Desde hace décadas se viene advirtiendo de que "el pleno empleo"
es una utopía más a sumar a las ya existentes; cada día que pasa es un paso
atrás en ello, por varias razones muy simples y evidentes:
- Estamos en un sistema que teóricamente se regula a sí mismo a través de la dinámica de la "oferta y la demanda"; este sistema se mueve por intereses puramente economicistas, "obtener el máximo de beneficio con el mínimo de inversión".
- La competitividad dentro de él
es a veces y según contextos brutal: el darwinismo empresarial y social se lleva hasta el extremo,
sólo siguen adelante aquellas empresas que son más
"competitivas", es decir, quienes logran vender más que las
demás y obtienen más beneficios, lo cual les permitirá expandirse
adquiriendo la titularidad incluso de sus competidoras.
- Para conseguir esos beneficios
y esa competitividad se buscará como primera medida "reducir
costes"; las máquinas no tienen nómina ni cotizan a la Seguridad
Social, por lo tanto, todo lo que sea cambiar personas por máquinas será
bienvenido al sistema (ahí tienen por ejemplo esos cajeros que las grandes superficies comerciales están implantando "poco a poco" y por el que se puede ir sin necesidad de que nos atienda una persona en caja a la hora de pagar lo que pusimos en el carrito -valga esto como un botón de muestra, hay infinidad de ellos y que no vamos a nombrar pues esto se haría interminable).
- Otra estrategia de la
"reducción de costes" consiste en imponer largas jornadas
laborales para las mismas personas -con esta estrategia se pretende sacar
adelante el plan productivo previsto sin necesidad de contratar a más
personal, con lo cual hay menos coste-.
- En cuanto unas funciones
pueden ser llevadas a cabo por la tecnología o por otros operarios mejor
preparados o eficientes en su trabajo, inmediatamente se reduce personal;
el criterio del "mínimo de inversión" para obtener el
"máximo de beneficio" sigue implacable.
- ...
- En el fondo de esta filosofía
materialista subyace el "menosprecio de la persona" y supremacía
del "dinero"; ésa es la realidad, priorización del poder
económico sobre el interés filantrópico. Lo cual acarreará consecuencias
tan conocidas como:
- Aumento de las "tasas de
paro" (así lo llaman ellos) y que son simplemente todos esos
millones de personas que NO TIENEN DERECHO A UN TRABAJO DIGNO digan lo
que digan las constituciones de los estados o la misma Carta Universal de
los Derechos Humanos,... porque la clase política (gobernante y también
la que supuestamente es "oposición") y la estructura financiera
se niegan a cumplir con ese derecho legítimo ("se niegan" hemos dicho y lo mantenemos, porque si quisieran que esto fuera de otra manera, lo podrían cambiar).
- Precarización constante del
empleo existente: La gran cantidad de personas esperando por un puesto de
trabajo (paro estructural) se emplea como "lobo" contra
aquellos trabajadores que reivindican mejoras salariales o mayor dignidad
en el ejercicio de su labor remunerada: "Si no te gusta tu
trabajo, ahí está la puerta", te dicen.
- Desestructuración familiar.
Cada vez se hace más difícil compaginar la vida familiar (relaciones de
pareja y padres-hijos) con la vida laboral, lo cual en nada beneficia esa
relación familiar necesaria sino que la perjudica; la organización de
horarios y calendario semanal de trabajo no tienen que ver con las
necesidades de la familia sino únicamente con las necesidades
productivas, el negocio de la empresa.
- La propia Administración
Pública reproduce la precarización laboral a través de contratas y
subcontratas en los servicios públicos, reduce hasta la mínima expresión
las plantillas de trabajadores sobrecargando a los que quedan y no duda
en practicar el "amiguismo" por razones ideológicas del partido
gobernante y el tráfico de influencias.
Hasta llegar
al extremo, el cabo de la cuerda de este sistema promovido por una ideología
insolidaria, materialista y negadora de la dignidad humana; este sistema
amparado por leyes inspiradas en principios ideológicos de las diversas
corrientes políticas y ejecutadas por los gobiernos de manera implacable; este
sistema que hunde sus raíces en la tierra que pisa el pueblo pero se deja sólo
para sí mismo los frutos a los que sólo pueden llegar los que habitan en sus
ramas; este sistema que no tiene piedad del que cae a tierra o se descuelga
dejándole caer algunas migajas en forma de subsidios, pagas no-contributivas,
ayuda familiar, pensión de vejez,... y cuando se dan (no realmente para que
vivan con dignidad -porque ni para eso llegan- sino "para que sigan
consumiendo... y se callen").
Cuando una
familia tiene a todos sus miembros en el paro o bien reciben sueldos de
miseria... es sólo cuestión de tiempo (dos o tres años como máximo) para que
acabe postrada en la más absoluta pobreza. ¿Cómo es posible esto?:
- Debido a la obsesión del
sistema por reducir constantemente los sueldos de los trabajadores (pero
sin dejar de subir la especulación ni perseguir en modo alguno el fraude
fiscal ni los paraísos fiscales a donde van a parar los grandes capitales
defraudados) se va reduciendo cada vez más la capacidad de ahorro de las
familias hasta el punto que deben recurrir a la ayuda de otros familiares
(abuelos) para poder subsistir.
- Si no se tiene medios para
cubrir los gastos fijos, ordinarios de cada mes, con facilidad se llega a
la pérdida en los suministros de electricidad, agua, teléfono,... por
supuesto también los seguros,...
- Si no se producen mejoras se
llega al impago de impuestos con las penalizaciones correspondientes
(resulta paradógico: se les niega su derecho al trabajo y luego se les
penaliza por no tener con qué pagar).
- Y si estaban pagando un crédito
hipotecario y ya no tienen con qué seguir abonando los recibos... se les
desahucia y listo, aunque la banca haya recibido suficiente capital
público para tapar los agujeros que ella misma provocó concediendo en otro
tiempo créditos a diestro y siniestro sin control alguno. Pero la familia
se va a la calle... y a seguir pagando una vivienda que ya nunca podrá
volver a habitar.
- Queda la emigración,
naturalmente, y tratar de escapar del hambre acudiendo a la ayuda de las ONGs y vivir botados en la calle.
Entonces entra en juego una nueva bestia: "las mafias traficantes de
personas" que se aprovechan de la desesperación de las personas por
buscar una salida a su situación y son capaces de agarrarse a un clavo
ardiendo: prostitución, trata, mendicidad organizada, tráfico de drogas,
delincuencia,...
- Los niveles de desquiciamiento,
pérdida de la salud física y mental, además de la desestructuración
familiar total, destrucción de toda dignidad humana,... ya están en
niveles que asustarían al más pintado sólo de verlo; ¡cuánto más en
quienes lo sufren en sus carnes!.
- Hasta acabar en una prisión, un
hospital... para luego volver a la calle pura y dura,... o al cementerio
(si tienes dinero para pagar un nicho lo pagas tú, si no... "ya te
enterrarán los servicios públicos allá donde menos molestes").
No estamos
dramatizando, estamos señalando la realidad. Estamos hablando de la trayectoria
que sigue o hace seguir este sistema que está viciado ya desde su origen y que
es contrario al Plan de Dios.
Razones
éstas y muchas otras mejor expuestas y por supuesto mucho más pormenorizadas
son las que nos llevan a reclamar un
cambio estructural que rectifique esta tendencia, que se favorezca el trabajo
en todos los segmentos de edad de trabajar de una persona, que se dignifique,
en suma, la vida de las personas porque si todos somos hijos de Dios... sólo
podemos llamar HERMANO o HERMANA a toda persona, sin excepción alguna. Sus justas reivindicaciones son y han de ser las nuestras; ella es carne de nuestra carne.
Les
invitamos a entrar en las cuestiones del siguiente artículo, lo valoremos y
veamos la forma de trabajar en ello donde quiera que estemos llevando a cabo
nuestra militancia social, política, económica, cultural o eclesial:
Estimado Santi: Como me ha gustado el artículo, me he tomado la libertar de vincularlo desde mi Web de SOMAC. Si hay algún inconveniente me lo dices para borrarlo de inmediato.Un abrazo,
ResponderEliminarNingún inconveniente hermano; más bien agradezco que le des difusión. Un abrazo.
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