Día de la preservación de la capa de ozono (16 de septiembre)
OBJETIVO DE LA JORNADA: comprender la necesidad de cuidar la atmósfera y su adecuada proporción de componentes que puedan destruir la capa de ozono o alterar su composición.
Enfrentándonos al problema.
En la década de 1980, el ozono en la atmósfera cayó estrepitosamente al comienzo de esta tragedia. La puesta en marcha del Protocolo de Montreal de 1987 —ampliamente considerado un triunfo de la cooperación internacional— eliminó rápidamente los CFC industriales, y la capa de ozono se estabilizó, aunque todavía estaba en niveles extremadamente bajos.
El tamaño del agujero de la capa de ozono varía cada año, influenciado por los cambios en la meteorología y el volcanismo, que pueden dificultar la identificación de una tendencia de reparación. Los científicos creen que se ha mantenido relativamente estable desde principios del siglo XXI, sin embargo, el agujero de octubre de 2015 fue el mayor que se ha registrado jamás.
Los científicos habían pensado durante mucho tiempo que la capa de ozono se estaba recuperando lentamente, pero Solomon y su equipo —compuesto por investigadores del MIT, el Centro Nacional de Investigación Atmosférica y la Universidad de Leeds— son los primeros que han descubierto de forma rigurosa las pruebas de esta reparación.
A pesar de que el tamaño del agujero de 2015 era inusual, Solomon lo atribuye a la erupción en abril de 2015 del volcán Calbuco en Chile. Aunque los volcanes no expulsan moléculas de cloro a la atmósfera, su aporte de partículas pequeñas incrementa el número de nubes polares estratosféricas que reaccionan ante el cloroprocedente de las actividades humanas.
Implicaciones futuras.
Estos hallazgos sugieren que la reparación del ozono sigue el ritmo de las previsiones. Como explicó Blake, esto demuestra que los gases que afectan al ozono están disminuyendo en la atmósfera.
Tanto Solomon como Blake esperan observar una tendencia continua de reparación lenta. No se espera una recuperación total hasta mediados de siglo. La producción de CFC cesó en la década de 1990, pero estos gases tienen una vida de 50 a 100 años, por ello las moléculas de cloro producidas en las décadas de 1970 y 1980 se encuentran todavía flotando en la atmósfera.
De todos modos, este descubrimiento resulta una culminación feliz para décadas de trabajo por parte de científicos, ingenieros y diplomáticos de todo el mundo.
«Se trata de una historia singular», afirma Solomon. «Nos da la esperanza de que no deberíamos tener miedo a la hora de abordar grandes problemas medioambientales».
Blake añade que: «Resulta maravilloso tener un trabajo publicado que afirme rigurosamente que esto es lo que esperábamos, y eso es precisamente lo que hemos conseguido, me hace muy feliz. Ojalá Sherry [Sherwood Rowland] siguiera vivo… estaría muy contento de leer esto».
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PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Qué conclusiones obtenemos de la lectura de este artículo y de lo que el vídeo nos aportan?.
- ¿Qué razones encontramos para seguir trabajando en la preservación de la capa de ozono?.
- ¿Qué medidas de las mencionadas, en uno de los enlaces para ampliar, crees más efectivas y posibles de llevar a la práctica en tu casa?.
- ¿Qué gesto podríamos llevar a cabo en nuestro centro docente para evidenciar nuestra apuesta por el cuidado de la capa de ozono?.
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