Tú fuiste una buena mujer, pobre, de un pueblo pobre, sencilla, trabajadora,
humilde, esclava de verdad, como lo eran casi todas las mujeres de tu tiempo,
con “callos bien marcados en las manos”, de trabajar en el campo, igual que tus
familiares (S. Hegesippi Fragmenta), como aun los tienen ahora millones de
mujeres africanas o indígenas, incluso cargando a la vez con un niño a la
espalda.
Sencillamente,
porque eras buena de verdad, por eso Dios se fijó en ti, y no hizo falta que te
librara de ningún pecado, aunque tuvieras tus defectos, como los tiene todo ser
de este mundo, como tampoco hay que librar a ningún niño cuando nace.
La
imagen que nos dan los Evangelios de ti no se parece nada a la mayoría de las vírgenes que tenemos
en nuestras iglesias con la luna bajo los pies, coronada de estrellas, de cara
perfecta, manos impolutas, corona de perlas en la cabeza, ropajes bordados en
oro, colocadas en retablos de plata robada a los indígenas de América por los
conquistadores, etc.
Gracias,
porque desde tu condición de una esclava de Galilea, nos dejaste una
extraordinaria visión y conocimiento del Dios verdadero, del hombre y del
mundo, plasmada de forma maravillosa en el canto del Magníficat, que
proclamaste en la visita a tu prima Isabel, y que dice así en Lucas:
"Proclama
mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava.
Desde
ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras
grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación.
Él hace
proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a
los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia
a Israel, su siervo, acordándose de la
misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y
su descendencia por siempre.
Sin
duda somos muchos millones de personas quienes tenemos puesta en ti una
especial admiración, confianza y reconocimiento, y no dudamos en acudir a ti
siempre, pero especialmente cuando la dureza de la vida, como la que tú llevaste, nos pone al límite de la impotencia que nos rodea por todas partes
cuando nos encontramos con millones de personas, especialmente en el Tercer
Mundo, que las ves muriendo de hambre, de impotencia, de opresión, víctimas de
los ricos y poderosos de este mundo, teniendo que huir, como tú a Egipto, para
defender su vida, igual que ahora huyen desde Siria, desde Africa o desde
América del Sur, ante una muerte, muchas veces inminente, injusta y prematura
porque los echan y les quitan sus tierras.
Tú sin
duda conocías muy bien la condición inhumana de los esclavos y esclavas de
Galilea, donde tú eras una de tantas, obligada desde los doce o catorce años,
como todos los niños y niñas galileos, a pagar impuestos al emperador romano.
- proclamar
la grandeza del Señor y alegrarte en Dios tu Salvador porque no se fijo en
nadie de arriba, ni grande ni poderoso, sino en una esclava pobre y humilde
como tu.
- reconocer
que Dios ha hecho obras grandes por ti y las quiere hacer de generación en
generación, porque su misericordia llega a todos.
- constatar
que Dios hace proezas con su poder: para acabar con los soberbios, como los
ricos y poderosos de nuestro tiempo
que se consideran más que los demás con derecho a usar y abusar de los pobres,
con salarios de miseria que no llegan al mínimo interprofesional, con pagos en
B, con indemnizaciones multimillonarias a los de más arriba y despidos de miseria a los de más abajo; para
explotar con sus multinacionales y sus grandes bancos a los países pobres, como
quitarles sus materias primas y sus tierras en Africa, América o la India, o
utilizarlos como trabajadores y trabajadoras semiesclavos en sus maquilas de
Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Marruecos, la India, etc. en las
que trabajan 27 millones de personas, con un salario mensual de 180 a 250 €,
una jornada laboral que en ocasiones alcanza las 24 horas, y unas condiciones
de trabajo muy duras con riesgo de contraer diversas enfermedades, y además
situadas en zonas francas que les permiten eludir pagos de impuestos,
inspecciones, etc. (Ver informes del CEPAL de la ONU, Osfan-Intermón, etc.).
Muchas son industrias textiles donde trabajan niñas adolescentes de 15 años por
1,3 euros al día por jornadas laborales de 68 horas semanales. Estas fábricas
suministran productos a grandes firmas de moda internacionales, entre ellas
cuatro españolas: Inditex (Zara y Bershka), El Corte Inglés, Cortefiel y
Carrefour España (La Marea 13/04/2015). Por algo compramos ropa tan barata,
llena de costuras de injusticia que enriquece a multimillonarios.
- comprobar
que el plan de Dios es derribar del trono a los poderosos, despedir a los ricos
vacíos, y en cambio enaltecer a los humildes y colmar de bienes a los
hambrientos, y así auxiliar a su pueblo. Los ricos y poderosos de este mundo lo
son cada vez más, y por eso hay que derribarlos de sus tronos y despedirlos
vacíos, porque son la causa de los millones de empobrecidos que hay en este
mundo. Si hoy dijeras esto mismo hoy, te
acusarían de comunista, radical, populista, subversiva, revolucionaria,
utópica...
Qué
bien descubriste al Dios verdadero. Qué bien comunicaste a tu hijo Jesús este
mensaje, qué buena educadora fuiste para El, que hizo de la justicia, el amor,
la fraternidad y la igualdad el centro de su mensaje de liberación y salvación;
que hizo de los hambrientos, sedientos, enfermos, desnudos, emigrantes y
encarcelados a sus seres más preferidos y además los convirtió en los porteros
del Reino de los Cielos.
Gracias,
María: ayúdanos a nosotros a parecernos a ti y a tu Hijo Jesús para construir
un mundo mejor para toda la humanidad y toda la creación.
Un
cordial abrazo a tod@s.-Faustino
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