Es decir, que empresas extrajeras arrebatan sus tierras a los más empobrecidos de África.
- Esta política neocolonialista ha sido impulsada por el propio Banco Mundial y sustentada a su vez por bancos privados como el Banco Islámico de Desarrollo, con sede en Arabia Saudí. India, Arabia Saudí y China son los primeros compradores de tierras del continente africano.
- Pero también Kuwait, Qatar, Bahrein y empresas de Suecia, Francia, Alemania o Reino Unido han suscrito acuerdos con Angola, Kenia, Zambia, República Democrática del Congo, Mozambique, Senegal, Mali, Sudán, Suazilandia, Botswana, Liberia, Uganda (donde una compañía británica provocó el desalojo forzoso de 20.000 personas para plantar eucaliptos y pinos), etc.
- Etiopía (82 millones de habitantes) es uno de los países que más tierras ha vendido y alquilado durante años a las transnacionales. Más de 2.500 kilómetros cuadrados de tierra fértil en la región de Gambella se han alquilado a 36 países; el propio gobierno ha obligado a 70.000 habitantes de esta región a dejar sus tierras ancestrales para venderlas a inversionistas de la India y Arabia Saudí.
- La República Democrática del Congo alquila a empresarios de la agroindustria de Sudáfrica diez millones de hectáreas por un periodo de 90 años.
Para colmo de males la Deuda Externa conjunta de los países africanos, según la Unión Africana, se eleva a más de 593.000 millones de dólares, y en consecuencia la mayoría de los países africanos tiene que dedicar más dinero a pagar deuda externa que a salud, educación o protección social, gravada además con unas tasas de intereses que se elevan al 15 %.
Por algo África alberga la esperanza de vida más baja del mundo. La pandemia ha venido a agravar aun más esta situación, por lo que los gobiernos africanos están levantando una posición común contra el pago de la deuda externa. Ya el gran estadista Thomas Sankara decía: "si no pagamos la deuda, los prestamistas no se morirán, pero si la pagamos, nosotros sí vamos a morir".
La Biblia es un libro lleno de sabiduría, pero para captarla hay que leerla atentamente desde el contexto de la realidad en que nos toca vivir. Fijémonos en este texto de Nehemías, (sobre el año 440 a. C) que parece escrito para lo que comentamos de África: "Un gran clamor se suscitó entre la gente del pueblo y sus mujeres contra sus hermanos judíos. Había quienes decían: "Nosotros tenemos que dar en prenda nuestros hijos e hijas para obtener grano con que comer y vivir". Otros decían: "Nosotros tenemos que empeñar nuestros campos, nuestra viñas y nuestras casas para conseguir grano en esta penuria". Y otros decían: "Tenemos que pedir prestado dinero a cuenta de nuestros campos y de nuestras viñas para pagar el impuesto del rey, y siendo así que tenemos la misma carne que nuestros hermanos, y que nuestros hijos son como sus hijos, y sin embargo tenemos que entregar como esclavos a nuestros hijos y a nuestras hijas; ¡hay incluso entre nuestras hijas quienes son deshonradas!. Y no podemos hacer nada, ya que nuestros campos y nuestras viñas pertenecen a otros".
Es lo mismo que pasa ahora en África, y pasaron casi 2500 años. El Evangelio del domingo pasado era el de las Bodas de Caná de Galilea: allí sobró mucho vino para todos. Lo mismo pasa hoy: sobran muchos bienes, pero están en manos de unos pocos. En aquella boda María dijo a los sirvientes, refiriéndose a Jesús: "Haced lo que El os diga". Gran mensaje que ella nos da. Son las últimas palabras que recogen los Evangelios de María. ¡Qué necesidad tan grande tenemos de hacerle caso!. Pues si hiciéramos lo que Jesús nos dice, el mundo estaría lleno de amor, de justicia, de fraternidad, de vida, de alegría, de paz, de armonía, de gratitud, de esperanza…
Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino
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