Solidaridad desbocada.
La riada de agua ha traído consigo una riada de solidaridad que también ha desbordado Valencia. Miles de voluntarios con cubos, botas de agua, palas y fregonas se movilizaron desde un primer momento, poniendo incluso en dificultades los desplazamientos de los equipos de emergencia oficiales y la entrada de maquinaria pesada en los pueblos afectados.
Junto a este movimiento civil, miles de toneladas de
alimentos y productos continúan llegando a Valencia desde toda
España. La Generalitat empezó con un centro logístico para canalizar toda esta
ayuda pero ahora ya son 13. Todo el operativo está coordinado
por la comunidad autónoma, la Diputación de Valencia, Emergencias, Protección
Civil, Policía Nacional y Guardia Civil.
Las ONGs ponen en gran valor a este movimiento solidario. Raquel
Checa, responsable del programa Desigualdad Cero de Oxfam
Intermón, destaca sobre todo "la lección que están dando los
jóvenes". Sin embargo, subraya que la respuesta a esta
"crisis climática" ha de venir, sobre todo, del estado, y
subraya que "esto no es un sprint, sino una carrera de fondo". Checa
cuenta, además, que las necesidades en una emergencia como esta van
cambiando cada día y aconseja canalizar las ayudas "hacia
donaciones económicas a organizaciones de la confianza de cada uno".
(Fuente: "Las 10 lecciones que deja la catástrofe").
El Principio de Solidaridad según la D.S.I.
El
principio de Solidaridad promueve la colaboración, interacción y
servicio que partiendo de los valores evangélicos contribuye al crecimiento,
progreso y desarrollo de todos los seres humanos. Esta doctrina señala que tal
solidaridad es necesaria especialmente para con los más necesitados sean países
o personas.
“El pueblo salva al pueblo”, ésa es la conclusión a la que están llegando muchos
tras ver los hechos y actitudes de todos los agentes relacionados con la DANA
sufrida en Valencia y otros lugares de la geografía española.
No ha
sido el Gobierno Central con Pedro Sánchez a la cabeza un buen ejemplo; recordemos que
en la isla de La Palma aún llevan esperando multitud de familias la llegada de
sus promesas que, por supuesto, siguen incumplidas; no fue él quien diera el primer paso,
tampoco lo fue el Gobierno Autónomo Valenciano ni los bancos,… ha sido la gente
de a pie, han sido entidades sociales como CÁRITAS y muchas otras ONGs, también
algunos partidos políticos extraparlamentarios, etc… los que dieron los
primeros pasos y además inmediatos.
Éstos, los
menos poderosos, han sido y están siendo los que más sentido de la SOLIDARIDAD están
demostrando:
- Colaboran unos con otros, no han ido allí a competir ni a ver quién aporta más.
- Interactúan entre sí y con las personas afectadas: dialogan, se escuchan y luego actúan.
- Realizan un verdadero servicio, sin buscar réditos de ningún tipo, ningún beneficio personal, sólo ayudar aportando incluso sus propios medios para poder llevar a cabo ese servicio.
- Se han enfocado en los más necesitados.
Han cumplido y están cumpliendo a la perfección con las características del Principio de Solidaridad.
Más allá de la DANA.
El
ejemplo de estos miles de voluntarios nos anima a pensar en cómo reactivar este
principio y gran valor social que no tiene porqué ceñirse a situaciones como el
provocado por la DANA.
Hablemos
de los impuestos tan necesarios como son para garantizar que todo aquello que
es común para toda la ciudadanía funcione. Muchos se quejan de ellos porque
piensan que no se traducen luego en la calidad de los servicios que se pagan
con ese dinero; la ciudadanía tiene derecho a saber a qué se dedica cada
céntimo que se paga al Estado, por lo tanto hagamos uso de este derecho. Pagar
los impuestos sin buscar evadirse de ellos es solidaridad.
Hablemos
de entidades sociales (CÁRITAS, Manos Unidas, etc…) que dedican recursos humanos
y materiales a atender las necesidades sociales más urgentes y necesarias de miles
de familias, personas que necesitan de su ayuda para poder dar sus primeros
pasos para salir de la pobreza e incluso miseria y exclusión social. Apoyarles
con nuestros donativos que, por cierto, desgravan en la Declaración de la
RENTA, es vivir la solidaridad.
Hablemos
de nuestros barrios y pueblos que parecen abandonados a su suerte. ¿Hay
Asociación de Vecinos?, si la hay… hagamos uso de ella, reunámonos, miremos las
necesidades de nuestro núcleo urbano y las maneras de lograr superarlas,
hagamos piña unos con otros. Y si no hay tal Asociación de Vecinos… ¡pongámosla
en marcha!. Eso sería también vivir la solidaridad.
Hablemos de nuestros familiares, amigos y vecinos más cercanos. ¿Cómo están?, ¿cómo hacer para que no pasen necesidad y puedan salir de cualesquiera de los problemas en que se encuentran? (no en plan de resolverles sin más sino de ayudarles a que ellos mismos lo hagan aunque necesiten también de nuestro apoyo. Eso es solidaridad.
Y no nos olvidemos de los recién llegados: tantos hermanos nuestros que tuvieron que dejar sus casas, sus tierras, sus países de origen... no por turismo ni por gusto,... sino porque entre guerras y desastres naturales, hambrunas y demás... se ha hecho imposible para ellos su vida allá. Si estuviéramos en su piel ¿no haríamos como ellos?. También ellos necesitan de nuestra solidaridad.
Santi Catalán
santi257@gmail.com
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