En el Santuario de la Mare de Déu de Lluc, lugar emblemático en el que se une la belleza, el silencio y la contemplación, conscientes de la necesidad de construir un mundo en el que el miedo y la miseria no tengan lugar, nos hemos reunido para las jornadas anuales de la Comisión General de Justicia y Paz, inspiradas por el recientemente celebrado 75º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. A lo largo de dos días de intenso trabajo, cincuenta personas en ejercicio de nuestra responsabilidad ciudadana, social y eclesial hemos reflexionado y debatido acerca de la necesidad de "superar los miedos y reconectar el mundo" y construir esperanza con nuestras acciones y compromisos.
Nos
sentimos profundamente Iglesia y como personas creyentes en camino
queremos que la Iglesia sea un referente siempre creíble en materia de derechos
humanos. Creemos muy necesario dar pasos más significativos en
la consecución de la igualdad entre mujeres y hombres en
su seno y en la necesidad de acoger todas las
especificidades que se encuentran en ella, sin olvidar la diversidad
sexual. Así, ejercemos la sinodalidad y colegialidad a la que
nos invita el papa Francisco.
Nos
preocupa el desarrollo descontrolado de la inteligencia artificial,
fruto de un capitalismo que provoca desigualdad y que oprime y excluye a las
personas más vulnerables y aliena a la ciudadanía. Esta tecnología, si olvida
la centralidad y dignidad de la persona, vulnera la privacidad, la
libertad de expresión y la equidad. Necesitamos una regulación estricta
para asegurar que la inteligencia artificial se desarrolle y utilice de manera
ética y responsable. Valoramos sus efectos positivos y apostamos por la formación
de una ciudadanía crítica e informada, que sepa identificar los riesgos de
su mal uso y corregirlos.
Una de
las carencias más graves de nuestro Estado social y democrático de Derecho es
la gran dificultad que las nuevas generaciones encuentran en el acceso
a la vivienda. Nos indigna que este derecho, reconocido en la Constitución,
no inspire suficientemente la actuación de responsables políticos, jueces y
tribunales. Es necesario que la vivienda deje de ser únicamente
considerada un bien de mercado y pase a ser un derecho humano fundamental.
Hacemos un llamamiento a las administraciones para su efectivo desarrollo y a
la comunidad cristiana, a las congregaciones religiosas y al episcopado para
que pongan sus inmuebles al servicio de este derecho.
Europa
como espacio de respeto, ciudadanía y dignidad se está desvaneciendo. El sueño
de los padres fundadores de la Unión Europea corre hoy más peligro que nunca de
desvanecerse como consecuencia de los populismos, la insolidaridad y el
fantasma de la guerra. Es imprescindible que Europa vuelva a sus raíces, que
apueste de nuevo por la dignidad de su ciudadanía y de las personas que buscan
en el territorio europeo un lugar donde reconstruir su proyecto de vida. No
podemos olvidar nuestros errores pasados. Europa sólo puede ser viable
si apuesta por la paz, la justicia y los derechos humanos; y los pasos que
se están dando no van en ese sentido. Particularmente preocupante es la
deriva que se está tomando en materia de política migratoria.
Desde
Justicia y Paz denunciamos las diferentes guerras que de manera cruel e
inhumana asolan nuestro mundo hoy, la escalada de la industria de las armas y
el consecuente deterioro de las políticas públicas y sociales, así como del
entorno natural y cultural. Exigimos el cese de todas las guerras y
genocidios y apostamos de forma decisiva por la paz, basada en la
justicia.
En este
momento en el que se opta por resolver los conflictos mediante el
enfrentamiento y la polarización, en lugar del diálogo y el respeto mutuo,
hemos concretado en Mallorca el anhelo de afrontar los miedos frente al
inadecuado desarrollo de la tecnología, la falta de garantías de derechos
fundamentales como la vivienda, las políticas migratorias de Europa y la
instrumentalización de la guerra. Queremos reconectar el mundo con una
Iglesia más solidaria, sinodal y comprometida con los Derechos Humanos.
Comisión
General Justicia y Paz
Mallorca, 20 de octubre de 2024
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