Desde 2008 la Confederación
Sindical Internacional ha venido organizando el 7 de octubre la Jornada Mundial por el Trabajo Decente (JMTD). Es una jornada de movilizaciones en
el mundo entero. El concepto de “Trabajo Decente” fue formulado por la OIT, como reconocimiento de que el trabajo es
fuente de dignidad personal, estabilidad familiar, paz en la comunidad, democracias
que actúan en beneficio de todos, y crecimiento económico, que aumenta las
oportunidades de trabajo productivo y el desarrollo de las empresas. En el año
2000, el Papa Juan Pablo II impulsó el concepto –en castellano se tradujo como
“trabajo digno”- en sus palabras sobre el Jubileo de los Trabajadores y
posteriormente Benedicto XVI retomó esta causa en su Encíclica “Caritas in Veritate”.
El Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE) se ha sumado este año a la celebración de esta jornada mundial como signo de su compromiso con las más altas aspiraciones de los hombres y mujeres del trabajo, por lo que sugiere a las organizaciones afiliadas que el 7 de octubre impulsen y desarrollen acciones públicas, en solitario o en colaboración con otra entidades sociales, para promover el trabajo decente en sus países.
---
Éste es el llamamiento que nos hace el MTCE para este año.
Como afirma la OIT, además de generar un ingreso, el trabajo decente sintetiza
las aspiraciones de los individuos durante su vida laboral.
En el ámbito mundial, hay pocos indicios de que se ponga fin a la crisis
del empleo. Esta crisis ha acelerado la presión sobre los salarios y las
condiciones de trabajo, y ha aumentado la brecha de las desigualdades. Según
datos de OIT, más de 200 millones de menores se
ven obligados a trabajar como esclavos. Desde 2008 se han perdido cerca de 50
millones de empleos; 205 millones de personas viven sin empleo en todo el mundo
y cada puesto de trabajo perdido representa un drama humano. Otros 870 millones
—la cuarta parte de los trabajadores de todo el mundo— trabajan con empleos
precarios, cuyos ingresos no les permiten superar el umbral de la pobreza en
sus hogares.
En Europa la tasa de desempleo es del 11% y los empleos precarios alcanzan
ya el 20%, según datos de Eurostat.
El desempleo juvenil (22’8%) es alarmante y los mismos jóvenes piensan que
no hay futuro para ellos. Estos datos constatan que el mundo del trabajo y las
familias trabajadoras son hoy el núcleo del descontento de nuestras sociedades.
El trabajo, que es un bien fundamental para las personas, se está convirtiendo
en empleo precario e indecente, que sacrifica a los trabajadores y trabajadoras
al dios de la competitividad y del mercado. Las personas y sus derechos se ven
sometidas a las exigencias de una economía indecente y nos hacen creer que esto
es algo natural, normal y necesario.
La solución para lograr la justicia social pasa hoy, por abordar el tema
del trabajo digno de manera urgente. La consecución de la meta del trabajo
decente en la economía globalizada, requiere la adopción de medidas en el plano
europeo e internacional. Pero constatamos que la Unión Europea no pone en el
centro de sus decisiones la situación de precariedad de un enorme número de
familias en la mayoría de nuestras naciones.
Reclaman y reclamamos TODOS "un trabajo decente, un trabajo
digno". Y...
¿qué es eso?, ¿en qué ha de consistir?. Brindamos a continuación unos
pocos enlaces-web que nos puedan servir para ampliar, reflexionar y
contestarnos a esa pregunta:
- Trabajo decente. (OIT).
- Trabajo decente. (Wikipedia).
- "Sin trabajo digno no hay esperanza".
(Papa Francisco).
Ante esta situación, desde el Movimiento de Trabajadores Cristianos de Europa (MTCE)queremos hacer un
llamamiento a nuestras Iglesias particulares y nacionales, y a la ciudadanía en
general, para que tomemos conciencia y nos comprometamos en defender la
dignidad humana; es el momento de la participación, de la política, de la
responsabilidad. Los trabajadores y trabajadoras del mundo entero hemos de
alzar la voz reclamando el derecho a un trabajo decente y a una vida decente.
Hemos de reivindicar, desde nuestros movimientos y organizaciones, una economía
al servicio de la persona, un trabajo decente y condiciones de vida dignas para
todas las personas y familias. Como nos recordaba recientemente el Papa
Francisco:
“La
sociedad no es justa si no ofrece a todos un trabajo o explota a los
trabajadores. ¡El trabajo nos da la dignidad! Quien trabaja es digno, tiene una
dignidad especial, una dignidad de persona. (…) “No pagar lo justo, no dar
trabajo, porque sólo se ven los balances, sólo se ve cuánto provecho
puedo sacar… ¡Esto va contra Dios!. Las personas son menos importantes que las
cosas que producen beneficio para los que tienen el poder político, social,
económico”.
¿Podemos hacer algo: empresarios, gobiernos, banqueros, sindicatos,
partidos políticos, AA.VV.,... y ciudadanía al completo?. ¿Queremos?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario