Las edades de ambos podían hacer suponer que esa nueva vivienda la podrían haber terminado de pagar antes de que ninguno de los dos llegara a los 65 años.
Con las mismas acudieron de nuevo a la entidad bancaraia (en este caso "Caja Madrid") con la intención de solicitar ya en firme el crédito necesario. Para su sorpresa esta caja de ahorros les pidió cautela y tiempo para estudiar mejor la situación argumentando que:
- Sus trabajos eran en empresas privadas: no tenían el sueldo asegurado de por vida aunque tuviesen contrato indefinido.
- Bastaría, por lo tanto, con que uno de los dos perdiera el trabajo para "no poder pagar el crédito".
Esta familia propuso incluso "vender el piso en el que vivían y con lo obtenido reducirían considerablemente el monto del crédito que necesitaban" pero la propia entidad bancaria se lo desaconsejaba pues si se diese el caso de no poder pagar las cuotas del crédito ¿dónde iban a vivir si ya no tenían a donde ir?.
Acudieron después a otra entidad bancaria que dio luz verde sin apenas peros, incluso se permitía hacer chiste de las reticencias de la caja de ahorros que desestimó conceder ese crédito. Aún así... finalmente decidieron no continuar con los trámites: les pareció mucho más realista la opinión de Caja Madrid.
En tan sólo dos años se vieron en aprietos viendo reducidos sus ingresos en más de 500 € (no existía la Reforma Laboral que hoy conocemos pero se aplicaba de facto sólo que sin decirlo públicamente ni bombo ni platillo). Ellos ahora se preguntan:
- "¿Qué hubiera sido de nosotros si la entidad bancaria con la que estábamos y seguimos estando no nos hubiera advertido de las falsas previsiones que el Gobierno de España hacía de la situación económica y del optimismo irreal de la segunda entidad bancaria?".
Como este dato concreto podrían citarse a miles y con resultados tan dramáticos como el que han protagonizado recientemente algunas personas suicidándose ante la consumación de las advertencias de "perder la vivienda" en la que habían invertido TODO y ahora sin derecho a recuperar absolutamente nada.
La vivienda es un derecho.
Lo afirman sin tapujos todas las constituciones de todas las naciones y, por supuesto, se halla específicamente recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Constitución Española:
- Artículo 25 - Declaración Universal de Derechos Humanos: "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social".
- Artículo 47 de la Constitución Española: "Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos".
- Para ampliar y ahondar en la concreción de este artículo pinchen Aquí.
¿Qué subyace
bajo estas declaraciones, que en muchísimos casos se han quedado en
simples "buenas intenciones"?. Dicho rápida y claramente:
- La persona es y debe ser el centro, el principal foco de atención, muy por encima de los posibles intereses económicos basados en el beneficio obtenido por la compra-venta de una vivienda.
- Mayor prioridad hay que evidenciar cuando la persona se halle, además, en situación de mayor necesidad o desprotección.
- Es deber de las administraciones públicas garantizar este derecho y todos aquéllos que tengan que ver con los bienes de primera necesidad.
- La vivienda es un bien de primera necesidad: es base esencial no sólo para el bienestar y cobijo de las personas sino también como garantía para poder asumir y mantener un trabajo (es prácticamente imposible mantener un trabajo sin poder disponer al mismo tiempo de un techo digno).
Más documentación eclesial al respecto que nos parece muy representativa de los elementos de reflexión que compartimos y les invitamos a conocer:
- Vivienda. Doctrina Social Cristiana.
- La vivienda es un derecho, no un negocio.
- La pastoral social busca una tierra para todos.
De esta documentación se desprende que:
- La vivienda es un derecho específico del ser humano, necesario para tener una vida digna (G.S.26).
- El desarrollo de la economía y de los avances tecnológicos deben andar parejos a la garantización de las necesidades básicas cubiertas (la vivienda entre ellas) y las administraciones públicas, los gobiernos, son o deben ser las encargadas de hacer efectivos esos derechos fundamentales (P.T.64).
- La falta de vivienda la están pagando especialmente los desheredados, las clases sociales más desfavorecidas; las inversiones públicas debieran priorizar sobre estas personas sus principales esfuerzos (O.A.11).
- El pueblo cristiano está llamado a vivir de forma efectiva su solidaridad con las familias y personas solas que sufren la escasez de vivienda accesible cuando no la imposibilidad de soñar siquiera con disfrutarla algún día (insistencia de todos los papas en estos últimos 50 años).
Así reza Gn.1,28 pero podemos traducir el término "kabash" hebreo como "dominar" -en el sentido de dominar humillantemente- como "poner el pie", "habitar o hacer habitable". Analizando este mandato en el contexto en que se halla y también en el de otros textos bíblicos en los que se recuerda esta tarea del ser humano recibida de Dios... hay que concluir en que es el de "habitar o hacer habitable" el que deberíamos haber interpretado y vivido. No es un problema bíblico, es un problema de interpretación errónea que ciertas personas que ostentan ciertos poderes e intereses económicos han querido leer para su provecho. Consultar al respecto:
Es momento ahora de pasar a la práctica y de vivir lo que realmente dice Gn.1,28, empezando por "asumir la causa de todos los sin-techo" entre los cuales ya no están unicamente quienes forman parte de las estadísticas de sinhogarismo en España desde hace décadas sino también todas aquellas familias y personas solas que por no poder pagar una hipoteca se ven obligados a sumarse al asfalto cuando el colchón de la familia ya no existe o bien sencillamente ya no puede asumir la destrucción del derecho a la vivienda.
Razón por la cual, desde "Justicia y Paz Tenerife" PEDIMOS:
Al Gobierno Español:
- Determinación para detener urgentemente todas las órdenes de desahucio actualmente en proceso de ejecución sin permitir que se lleve a cabo ni una más mientras no exista un marco legal que garantice el derecho de toda persona, máxime si es una unidad familiar con menores a cargo o personas ancianas, a una vivienda digna.
- Establecer ese marco legal con el necesario consenso entre todas las fuerzas políticas, comunidades autónomas -que ya tienen asumidas todas las competencias en materia de vivienda-, ayuntamientos y asociaciones que trabajan en garantizar el derecho a la vivienda, de manera que los intereses bancarios y de su economía especulativa deje de ser verdugo no ya sólo del bienestar de la población sino incluso de sus propias vidas (cuando la desesperación derrumba a la persona... cualquier cosa puede suceder).
- Promover en el ámbito de la Comunidad Económica Europea un debate serio y responsable sobre esta cuestión, de manera que se puedan establecer bases o criterios comunes que garanticen a toda su ciudadanía, independientemente del país de residencia, poder disfrutrar de una vivienda digna.
- Aplicar sus competencias en materia de vivienda estableciendo medidas que acaben definitivamente con el problema ya endémico de más de 500 personas sin hogar (únicamente 35 según la administración pública) sólo en la isla de Tenerife.
- Priorizar la utilización de los fondos públicos en bienes y servicios de primera necesidad, entre ellos la promoción de viviendas de protección oficial y control sobre los efectos que el desahucio está provocando también en nuestras islas.
- Tomar conciencia solidaria con quien vive, o malvive, en la calle. No por ser "sin techo" carece ya de derechos; una persona sin hogar no es un perrito que sólo necesite comer (en un comedor social) o dormir (en un albergue) sin derecho a más nada.
- Expresar abiertamente en la calle nuestra oposición ante cualquier desahucio cuyos móviles sean únicamente económicos; que una familia no pueda pagar ya más sus recibos de hipoteca porque también en su momento se les negó el derecho al trabajo remunerado -y por más que buscan no lo hallan- y pierda también el techo que les cobija no puede parecernos algo inevitable.
- Unir voces y esfuerzos entre grupos y entidades que compartamos la lucha por los Derechos Humanos más elementales, en el marco del respeto a las personas, estableciendo conjuntamente medidas que lleven a que los poderes públicos y financieros reconsideren tanto su actual pasividad e inoperancia en unos y, en otros, el excesivo celo en defender sus intereses económicos en detrimento de la dignidad de las personas.
- Apoyar iniciativas de economía solidaria, banca ética,... de manera que puedan resultar una seria alternativa al sistema financiero imperante que fuerce de algún modo al abandono paulatino de la economía especulativa y pueda abrirse paso la economía productiva: aquélla que es realmente capaz de generar riqueza, no de jugar con ella.
- Toda persona, toda familia, forma parte de un barrio, de una parroquia,... Las AA.VV., las parroquias, toda la comunidad cristiana,... están llamados a vivir solidariamente con quien está en riesgo de perder su vivienda por falta de pago (se han dado casos sangrantes de familias enteras que han sido embargadas por tan sólo 30.000 € perdiendo no sólo su hogar sino también todo el capital que habían abonado ya y del que no se les devolvió ni un céntimo -todo de manera "legal", por supuesto-).
Una sencilla reflexión.
Si todos somos hijos de Dios, todos somos hermanos. Si entendemos que el que está en la calle o es botado a su suerte en ella... es nuestro hermano... no podemos quedarnos impasibles ni resignados.
No importa si quienes claman justicia contra las leyes injustas del capitalismo puedan hacerlo con unos intereses u otros, lo importante es que "están defendiendo algo justo: denuncian la injusticia, promueven la defensa de quienes sufren el desahucio y están llamando claramente a las conciencias de TODOS".
No es posible la neutralidad, hay que tomar partido y el nuestro es el que el Maestro nos enseñó por aquellos caminos de Galilea: siempre al lado del excluído, del perseguido. Ser cristiano es hacer vida nuestra adhesión a Jesús de Nazaret, hasta las últimas consecuencias.
Y unos últimos apuntes:
No hay comentarios:
Publicar un comentario