¡Poned los
gorros de papá Noel,
quitad los
portales de Belén!,
que aquí
lo que importa es vender
y da igual
quién fuera Él.
Agobios
mil con cenas de postín,
innecesarios
gastos y despilfarros
en mil
regalos atiborrando carros
antes del
primer día hasta su fin.
Alcohol, botellas
rotas e inmundicia
regando
calles y plazas en sus rincones;
todo
parece acabar salvo la codicia.
¿Importa a
alguien lo que en Navidad
se celebra,
se recuerda, se desea?:
la
presencia de un Dios que se recrea
en amar al
ser humano en toda su verdad.
Todo un
Dios que se hace humano
sin
ruidos, sin comilonas ni lujos,
un Dios que
por amor y sin tapujos
viene, te
abraza y camina de tu mano.
Santi Catalán
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