LA INJUSTICIA ES UN
VIRUS QUE ESTA EXTERMINANDO A LOS EMPOBRECIDOS DEL MUNDO, INCREMENTADA POR EL
COVID-19.
Un
informe dice que unas 12.000 personas mueren al día de hambre a consecuencia del Covid-19.
LA
PANDEMIA DEL VIRUS Y LA POBREZA.
¿Para
qué tenemos que ir a buscar a marte restos de vida, si tenemos millones
de personas y otros seres vivos muriendo de hambre en la Tierra, tanto por una
economía injusta como por el cambio climático, generado por ella?.
Los
más afectados por el Covid-19 son los más empobrecidos como sucedió siempre con
otras epidemias como la tuberculosis, el paludismo, el cólera, el sarampión…
Las
condiciones de vida adversas que soportan los empobrecidos son las que en
definitiva hacen imposible la vida. El virus las está haciendo todavía más
adversas para los pobres porque está empeorando su economía, generando
estructuralmente empobrecidos vulnerables en serie. Un pobre de cualquier país
africano, que lo obligan a confinarse en casa y no puede salir a trabajar, ese
día no come.
Desde
que empezó la pandemia, los empobrecidos del Tercer Mundo han tenido que optar
entre salir a buscar algo de comer y contagiarse, o morir de hambre, hacinados
en sus chabolas de hojalata. Un informe de Oxfam dice que unas 12.000 personas
pueden morir al día de hambre a consecuencia
del Covid-19. Para los empobrecidos, la pandemia del virus vino a sumarse a la
pandemia del hambre, acentuando ésta aun más, hasta el punto de que los
pronósticos de los más entendidos apuntan a que la actual crisis del
coronavirus hundirá a unos 100 millones de personas, además de las que ya hay,
en la pobreza extrema.
HAMBRE
Y ENFERMEDADES.Para los más empobrecidos el HAMBRE y las ENFERMEDADES, van
siempre juntas. De los 54 países que forman África, salvo dos o tres, todos los
demás llevan emparejadas ambas cosas. Luchar contra las enfermedades sin luchar
contra el hambre es un fracaso, porque un organismo desnutrido sucumbe ante la
enfermedad. La pobreza persistente provoca enfermedades del cuerpo y del alma,
y arruina la vida porque multiplica la miseria y aleja la esperanza.
Por
eso, hay que luchar ante todo contra las causas del hambre y contra las injusticias que la causan, sobre
todo mejorando mucho las relaciones Norte-Sur. Llevamos años proclamando y
reclamando “hambre 0”, pero después de haber mejorado, llevamos tres años
alejándonos cada vez más de ese objetivo, pues aumentan a la vez la pobreza y
la desigualdad, y a partir de la pandemia aun más. Estamos en un sistema
económico del neoliberalismo que mata, tanto a los humanos como al planeta.
¿Qué fuimos a buscar a la luna y ahora qué tenemos que ir a buscar a Marte, si
tenemos millones de personas muertas de hambre y de enfermedades curables en la
Tierra?. ¿Para qué son 25.000 millones de dólares que aprueba EE.UU. para la NASA?.
HIPERCAPITALISMO
DIGITAL.
La última andanada del neoliberalismo capitalista es
un hiper-capitalismo digital galopante y acelerado, desarrollado en muy poco
tiempo, que acumula un poder económico nunca visto en la historia, cuya
capacidad supera a la de numerosos Estados. Veamos dos ejemplos:
Elon Musk
que se ha convertido en la persona más rica del mundo, pues desde marzo de 2020, en tan poco tiempo, ha
agregado a su fortuna 165.000 millones de dólares, la cual se eleva ahora a189.700 millones, y su empresa,
Tesla, que fabrica coches eléctricos, ya supera los 800.000 millones de
dólares. El ejemplo siguiente lo tenemos en Jeff Bezos
de Amazon, cuya patrimonio neto es de 185.000 millones de dólares, muchos de
los cuales los generó en plena pandemia vírica. (Fuente: FORBES, enero de
2021).
ADICTOS Y
SUPERCONTROLADOS.Esto es un nuevo totalitarismo que cada vez acumula más poder
en menos manos, que nos conduce a todos
a tenernos más y más controlados, y a millones de personas a más pobreza.
Es un capitalismo de vigilancia, que reclama continuamente nuestra atención
con técnicas de persuasión que nos convierten en sus adictos.
Google lo sabe
todo de los que manejamos las redes de comunicación, se queda con todos los
datos de nuestras búsquedas para alimentar la inteligencia artificial y hacer predicciones. Sin nosotros enterarnos,
en secreto, extraen nuestros datos para venderlos. Nos vamos a la cama con el
móvil o nos enfrascamos en el ordenador, y por ahí entran en nuestra casa Google, Apple,
Amazon o Facebook y cientos de compañías que no conocemos. Da igual que les
cierres la puerta de tu casa porque ya están dentro y conocen nuestros gustos,
pero no quieren que nosotros sepamos que ellos los conocen y que nosotros sí
estemos convencidos de que tenemos el control de lo que queremos o no queremos.
Saben por dónde andamos, a dónde vamos, qué amistades tenemos… Cualquier cosa
que publicamos en las redes sociales la desmenuzan hasta el punto de descubrir incluso
nuestro estado emocional.
La inteligencia
artificial de Facebook examina billones de datos cada día y es capaz de
producir seis millones de predicciones por segundo. Esos datos los cogen sin
nosotros enterarnos. Cada vez que utilizamos las redes sociales estamos
alimentando un sistema que aumenta su poder y mina nuestras democracias e
incrementa la desigualdad. La manipulación es tan grande que nuestras fotos de
Facebook pueden servir para encarcelar a gente inocente en una campaña genocida
contra una minoría religiosa. Estamos ante un desafío político y legal. Nos
están robando una parte cada vez más grande de nuestras vidas sin nuestro
permiso.
¿Es peligroso este
capitalismo de vigilancia cada vez más global?. Una reciente encuesta en EE.UU.
manifiesta que el 81 % considera que los riesgos del control masivo de la
información exceden a los beneficios, y el 84 % no confían en que las compañías
que poseen las redes sociales arreglen los problemas que han creado. Tenemos
que parar esto. (Para más información ver entrevista a Shoshana Zuboff en
XLSemanal nº 1734 del 23 de enero de 2021).
Ya hace muchos años que se dice que “quien tiene
la información tiene el poder”. Este nuevo poder económico-digital está
generando cada vez mayor desigualdad y asimetría en el mundo, aumentando
enormemente la riqueza de unos pocos, y aumentando la pobreza de millones.
CONSECUENCIAS.Frente
a estos emporios, está la espantosa vergüenza de terminar 2020 con casi 80
millones de personas que han tenido que abandonar sus hogares en todo el mundo,
muchas de las cuales viven la miseria en los campos de refugiados de África en:
- Dadaab, con 300.000 refugiados en Kenia.
- Dollo Ado con 213.00 refugiados entre Etiopía y Somalia
- Kakuma con 179.000 refugiados también en Kenia
- Yida con 70.000 refugiados en Sudán del Sur.
Tenemos además:
- Cox's Bazar en Bangladés
con 860.000 refugiados.
- Zaatari, con 80.000 sirios
en el desierto de Jordania.
Estos seis campos suman en
total 1.702.000 personas viviendo de forma indigna e inhumana, que sumadas a
otros desplazados en diversos países suman un total de 2.600.000 personas. Aquí, como a las puertas
de casa, en Moria, en la isla de Lesbos, Grecia, tenemos el mayor campo de
refugiados de Europa, concebido para unos 3000, pero alberga a cerca de 20.000,
de los cuales, casi 7000, son niños. La mayoría son familias que viven hacinadas en tiendas de campaña muy
precarias cuando, en invierno, las temperaturas pueden llegar a los 0ºC por la
noche, y son frecuentes las peleas y agresiones de todo tipo.
Si en los países
desarrollados nos resulta tan difícil evitar los contagios del coronavirus, ¿qué
no será en estas enormes conglomeraciones de personas, hacinadas en viviendas
infrahumanas, sin servicios básicos de higiene, sin poder ni lavarse las manos?.
UN EJEMPLO CONCRETO.Acercándonos
aun más a nuestra misma casa, aquí en Gijón:
COMUNICADO DEL
COLECTIVO ALAMBIQUE DE GIJON: El pasado miércoles 17 de febrero, en el barrio
de Perchera en Gijón, según comunica la asociación ALAMBIQUE, la policía
disparó en cuatro ocasiones para reducir a un vecino con problemas económicos y
de salud mental, de 65 años, cuando iban a notificarle el desahucio de su
vivienda de alquiler.
Este hecho, es
sólo la explosión llamativa de situaciones que se están dando cotidianamente
sin ruido en nuestros barrios. Es un ejemplo más de una sociedad que fracasa
una y otra vez con las medidas que pone en marcha para intentar solucionar los
problemas de empobrecimiento, salud y precariedad que ella misma provoca en
muchas ocasiones por no poner en el centro la vida y las necesidades de las
personas.
Cada uno de esos
disparos es el ejemplo de un fracaso:
- El primero es el FRACASO
DEL SISTEMA DE SALUD que no es capaz de dar una respuesta a los problemas de
salud mental que sufría la persona, sin ir más allá de mitigar el dolor con
medicación. Sin ofrecer apoyo personal y social.
- El segundo el FRACASO
ES DE LOS SERVICIOS SOCIALES que no son capaces de detectar ni acompañar a una
persona que se encontraba ante un desahucio inminente.
- El tercer FRACASO
ES LA FALTA DEL DERECHO A UN TECHO. Una persona que no puede hacer frente al
alquiler y se ve abocada a vivir en la calle.
- Y el cuarto, el FRACASO
DE LOS RESPONSABLES POLICIALES que entienden que la única solución para
contener a un vecino es disparar cuatro tiros.
Desde el
colectivo ALAMBIQUE de lucha contra la exclusión denunciamos estos fracasos y a
sus responsables y creemos que hay una alternativa a esta sociedad fracasada.
Esa alternativa para nosotras es la comunidad, una comunidad activa que denuncia
las injusticias y la falta de acceso a los derechos sociales que sufrimos en
los barrios. Una comunidad con lazos de apoyo mutuo, con preocupación, cuidados
y atención entre los vecinos y vecinas. Una comunidad que pone en el centro la
vida y las necesidades de las personas, sabiendo que una comunidad más justa,
es una comunidad más sana.
Feliz jornada a
tod@s.- Faustino faustino.vilabrille@gmail.com