viernes, 22 de noviembre de 2024

Lecciones de Solidaridad

Solidaridad desbocada.

La riada de agua ha traído consigo una riada de solidaridad que también ha desbordado Valencia. Miles de voluntarios con cubos, botas de agua, palas y fregonas se movilizaron desde un primer momento, poniendo incluso en dificultades los desplazamientos de los equipos de emergencia oficiales y la entrada de maquinaria pesada en los pueblos afectados. 

Junto a este movimiento civil, miles de toneladas de alimentos y productos continúan llegando a Valencia desde toda España. La Generalitat empezó con un centro logístico para canalizar toda esta ayuda pero ahora ya son 13. Todo el operativo está coordinado por la comunidad autónoma, la Diputación de Valencia, Emergencias, Protección Civil, Policía Nacional y Guardia Civil.

Las ONGs ponen en gran valor a este movimiento solidario. Raquel Checa, responsable del programa Desigualdad Cero de Oxfam Intermón, destaca sobre todo "la lección que están dando los jóvenes". Sin embargo, subraya que la respuesta a esta "crisis climática" ha de venir, sobre todo, del estado, y subraya que "esto no es un sprint, sino una carrera de fondo". Checa cuenta, además, que las necesidades en una emergencia como esta van cambiando cada día y aconseja canalizar las ayudas "hacia donaciones económicas a organizaciones de la confianza de cada uno".

(Fuente: "Las 10 lecciones que deja la catástrofe").

El Principio de Solidaridad según la D.S.I.

El principio de Solidaridad promueve la colaboración, interacción y servicio que partiendo de los valores evangélicos contribuye al crecimiento, progreso y desarrollo de todos los seres humanos. Esta doctrina señala que tal solidaridad es necesaria especialmente para con los más necesitados sean países o personas.

El pueblo salva al pueblo, ésa es la conclusión a la que están llegando muchos tras ver los hechos y actitudes de todos los agentes relacionados con la DANA sufrida en Valencia y otros lugares de la geografía española.

No ha sido el Gobierno Central con Pedro Sánchez a la cabeza un buen ejemplo; recordemos que en la isla de La Palma aún llevan esperando multitud de familias la llegada de sus promesas que, por supuesto, siguen incumplidas; no fue él quien diera el primer paso, tampoco lo fue el Gobierno Autónomo Valenciano ni los bancos,… ha sido la gente de a pie, han sido entidades sociales como CÁRITAS y muchas otras ONGs, también algunos partidos políticos extraparlamentarios, etc… los que dieron los primeros pasos y además inmediatos.

Éstos, los menos poderosos, han sido y están siendo los que más sentido de la SOLIDARIDAD están demostrando:

  1. Colaboran unos con otros, no han ido allí a competir ni a ver quién aporta más.
  2. Interactúan entre sí y con las personas afectadas: dialogan, se escuchan y luego actúan.
  3. Realizan un verdadero servicio, sin buscar réditos de ningún tipo, ningún beneficio personal, sólo ayudar aportando incluso sus propios medios para poder llevar a cabo ese servicio.
  4. Se han enfocado en los más necesitados.

Han cumplido y están cumpliendo a la perfección con las características del Principio de Solidaridad.

Más allá de la DANA.

El ejemplo de estos miles de voluntarios nos anima a pensar en cómo reactivar este principio y gran valor social que no tiene porqué ceñirse a situaciones como el provocado por la DANA.

Hablemos de los impuestos tan necesarios como son para garantizar que todo aquello que es común para toda la ciudadanía funcione. Muchos se quejan de ellos porque piensan que no se traducen luego en la calidad de los servicios que se pagan con ese dinero; la ciudadanía tiene derecho a saber a qué se dedica cada céntimo que se paga al Estado, por lo tanto hagamos uso de este derecho. Pagar los impuestos sin buscar evadirse de ellos es solidaridad.

Hablemos de entidades sociales (CÁRITAS, Manos Unidas, etc…) que dedican recursos humanos y materiales a atender las necesidades sociales más urgentes y necesarias de miles de familias, personas que necesitan de su ayuda para poder dar sus primeros pasos para salir de la pobreza e incluso miseria y exclusión social. Apoyarles con nuestros donativos que, por cierto, desgravan en la Declaración de la RENTA, es vivir la solidaridad.

Hablemos de nuestros barrios y pueblos que parecen abandonados a su suerte. ¿Hay Asociación de Vecinos?, si la hay… hagamos uso de ella, reunámonos, miremos las necesidades de nuestro núcleo urbano y las maneras de lograr superarlas, hagamos piña unos con otros. Y si no hay tal Asociación de Vecinos… ¡pongámosla en marcha!. Eso sería también vivir la solidaridad.

Hablemos de nuestros familiares, amigos y vecinos más cercanos. ¿Cómo están?, ¿cómo hacer para que no pasen necesidad y puedan salir de cualesquiera de los problemas en que se encuentran? (no en plan de resolverles sin más sino de ayudarles a que ellos mismos lo hagan aunque necesiten también de nuestro apoyo. Eso es solidaridad.

Y no nos olvidemos de los recién llegados: tantos hermanos nuestros que tuvieron que dejar sus casas, sus tierras, sus países de origen... no por turismo ni por gusto,... sino porque entre guerras y desastres naturales, hambrunas y demás... se ha hecho imposible para ellos su vida allá. Si estuviéramos en su piel ¿no haríamos como ellos?. También ellos necesitan de nuestra solidaridad.


Santi Catalán
santi257@gmail.com

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