Los parlamentarios italianos le pidieron al Papa asistir a una de sus
misas. Él los recibió con una dura homilía que, según un analista, "tuvo
el mismo tono de los Tedeum" que molestaban a los presidentes argentinos.
En la misa que ofició ante cerca de 500 políticos italianos, Jorge
Bergoglio habló de los "fariseos" y de una clase dirigente
que, en tiempos de Jesús, se había "alejado del pueblo, cerrado en
el propio grupo, en el partido y en las luchas internas", en clara
analogía con el presente.
Sentados en los bancos de la imponente basílica de San Pedro, lo
escuchaban 9 ministros, 19 subsecretarios, 298 diputados y 176 senadores.
Hacía tiempo que los parlamentarios le solicitaban al Papa el honor de
asistir a una de sus misas. Quizá alguno hoy esté arrepentido.
Francisco accedió finalmente y decidió trasladar
la ceremonia a la basílica de San Pedro. La pequeña capilla de Santa Marta,
donde oficia misa todos los días, era obviamente demasiado pequeña para la
ocasión. Pero el Papa fue intransigente con la hora. Sus misas son a las 7
de la mañana, lo que obligó a los parlamentarios al madrugón.
Ese despertar al alba de los políticos fue trend topic en las redes
sociales.
Para colmo, el mensaje del Papa fue durísimo. Y lo suficientemente
directo como para que todos se dieran por aludidos.
"Esta clase dirigente se había alejado del pueblo, interesada sólo en
sus cosas, en su grupo, partido, en las luchas internas –dijo el Papa-, tenían
sus energías tan concentradas en otras cosas, que no reconocieron al
Mesías".
La lectura bíblica había sido más que significativa. Tomada del libro de
Jeremías, en ella el profeta se hacía eco del "lamento de Dios" hacia
una generación que no escuchó a sus mensajeros y que en cambio busca
justificaciones a sus pecados. "Me dieron la espalda", citó el Papa,
señalando que esta frase hacía referencia a una ceguera respecto a Dios por
parte de los líderes del pueblo.
"Su corazón –siguió diciendo Francisco- se había endurecido, para
ellos era imposible escuchar la voz del Señor. Somos todos pecadores, pero
ellos de pecadores habían pasado a corruptos". Y advirtió: "Es
difícil para los corruptos volver atrás... El pecador sí, porque el Señor es
misericordioso y nos espera a todos. Pero el corrupto está fijado en sus cosas,
y estos eran corruptos".
"Estos políticos, dijo el Papa, son personas que "han rechazado el
amor del Señor y este rechazo los ha llevado por un camino que no es el de
la dialéctica de la libertad que ofrecía el Señor, sino el de la lógica de la
necesidad, donde no hay sitio para el Señor. En la dialéctica de la libertad
está el Señor que nos ama tanto... En cambio, en la lógica de la necesidad
se debe hacer, se deber hacer, se debe... Se han vuelto 'comportamentales'.
Son hombres de buenos modales pero de malas costumbres. Jesús los llama
sepulcros blancos", agregó, lapidario, invocando el pasaje bíblico (Mateo
23:27) en el cual el Señor dice: "Cuidado ustedes, escribas y fariseos
hipócritas, que se parecen a sepulcros blanqueados: por fuera se ven lindos,
pero adentro están llenos de osamentas y otras podredumbres".
"En este camino de la Cuaresma –concluyó Francisco- nos hará bien, a
todos nosotros, pensar en esta invitación del Señor al amor, a esta dialéctica
de la libertad donde hay amor y preguntarnos, todos: ¡estoy en este camino?, ¿o
corro peligro de justificarme e ir por otro camino?, uno coyuntural, porque no
lleva a ninguna promesa".
Algunos medios italianos señalaron que no era el discurso esperado
por los políticos. Sin embargo, a la salida de misa, en una mañana para colmo
lluviosa, éstos buscaron mostrarse satisfechos y coincidentes con el mensaje
papal.
La presidente de la Cámara, Laura Boldrini, dijo que Francisco había estado
un poco severo, pero bien. Giovanni Toti, el nuevo referente de Forza Italia,
interpretó las palabras del Papa en el sentido de una necesaria renovación.
Angelino Alfano, ministro del Interior, se mostró coincidente diciendo que las
necesidades de la gente debían estar en el centro de la política. Y Graziano
Delrio, subsecretario de la presidencia del Consejo de gobierno, señaló que la
invitación que les había hecho Bergoglio a permanecer cercanos al pueblo debía
ser motivo de reflexión.
Maria Elena Boschi, joven diputada del Partido Democrático y ministra para
la Reforma Constitucional, calificó el discurso del Papa como fuerte pero
aseguró que no se sentía personalmente señalada.
Claro que los comentarios en off, según informa el sitio del canal TG7,
fueron de otro tenor. Algunos se quejaron de que el Papa los hubiese metido a
todos en la misma bolsa, otros dijeron que el mensaje fue una verdadera
bofetada.
En un debate televisivo posterior, Massimo Franco, vaticanista y
columnista del Corriere della Sera, dijo: "La homilía tuvo el
mismo tono de los tedeum que daba en la Catedral de Buenos Aires y que no les
gustaba escuchar al matrimonio Kirchner". Y agregó: "En esta
misa todos los políticos se sintieron Kirchner".
Para colmo, el que esperaba fotografiarse con el Papa, quedó más
decepcionado aún: la ceremonia fue muy sobria, no hubo saludo oficial, excepto
con el presidente del Senado y la presidente de la Cámara, Pietro Grasso y Laura
Boldrini, y con el subsecretario Graziano Del Rio.
La sobriedad del protocolo también fue motivo de comentario. Para Ernesto
Preziosi, diputado del Partido Democrático, "la misma sencillez de la
ceremonia fue un mensaje más fuerte aún que las palabras".
Massimo Cacciari, ex alcalde de Venecia, se mostró entusiasta con el
mensaje. En un programa de televisión dijo que el concepto de que la corrupción
es imperdonable es teológicamente discutible pero políticamente demoledor, y
expresó su deseo de que el nuevo gobierno italiano haga los cambios que
Francisco ya está llevando a cabo en la Iglesia.
No sin ironía, Vittorio Macioce escribía en Il Giornale un breve
comentario que, bajo el título Políticos y ladrones, Dios perdona,
Francisco no, decía: "El infierno de los políticos empezó al alba.
(...) Despertador a las 5 para encontrar la corbata justa. (...) Francisco no
dice ni siquiera buen día. 'Los pecadores arrepentidos serán perdonados. Los
corruptos no'. Todos se miran para ver si está hablando en general o para ese
grupito del centro. Pero cuando el Papa los llama 'sepulcros blancos',
entienden que se las está tomando con todos y cada uno. Pánico. (..) Los
corruptos son lo peor de lo peor. Quizá somos nosotros los escribas y fariseos,
piensan. Mucho, mucho más lejos del perdón que las magdalenas y las
prostitutas"...
Y en nuestro caso:
No hace falta mirar a nuestra clase política: ni los gobernantes ni los que dicen ser "oposición" al gobierno nacional o autonómico porque muy probablemente actuarían todos de la misma manera: mirar para otro lado. La mejor lectura es la que nos podamos aplicar a nosotros mismos:
- ¿Qué conclusiones podemos obtener de esto?.
- ¿Puede ser una buena ocasión para pensar en nuestra honestidad con nosotros mismos y con quienes decimos servir?.
- ¿Qué autenticidad es la que el Evangelio nos está pidiendo y que Francisco interpreta para actualizarla en la propia cara de quienes dicen gobernar al pueblo?.
- ¿Somos fieles a nuestro propio mensaje?.
- ¿Nos ocupamos de refrendar nuestras palabras con los hechos y actitudes en las que la teoría necesita ser palpable, concreta, vivida?.
- ¿Qué conclusiones prácticas obtenemos de todo esto?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario