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Cuaresma – C (Lc 13,1-9)
Evangelio
del 24 / Mar / 2019
Había
pasado ya bastante tiempo desde que Jesús se había presentado en su pueblo de
Nazaret como Profeta, enviado por el Espíritu de Dios para anunciar a los
pobres la Buena Noticia. Sigue repitiendo incansable su mensaje: Dios está ya
cerca, abriéndose camino para hacer un mundo más humano para todos.
En
alguna ocasión cuenta una pequeña parábola. El propietario de un terreno tiene
plantada una higuera en medio de su viña. Año tras año, viene a buscar fruto en
ella y no lo encuentra. Su decisión parece la más sensata: la higuera no da
fruto y está ocupando inútilmente un terreno, lo más razonable es cortarla.
Pero el
encargado de la viña reacciona de manera inesperada. ¿Por qué no dejarla
todavía?. Él conoce aquella higuera, la ha visto crecer, la ha cuidado, no
quiere verla morir. Él mismo le dedicará más tiempo y más cuidados, para ver si
dar fruto.
El
relato se interrumpe bruscamente. La parábola queda abierta. El dueño de la
viña y su encargado desaparecen de escena. Es la higuera la que decidirá su
suerte final. Mientras tanto, recibirá más cuidados que nunca de ese viñador
que nos hace pensar en Jesús, «el que ha venido buscar y salvar lo que estaba
perdido».
Lo que
necesitamos hoy en la Iglesia no es solo introducir pequeñas reformas, promover
el «aggiornamento» o cuidar la adaptación a nuestros tiempos. Necesitamos una
conversación en un nivel más profundo, un «corazón nuevo», una respuesta
responsable y decidida a la llamada de Jesús a entrar en la dinámica del Reino de
Dios.
Hemos
de reaccionar antes de que sea tarde. Jesús está vivo en medio de nosotros.
Como el encargado de la viña, él cuida de nuestras comunidades cristianas, cada
vez más frágiles y vulnerables. Él nos alimenta con su Evangelio, nos sostiene
con su Espíritu.
Hemos
de mirar el futuro con esperanza, al mismo tiempo que vamos creando ese clima
nuevo de conversión y renovación que necesitamos tanto y que los decretos del
Concilio Vaticano no han podido hasta ahora consolidar en la Iglesia.
José
Antonio Pagola
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