miércoles, 10 de abril de 2019

Manifiesto "Europa hacia el bien común y la paz"


Jornada 2019 de la Comisión General de Justicia y Paz en Madrid.

Las comisiones de Justicia y Paz en España nos hemos reunido en Madrid los días 6 y 7 de abril para celebrar nuestras jornadas anuales en las que se ha reflexionado sobre "Europa, hacia el bien común y la paz" en el contexto de las elecciones al Parlamento europeo que tendrán lugar el próximo 26 de mayo.

En nuestro encuentro hemos contado con la presencia y el apoyo del obispo acompañante de Justicia y Paz, Mons. Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca; así como con la de José Luis Segovia, vicario de Pastoral Social e Innovación de la Archidiócesis de Madrid; Fernando Fuentes, director del Secretariado de la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española y Luis Okulik, representante del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa.
Nos han acompañado también diversos delegados de Caritas España, institución hermana con la que compartimos un gran trabajo en común.

Durante estos días han participado diversas personas expertas que desde la economía, el derecho y la experiencia política nos han ayudado a elevar nuestra mirada en medio de la complejidad e incertidumbre del momento que vive Europa y el mundo entero.

Un punto de referencia ha sido el trabajo realizado en la reciente declaración de Justicia y Paz de Europa, en el marco de nuestra acción concertada anual europea. En ella se insta a Europa para que avance en el establecimiento de una verdadera economía social de mercado, concretada en diversas propuestas en torno a la distribución justa de la riqueza y las oportunidades, la protección del medioambiente natural y la promoción de la paz y los derechos humanos.

Nuestra reflexión ha partido de la memoria de los orígenes del proyecto europeo, fundado a partir de las ruinas y el dolor generado a consecuencia de las guerras mundiales y los totalitarismos que asolaron el continente en la primera mitad del siglo XX. Se trató de un plan audaz dirigido a garantizar la paz, el respeto entre los pueblos, la democracia, la cooperación, la protección de la dignidad de la persona y los derechos humanos y el desarrollo. Ese proyecto, que cristalizó en lo que hoy son la Unión Europea y el Consejo de Europa, puede decirse que ha dado enormes frutos. En este tiempo Europa ha sido capaz no sólo de asegurar setenta años de paz, el periodo más duradero sin guerra de su historia, sino también de crear el mayor espacio de justicia social del mundo.

Ahora bien, Europa es un bello edificio en construcción. La Unión Europea ha sabido promover el crecimiento económico, pero ha sido incapaz de impulsar políticas sociales eficaces frente al desafío de la cohesión social y la solidaridad interna. Tampoco ha promovido el desarrollo humano a escala mundial, que se encuentra en un contexto de grave y creciente desigualdad. Recientemente ha mostrado también su incapacidad para establecer mecanismos apropiados que protejan, acojan e integren a las  personas migrantes y refugiadas que tratan de vivir en nuestro continente, favoreciendo la exclusión social y permitiendo las grandes tragedias que suceden a diario  en sus mares y fronteras.

El proyecto europeo ha mostrado fuertes limitaciones, contradicciones y enormes tensiones internas. Se constata una gran desafección y desconfianza entre la ciudadanía respecto a las instituciones de la Unión Europea, así como un clima de desilusión y desorientación en cuanto al proyecto común. La gestión de la última crisis económica y el enorme reto de la inmigración han puesto sobre la mesa múltiples obstáculos en la construcción de Europa, desencadenando potentes fuerzas de disgregación evidenciadas sobre todo con el brexit y que incluso amenazan su misma continuidad.

El papa Francisco ha señalado que esta crisis puede ser vivida como una llamada “a un tiempo de discernimiento, que nos invita a valorar lo esencial y a construir sobre ello; es por tanto un tiempo de desafíos y oportunidades”. En este sentido, el Papa apunta como pilares fundamentales que sostienen la construcción europea y que son caminos de esperanza: la centralidad de la persona y de los pueblos atendiendo las diferentes sensibilidades; la solidaridad eficaz, antídoto para los populismos que son fruto del egoísmo; la apertura al mundo dejando de enfocar el fenómeno migratorio desde el miedo y como si fuera un problema de seguridad; la búsqueda de la paz y el desarrollo universal, no solo desde el punto de vista productivo sino del desarrollo humano integral; y el abrirse al futuro, con una atención especial a la juventud, a la educación y a las familias.

Justicia y Paz quiere unirse a esta visión esperanzada. No hay otro camino que el de fortalecer los vínculos, la colaboración y la solidaridad entre los pueblos de Europa, en el contexto de la común familia humana y en el horizonte de la construcción de una civilización del amor. Desde nuestro ser cristiano, reafirmamos el compromiso de contribuir a este gran reto, tratando de diseminar, en el mundo y sus heridas, el agua fresca del Evangelio para que traiga la esperanza y la paz.

Madrid, 7 de abril de 2019

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