sábado, 21 de septiembre de 2024

Paz para cada uno, paz para el mundo entero

Cada 21 de septiembre se celebra el "Día Internacional de la paz", siempre con la finalidad de llevarnos a reflexionar sobre la necesidad urgente de transformar todos los escenarios de violencia y convertirlos en espacios de paz, empezando por generar armonía cada cual consigo mismo, en el entorno familiar, social, medioambiental e institucional, nacional e internacional.

Escenarios de violencia.

Son tantos como ejemplos o muestras de violencia que podamos hallar en cualquier lugar o momento.

Mencionamos tan sólo algunos con la intención de resaltar lo que esas violencias suponen para la humanidad y, por lo tanto, nos sirvan para tomar consciencia de sus causas, consecuencias y nos lleven a pensar en cómo erradicarlas o al menos reducir sus impactos.

Conflictos bélicos.

El 2024 empezó con guerras que ya llevaban años encendidas. Las más conocidas son las de Ukrania, Gaza, Sudán,Yemén,… pero no las únicas: habría que mencionar 20 más.

Según Crisis Group esta violencia extrema generadora de muchas más violencias rompió la tendencia a la baja desde 2012, año en que se disparó tanto el aumento de escenarios bélicos como su virulencia y efectos destructivos tanto para el ser humano como para el medio natural a corto, medio y largo plazo.

El interés de lucro a través del comercio de armas y el afán expansionista, de dominio y control de las potencias mundiales, que lideran desde hace tiempo la mayor producción de armas con las que se mata el resto de la humanidad, están en la base de este aumento belicista en el mundo.

Violencia doméstica y de género.

Según datos del INE, estas violencias han crecido con fuerza desde el año 2020, más de 45.000 víctimas en España en el año 2023.

En el mundo, según informe de la ONU, 1 de cada 3 mujeres está sufriendo violencia doméstica. La violencia de género es quien se lleva el grueso de los datos.

En España “violencia de género” sólo alude a la ejercida sobre la mujer por parte del varón pero en el resto del mundo esa violencia incluye también al varón: no hace distinción entre varón o mujer aunque ella sea con mucho la víctima más agredida.

Las causas de esta violencia son muy variadas: patrones culturales, estereotipos que se mantienen férreamente únicamente por tradición, económicas, psicológicas (pensar que la pareja es una propiedad, complejos de superioridad/inferioridad,…), etc…

Otras violencias y violencia estructural.

Dentro de la tipología de violencias se podrían citar muchas.

De entre ellas se habla muy poco de la violencia estructural pero ello no significa que sea casi inexistente o de poca trascendencia, más bien es al revés. Está, además, en la base de todas las violencias que observamos a simple vista.

Nuestro sistema económico forma parte esencial de los agentes principales que la generan. La premisa del “conseguir el máximo de beneficio con el mínimo de inversión y a costa de lo que sea y de quien sea” es exactamente el mismo principio que subyace en la “ley de la selva” y que lleva al “darwinismo social”, a la competencia excluyente, a la exclusión del otro y a la “cultura del descarte” cuando ya ciertos colectivos y personas dejan de ser “rentables” para este sistema.

El Papa Francisco habla de ella como “una cultura de exclusión a todo aquel y aquello que no esté en capacidad de producir según los términos que el liberalismo económico exagerado ha instaurado”, y que excluye “desde las cosas y los animales, a los seres humanos, e incluso al mismo Dios”.

Frente a la violencia, cultura de paz.

Los Papas (Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco) han publicado cada año unMensaje para la paz desde 1968 hasta la actualidad cada 1º de enero y en estos mensajes se nos habla de diferentes claves para construir la paz: promover los Derechos Humanos, combatir la pobreza, educar en valores y vivirlos (perdón, reconciliación, justicia, verdad, libertad, solidaridad,fraternidad, no-violencia,diálogo,…), libertad religiosa, cultura del cuidado, diálogo de civilizaciones, buena política,…

Para ello nos proponen:

  1. potenciar y fortalecer la familia como primera escuela, fundamento de la sociedad;
  2. resaltar el valor del trabajo educativo en la familia pero también en el medio docente: educación para la paz;
  3. participación ciudadana en aquellas plataformas sociales o políticas que apuesten por el Bien Común y cuidado de la Casa Común. 

Familia, Escuela y la Comunidad, llamadas a entenderse y trabajar en equipo.

Los niños y niñas y jóvenes no son el futuro, son ya el presente de nuestro mundo, ellos pueden ser y ya son agentes de cambio capaces de idear el mundo que quieren y las bases sobre las cuales edificarlo.

Padres y madres y demás adultos que forman la familia necesitan:

1.    Trabajar pues en perfecta sincronía con los docentes,

2.    participar en la vida de los centros escolares

3.    al mismo tiempo que son tenidos en cuenta también en lo referente a la formación integral de los niños y niñas y jóvenes

4.    de manera que se produzca un verdadero diálogo entre ambos entes, familia y escuela,

5.    se establezcan criterios comunes de actuación y sean respetados por ambas partes.

Una y otra (familia y escuela) necesitan contar también con organismos e instituciones comunitarias que también de alguna manera incidan en el desarrollo y formación integral de la infancia y juventud: parroquias, entidades que puedan ofrecer espacios de compromiso y participación juvenil, etc…

Todos con la mira puesta en vivir los principios básicos que lleven a vivir la paz y erradicar las causas que lleven a cualquier forma de violencia.


Santi Catalán
santi257@gmail.com

 

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