestra existencia. La fiesta nos ha de recordar que la vida no es solo esfuerzo y trabajo agotador. El ser humano está hecho también para disfrutar, para jugar, para gozar de la amistad, para orar, para agradecer, para adorar… No hemos de olvidar que, por encima de luchas y rivalidades, todos estamos llamados ya desde ahora a disfrutar como hermanos de una fiesta que un día será definitiva.

Tenemos que aprender a «hacer vacaciones» de otra manera. No se trata de obsesionarnos con «pasarlo bien» a toda costa, sino de saber disfrutar con sencillez y agradecimiento de los amigos, la familia, la naturaleza, el silencio, el juego, la música, el amor, la belleza, la convivencia. No se trata de vaciarnos en la superficialidad de unos días vividos de manera alocada, sino de recuperar la armonía interior, cuidar más las raíces de nuestra vida, encontrarnos con nosotros mismos, disfrutar de la amistad y el amor de las personas, «gozar de Dios» a través de la creación entera.

Y no olvidemos algo importante. Solo tenemos derecho al descanso y la fiesta si nos cansamos diariamente en el esfuerzo por construir una sociedad más humana y feliz para todos.


José Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/16-tiempo-ordinario-b-marcos-630-34-2/

martes, 16 de julio de 2024

Una ventana a la esperanza

Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe. 

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz. Carta Nº 245 – 14 julio 2024 

"La sociedad puede reprimir eficazmente el crimen sin quitar definitivamente al que lo cometió la posibilidad de redimirse.  Siempre, en toda condena, debe haber una ventana a la esperanza”. (Papa Francisco, agosto 2022).

domingo, 14 de julio de 2024

Resumen del "III ENCUENTRO sobre CAMBIO CLIMÁTICO", 25-V-2024

PEQUEÑAS COSAS, HECHAS POR MUCHOS, SON GRANDES COSAS.

Lo que ya hacemos o podemos hacer:

  1. -Componer y vivir en cada familia y en nuestras entidades eclesiales un "código medioambiental".
  2. -Consumir sólo lo necesario: agua, recogerla al cepillar los dientes, o en la ducha mientras llega la caliente; reutilizar la de la lavadora o del lavado de verduras…electricidad, apagar luces, desenchufar lo que no está en uso.
  3. -Separar las basuras.

jueves, 11 de julio de 2024

¿Sin apoyo social?

15 Tiempo ordinario – B
(Marcos 6,7-13)
Evangelio del 14 / Jul / 2024
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xv-domingo-del-tiempo-ordinario-2/?occurrence=2024-07-14&nskip=38240

¿Cómo podría la Iglesia recuperar su prestigio social y ejercer de nuevo aquella influencia que tuvo en nuestra sociedad hace solamente algunos años?. Sin confesarlo quizá en voz alta, son bastantes los que añoran aquellos tiempos en que la Iglesia podía anunciar su mensaje desde plataformas privilegiadas que contaban con el apoyo del poder político.

lunes, 8 de julio de 2024

¿Cambiar todo sin cambiar nada?

Con los ojos fijos en Él, en la realidad y la fe. 

Comisión ecuatoriana Justicia y Paz. Carta Nº 244 – 7 julio 2024 

“Experimentamos también resistencias a los cambios que necesitamos y que anhelamos, resistencias que son profundas, enraizadas, que van más allá de nuestras fuerzas y decisiones. Esto es lo que la Doctrina social de la Iglesia llamó “estructuras de pecado”, que estamos llamados también nosotros a convertir y que no podemos ignorar a la hora de pensar el modo de accionar. El cambio personal es necesario, pero es imprescindible también ajustar nuestros modelos socioeconómicos para que tengan rostro humano, porque tantos modelos lo han perdido”. Papa Francisco.

viernes, 5 de julio de 2024

Cuidar el trabajo, cuidar la vida

La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) exige a la patronal sanitaria privada un convenio digno para su personal El movimiento obrero cristiano pide más salario para evitar la precariedad laboral.

La Asamblea Diocesana de la HOAC de Canarias, celebrada el pasado sábado, apoya las reivindicaciones de los 15.000 trabajadores y trabajadoras de las clínicas y hospitales privados de la provincia de Las Palmas, cuyos representantes llevan seis meses reclamando la negociación de un nuevo convenio colectivo digno.

jueves, 4 de julio de 2024

Aprender a vivir de Jesús

14 Tiempo ordinario – B
(Marcos 6,1-6)
Evangelio del 7 / Jul / 2024
Lecturas: https://www.ciudadredonda.org/events/lecturas-del-xiv-domingo-del-tiempo-ordinario-2/?occurrence=2024-07-07&nskip=38226

La vida de un cristiano comienza a cambiar el día en que descubre que Jesús es alguien que le puede enseñar a vivir.