"Testigos de la fe para organizar el mundo obrero"
- Fernando Carlos Díaz Abajo.
- Jornadas de Pastoral Obrera
2012
(Pastoral
Obrera).- Bajo el lema "Testigos de la Fe para evangelizar el mundo
obrero" se han celebrado, en Ávila, los días 17 y 18 de noviembre, las
decimoctavas Jornadas Generales de Pastoral Obrera, que organiza el
Departamento de Pastoral Obrera de la CEAS, presidido por monseñor Antonio
Algora Hernando, Obispo prior de Ciudad Real, con asistencia de
delegaciones y secretariados diocesanos de pastoral obrera de 40 diócesis, y
participación de los Movimientos Apostólicos Obreros.
En el
contexto de la celebración del Año de la Fe, de la conmemoración del 50
aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y en el vigésimo
aniversario de la publicación del Catecismo, fruto del Concilio, hemos querido sentirnos,
una vez más, interpelados por la vida del mundo obrero y del trabajo, y
preguntarnos cómo ser testigos de la fe para evangelizar el mundo obrero en las
actuales circunstancias.
Como mujeres
y hombres trabajadores, somos portadores nosotros mismos del dolor y el
sufrimiento del mundo del trabajo: el desempleo creciente, la precariedad,
las cambiantes condiciones de trabajo, el miedo y la incertidumbre, las
condiciones de vida de las familias obreras, cada vez más difíciles; los desahucios
que afectan a las familias más empobrecidas, víctimas de la crisis.
Como
cristianos, miembros de la Iglesia, somos conscientes de cómo todo ello
afecta a la propia vida familiar, y cómo dificulta la propia vivencia de la fe
y su transmisión. La vida familiar es el primer lugar en el cual el
Evangelio se encuentra con la vida ordinaria y muestra su capacidad de
transfigurar las condiciones fundamentales de la existencia en el horizonte del
amor.
Ponemos de
manifiesto con nuestros obispos que "la situación de crisis genera en
muchas personas sentimientos de malestar y de desencanto, de irritación y
de rechazo ante unas instituciones sociales y políticas que, aun disponiendo de
tantos medios económicos y técnicos, no han sido capaces de ordenar la vida en
común de un modo verdaderamente justo y humano. Los jóvenes sufren de un
modo muy intenso los efectos de la crisis y se ven afectados por la falta
de trabajo en porcentajes difíciles de soportar. Es éste uno de los aspectos
más dolorosos y preocupantes de la actual situación."(Ante la crisis,
solidaridad. Declaración de la Comisión Permanente de la CEE).
Nosotros confiamos
en la inspiración y en la fuerza del Espíritu, que nos enseñará lo que
debemos decir y lo que debemos hacer, aun en las circunstancias más difíciles.
Es nuestro deber, por eso, vencer el miedo con la fe, el cansancio con la
esperanza, la indiferencia con el amor. Encontramos en este mundo obrero y
del trabajo una invitación del Resucitado a ser testigos de su nombre.
Junto al
mismo Cristo, el otro signo de autenticidad de la nueva evangelización tiene
el rostro de los empobrecidos. Por eso percibimos las llamadas urgentes que
surgen a la luz del Evangelio en nuestro mundo: liberar el trabajo de aquellas
condiciones que no pocas veces lo transforman en un peso insoportable con una
perspectiva incierta, amenazada a menudo por el desempleo, especialmente entre
los jóvenes; poner a la persona humana en el centro del desarrollo económico; y
pensar este mismo desarrollo como una ocasión de crecimiento de la humanidad en
justicia y unidad. El hombre, a través del trabajo con el que transforma el
mundo, está llamado también a salvaguardar el rostro que Dios ha querido dar a
su creación.
En esta
situación, como Iglesia nos sentimos convocados a renovar nuestra presencia
íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia llamados a
seguir denunciando los mecanismos perversos de esta economía que impiden que
esté al servicio de las personas y su dignidad. Nos sentimos llamados a
testimoniar la fe en Jesucristo, único Señor, y a vivir la vida personal,
familiar y comunitaria desde la fe en Jesucristo, que nos llama a poner en el
centro de la vida las necesidades de los más pobres.
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