Mientras
en este estrenado año 2020 se van consolidando las decisiones de muchos gobiernos,
de todo el mundo, de seguir activando políticas de desarrollo basadas en las cansadas
leyes de la lucha por la existencia, luchas entre unas personas contra otras como
clave fundamental para un supuesto desarrollo económico sostenible ya podemos ver
cómo, en muchas ciudades de nuestra “Casa Común” comienzan, nuevamente, a surgir
marchas populares de descontento.
Se multiplican por todas las latitudes del planeta
desde Hong Kong a Chile y desde Francia, Reggio Calabria, Jay Jagat en Wardha
(Maharashtra, India), Argelia, Chile… la Red Canaria de Escuelas Solidarias en el
que participó alumnado de distintos centros educativos de la isla… Y, como
todos los años Justicia y Paz junto a La Diócesis de Tenerife también salieron
en una marcha festiva con el lema: “La Paz como camino de Esperanza: Diálogo, Reconciliación y Conversión Ecológica”, siguiendo así el mensaje por la Jornada
de la Paz del papa Francisco.
Y,
todas las marchas tienen unos mensajes importantes y coincidentes basados en: La Educación desde la Justicia Social, la economía Solidaria, la No Violencia,
el Diálogo, y el Cuidado de Nuestra Casa Común. “La paz, como objeto de
nuestra esperanza, es un bien precioso, al que aspira toda la humanidad”.
Esta
Marcha fue un encuentro de “oración” realizando pequeños gestos como nuestra Iglesia
Nivariense manifiesta su deseo de paz. En palabras de nuestro obispo Bernardo Álvarez
se nos recuerda “Salgamos, salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo” (EG.
49). Con estas palabras del Papa, también nuestro obispo nos recuerda que debemos
salir a la calle a comunicar el Evangelio en todas partes. Inviten a todas las gentes,
en primer lugar a quienes conocemos y tratamos en la vida de cada día, a conocer
a Jesucristo y a participar de la vida buena que Dios nos ofrece por medio de Él.
Salir
al encuentro a ofrecer Esperanza y hacerlo desde la Familia, la Escuela y las Organizaciones
Sociales, Sindicales y Empresariales en un exquisito diálogo en libertad,
fraternidad e igualdad. «Esperar en la paz es una actitud humana que contiene
una tensión existencial, y de este modo cualquier situación difícil se puede vivir
y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si
esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino».
En esta
marcha por La Paz de este 2020 nos congregamos en la ermita de El Socorro (Chimisay,
Güimar) para salir en dirección a la cueva ermita de Tinguaro a las 8 de la mañana
del sábado 7 de marzo. En la playa cercana a esta ermita del Socorro y, según narran
las crónicas de la época, se inició espontáneamente el conocimiento de María casi
un siglo antes de la conquista de Canarias por los castellanos.
La
Marcha la iniciamos con una oración comunitaria y el saludo de nuestro obispo.
Cada
una de las ciento y tantas personas que iniciamos la marcha compartimos una pequeña
pieza donde se reflejaba un pequeño compromiso para hacer real que es posible “La Paz como camino de Esperanza: Diálogo, Reconciliación y Conversión Ecológica”.
La marcha fue transcurriendo acompañada de diálogos, música y canto de paz como
“camino de escucha basados en la memoria, en la solidaridad y en la fraternidad,
en ir descubriendo como ser testigos convencidos, artesanos de la paz abiertos
al diálogo sin exclusión ni manipulación”. De hecho, no se puede realmente alcanzar
la paz a menos que haya un diálogo convencido de mujeres y hombres que busquen
la verdad más allá de las ideologías y de las opiniones diferentes. La paz «debe
edificarse continuamente», un camino que hacemos juntos buscando siempre el
bien común y comprometiéndonos a cumplir nuestra palabra y respetar las leyes.
El conocimiento
y la estima por los demás también pueden crecer en la escucha mutua, hasta el
punto de reconocer en el enemigo el rostro de un hermano.
En Tinguaro.
Así
llegamos a la cueva y ermita de Tinguaro lugar también muy emblemático pues
allí fue donde trasladaron la imagen de la Virgen, con la que se toparon los
guanches en Chimisay y en este lugar el joven Antón proclamó ante el mencey
Acaymo:
-
“Axmayex Guayaxerax Achoron Achaman” que significa “Ésta es la madre del
sustentador
del cielo y de la tierra”.
El rey
guanche convocó entonces a los otros menceyes de la isla los cuales siempre andaban
en disputas y en aquella reunión -tras presentar esta imagen a todos decidieron
resolver y zanjar todas sus peleas llegando a acuerdos de paz duradera y
transformando sus beligerancias en acuerdos de colaboración y ayuda mutuas ante
cualquier dificultad.
Este
dato es el que motiva que se tome este segundo enclave como esencial y
simbólico en la celebración de esta jornada.
Y de
Aquí, oramos nuevamente en comunidad y emprendimos camino hacia la basílica de
la Candelaria.
En este
segundo trayecto nos guiamos, nuevamente por la oración, y el diálogo
recordando
frases del mensaje del papa Francisco por la Paz. Y, una de esas frases fue:
“Nos
comprometemos a promover la cultura del diálogo, para que aumenten la
comprensión
y la confianza recíprocas entre las personas y entre los pueblos, pues estas
son las condiciones de una paz auténtica”. Quizás podemos descubrir en esta frase
que “el proceso de paz es un compromiso constante en el tiempo. Es un trabajo paciente
que busca la verdad y la justicia, que honra la memoria de las víctimas y que se
abre, paso a paso, a una esperanza común, más fuerte que la venganza". En un Estado
de derecho, la democracia puede ser un paradigma significativo de este proceso,
si se basa en la justicia y en el compromiso de salvaguardar los derechos de cada
uno, especialmente si es débil o marginado, en la búsqueda continua de la verdad.
Es una construcción social y una tarea en progreso, en la que cada uno contribuye
responsablemente a todos los niveles de la comunidad local, nacional y mundial.
Lo cual me lleva a pensar que “La paz, es camino de reconciliación en la comunión
fraterna” y, esto nos lleva a lo que Benedicto XVI nos dice en la encíclica “Caritas in veritate”: «La victoria sobre el subdesarrollo requiere actuar no sólo en la
mejora de las transacciones basadas en la compraventa, o en las transferencias
de las estructuras asistenciales de carácter público, sino sobre todo en la
apertura progresiva en el contexto mundial a formas de actividad económica
caracterizada por ciertos márgenes de gratuidad y comunión» (n. 39). Y es así
como la paz será camino de conversión ecológica realizándolo con paciencia y
confianza ya que la paz no se logra si no se la espera. Y así “…cada persona
que venga a este mundo pueda conocer una existencia de paz y desarrollar
plenamente la promesa de amor y vida que lleva consigo”.
En Candelaria.
Así fue
como llegamos a Candelaria para participar, vivir y compartir La Eucaristía, en
la basílica… empezando un nuevo año de trabajo por la Paz gracias a esta
hermosa convivencia, oración y dinámicas que nos ayudaron a todos a
interiorizar las palabras del Papa Francisco en su MENSAJE PARA LA CELEBRACIÓN DE LA 53 JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ 1 DE ENERO DE 2020.
José Angel Hernández Duarte
jahduarte@gmail.com
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