Lucas
13,1-9
En aquella ocasión se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre vertió
Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó:
- «¿Pensáis que
esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque
acabaron así. Os digo que no, y si no os
convertís, todos pereceréis del mismo modo.
Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña y fue a buscar
fruto en esta higuera, y no lo encontró.
Entonces dijo al viñador: "Ya ves, tres años llevo viniendo a
buscar fruto en esta higuera y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?"». Pero el
viñador contestó: «Señor, déjala
todavía este año: yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto.
Si no, el año que viene la cortarás».
1.- El gran peligro de considerarse elegido y perfecto.
Considerarse elegido,
privilegiado, escogido, es sumamente peligroso. Por
desgracia, la realidad se encarga, a veces duramente, de desmentirlo, con daño
muy grande para todos. Esto mismo pensaron, creyeron y
publicitaron los EE.UU. en tiempos de Nixon, Rockefeller, Reagan y Bush, que
consideraban a los EE.UU. facultados por Dios para ejercer el poder absoluto en
el mundo. Incluso hoy hay muchos estadounidenses que consideran a Trump,
mujeriego y multimillonario, un elegido por Dios para curar las inmoralidades
de los EE.UU. ¡Que contradicción!.
El
considerarse privilegiado y mejor que los demás es una de las actitudes más
constantes de las ideologías burguesas, cuyos adeptos se consideran legitimados
para criticar a todos los demás como inferiores a ellos, y sobre todo si
pertenecen al mundo de los pobres, los encarcelados y oprimidos, porque
los consideran más pecadores y despreciables por parte incluso del mismo Dios,
tal como lo hacían los judíos respecto a los demás pueblos. Dios es universal,
no es monopolio de nadie, ni de la propia Iglesia Católica.
Nada
ni nadie hay perfecto en el mundo: considerarse o tenerse por perfecto ya es un
defecto más. Todos necesitamos de conversión permanente.
2.- Las tres higueras.
Para Jesucristo la perfección consiste en dar buen fruto. Quien no lo da,
sobra, como la higuera que no daba higos.
- Primera higuera: La higuera es un árbol muy frondoso, cuya sombra es un tesoro en
días de mucho calor, sus higos son un fruto muy sabroso y de excelentes
cualidades. Cada persona debemos ser una sombra protectora para los demás,
sobre todo los más débiles, como los niños, los ancianos, los pobres, los
enfermos, los encarcelados, los explotados y oprimidos, así como alimento
de vida para nosotros y los demás.
- Segunda higuera: Quien no hace algo por los demás sin esperar nada a cambio es una
higuera estéril, inútil, que no da fruto y parece que no tiene razón de ser. No
obstante hay que darle una oportunidad: abonarla, cuidarla, mostrarle
consideración y aprecio sincero. ¿Por qué no damos una oportunidad a los
emigrantes, a los encarcelados, a los jóvenes que andan medio tirados por la
calle, a los atrapados por la droga, por el alcohol, por la prostitución?
- Tercera higuera: Es aquella que da frutos malos, envenenados, peligrosos, amargos. La
peor higuera del mundo actual es el Neoliberalismo Capitalista, que está
causando un daño enorme a la humanidad y al planeta, y se extiende por el
mundo a pasos agigantados, convirtiendo el dinero en el dios supremo y absoluto
que todo lo puede y todo lo justifica. Ahora tenemos al mundo entero invadido y
dirigido por el más puro capitalismo neoliberal, generador de cada vez mayores
injusticias, desigualdades, abusos de los grandes contra los pequeños, de los
ricos contra los pobres, resurgimiento de la pobreza, explotación sin
contemplaciones de los recursos naturales, aumento de la contaminación
ambiental, desplazamientos y migraciones masivas, amenazas crecientes de
terrorismo, incremento de la delincuencia, corrupción económica de la política,
predominio de los grandes poderes económicos sobre los políticos, de forma que
cada vez más es el dinero quien "gobierna" al mundo, y los que
gobiernan lo hacen ante todo para el dinero y sus multinacionales. Hemos
llegado ya al extremo de que el 1 % de la humanidad, los más ricos, tienen
tanto como el 99 % restante.
Contra esta espantosa higuera, envenenada y mortífera, la humanidad tiene
que librar la guerra ética y moral más grande que nunca haya conocido la
historia hasta nuestros días. Ganar esta guerra a favor del Hombre y el Planeta, sería el
mayor beneficio para todo el Sistema Tierra.
Desde
el punto de vista cristiano y su dimensión trascendente, sería la mayor
realización del Reino de Dios en este mundo, y la mayor aproximación al mensaje
del Evangelio de Jesús de Nazaret.
Esta guerra no la van a ganar los gobiernos, ni los militares, ni las
tecnologías, ni los miedos: este guerra tenemos que ganarla todos nosotros
todos los días con nuestro compromiso con la justicia, la igualdad, la
solidaridad, la fraternidad, el amor, la paz, la vida, la unidad, la cercanía,
la comprensión, el respeto, el cuidado, la formación integral, la conciencia
crítica universal. Estas son las asignaturas que todos tenemos que estudiar y
practicar a diario para el bien de toda la Humanidad y toda la Creación.
Un
abrazo muy cordial a tod@s, a la Madre Tierra y a todas las higueras que dais
buena sombra y buen fruto.-Faustino
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