Jornada
2019 de la Comisión General de Justicia y Paz en Madrid.
Las
comisiones de Justicia y Paz en España nos hemos reunido en Madrid los días 6 y
7 de abril para celebrar nuestras jornadas anuales en las que se ha
reflexionado sobre "Europa, hacia el bien común y la paz" en el
contexto de las elecciones al Parlamento europeo que tendrán lugar el próximo
26 de mayo.
En
nuestro encuentro hemos contado con la presencia y el apoyo del obispo
acompañante de Justicia y Paz, Mons. Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca;
así como con la de José Luis Segovia, vicario de Pastoral Social e Innovación
de la Archidiócesis de Madrid; Fernando Fuentes, director del Secretariado de
la Comisión de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Española y Luis
Okulik, representante del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa.
Nos han acompañado también diversos delegados de Caritas España, institución hermana con la que compartimos un gran trabajo en común.
Nos han acompañado también diversos delegados de Caritas España, institución hermana con la que compartimos un gran trabajo en común.
Durante
estos días han participado diversas personas expertas que desde la economía, el
derecho y la experiencia política nos han ayudado a elevar nuestra mirada en
medio de la complejidad e incertidumbre del momento que vive Europa y el mundo
entero.
Un
punto de referencia ha sido el trabajo realizado en la reciente declaración de
Justicia y Paz de Europa, en el marco de nuestra acción concertada anual
europea. En ella se insta a Europa para que avance en el establecimiento de una
verdadera economía social de mercado, concretada en diversas propuestas en
torno a la distribución justa de la riqueza y las oportunidades, la protección
del medioambiente natural y la promoción de la paz y los derechos humanos.
Nuestra
reflexión ha partido de la memoria de los orígenes del proyecto europeo,
fundado a partir de las ruinas y el dolor generado a consecuencia de las
guerras mundiales y los totalitarismos que asolaron el continente en la primera
mitad del siglo XX. Se trató de un plan audaz dirigido a garantizar la paz, el
respeto entre los pueblos, la democracia, la cooperación, la protección de la
dignidad de la persona y los derechos humanos y el desarrollo. Ese proyecto,
que cristalizó en lo que hoy son la Unión Europea y el Consejo de Europa, puede
decirse que ha dado enormes frutos. En este tiempo Europa ha sido capaz no sólo
de asegurar setenta años de paz, el periodo más duradero sin guerra de su
historia, sino también de crear el mayor espacio de justicia social del mundo.
Ahora
bien, Europa es un bello edificio en construcción. La Unión Europea ha sabido
promover el crecimiento económico, pero ha sido incapaz de impulsar políticas
sociales eficaces frente al desafío de la cohesión social y la solidaridad
interna. Tampoco ha promovido el desarrollo humano a escala mundial, que se
encuentra en un contexto de grave y creciente desigualdad. Recientemente ha
mostrado también su incapacidad para establecer mecanismos apropiados que
protejan, acojan e integren a las personas
migrantes y refugiadas que tratan de vivir en nuestro continente, favoreciendo
la exclusión social y permitiendo las grandes tragedias que suceden a
diario en sus mares y fronteras.
El
proyecto europeo ha mostrado fuertes limitaciones, contradicciones y enormes
tensiones internas. Se constata una gran desafección y desconfianza entre la
ciudadanía respecto a las instituciones de la Unión Europea, así como un clima
de desilusión y desorientación en cuanto al proyecto común. La gestión de la
última crisis económica y el enorme reto de la inmigración han puesto sobre la
mesa múltiples obstáculos en la construcción de Europa, desencadenando potentes
fuerzas de disgregación evidenciadas sobre todo con el brexit y que incluso
amenazan su misma continuidad.
El papa
Francisco ha señalado que esta crisis puede ser vivida como una llamada “a un
tiempo de discernimiento, que nos invita a valorar lo esencial y a construir
sobre ello; es por tanto un tiempo de desafíos y oportunidades”. En este
sentido, el Papa apunta como pilares fundamentales que sostienen la
construcción europea y que son caminos de esperanza: la centralidad de la
persona y de los pueblos atendiendo las diferentes sensibilidades; la
solidaridad eficaz, antídoto para los populismos que son fruto del egoísmo; la
apertura al mundo dejando de enfocar el fenómeno migratorio desde el miedo y
como si fuera un problema de seguridad; la búsqueda de la paz y el desarrollo
universal, no solo desde el punto de vista productivo sino del desarrollo
humano integral; y el abrirse al futuro, con una atención especial a la
juventud, a la educación y a las familias.
Justicia
y Paz quiere unirse a esta visión esperanzada. No hay otro camino que el de
fortalecer los vínculos, la colaboración y la solidaridad entre los pueblos de
Europa, en el contexto de la común familia humana y en el horizonte de la
construcción de una civilización del amor. Desde nuestro ser cristiano,
reafirmamos el compromiso de contribuir a este gran reto, tratando de
diseminar, en el mundo y sus heridas, el agua fresca del Evangelio para que
traiga la esperanza y la paz.
Madrid,
7 de abril de 2019
PARA AMPLIAR Y CONTRASTAR:
- Descargar el manifiesto.
- Enlace a los materiales, fotos y videos de las Jornadas 2019 de Justicia y Paz en Madrid
- Leer más: https://www.juspax-es.org/news/europa-hacia-el-bien-comun-y-la-paz/
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