Las
militantes de la HOAC y la JOC, como movimientos de Acción Católica en el mundo
obrero, queremos expresar públicamente nuestra solidaridad y apoyo a “las
Marchas de la Dignidad”, que harán su entrada en Madrid el 22 de Marzo, al entender
que son justas, legítimas y necesarias la mayoría de sus aspiraciones y
reivindicaciones. En ellas participamos personas desempleadas, afectadas por
las hipotecas, integrantes de diversos movimientos sociales, de mareas
ciudadanas y muchas personas creyentes y no creyentes, empujadas por su fe o
sus convicciones éticas.
Queremos
resaltar uno de los lemas de estas Marchas: PAN, TRABAJO Y TECHO PARA TODOS Y
TODAS. Son los requisitos mínimos para que la sociedad que intentamos construir
no deje a nadie en las cunetas. Para que la vida que compartimos sea humana y
nos humanice. “El paro es la consecuencia de un sistema económico que ya no es
capaz de crear puestos de trabajo, porque pone en el centro un ídolo que se
llama dinero. Por lo tanto, las diferentes políticas, sociales y económicas
están llamadas a promover un enfoque diferente, basado en la justicia y la
solidaridad.” (Discurso del Papa Francisco a los trabajadores del acero, 20 de
marzo de 2014)
Como se
afirma en el manifiesto, “queremos unirnos a esta respuesta colectiva y masiva
de la clase trabajadora, la ciudadanía y los pueblos. Millones de trabajadores
y trabajadoras se encuentran sin empleo y no merecemos este atropello a nuestra
dignidad colectiva.”
Apoyamos
a todas las personas que han salido de su tierra para denunciar la situación de
precariedad en que viven tantas familias.
La clase trabajadora y las personas más indefensas se empobrecen
cargando sobre sus hombros las consecuencias más duras de una situación que no
han generado.
En medio
de tanto dolor, vemos aumentar la brecha de la desigualdad entre ricos y
pobres. Uno de cada cuatro españoles está en riesgo de pobreza o de exclusión
social, y la juventud no tiene posibilidad de forjar un futuro digno con las
actuales políticas. Además las medidas que se están tomando, provocan que se
haya incrementado el número de millonarios un 13% en España.
“Felices
quienes tienen hambre y sed de justicia”, nos recuerda el Evangelio. Queremos
ver en estas Marchas una expresión de esa sed de justicia que vivimos en la
actualidad. La urgencia social que vivimos hace necesario un pronunciamiento
para priorizar la vida y la dignidad de las personas antes que los intereses
económicos. Es hora de unirnos todas las personas de buena voluntad.
Como
militantes cristianas y en sintonía con el Papa Francisco, no queremos
“dejarnos robar la alegría evangelizadora”, debemos trabajar la esperanza.
“Cuando
la sociedad abandona en la periferia a una parte de sí misma, no habrá
programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan
asegurar indefinidamente la tranquilidad. Y no sólo porque la inequidad provoca
la reacción violenta de los excluidos, sino porque el sistema social y
económico es injusto en su raíz.” (“La Alegría del Evangelio”, 59).
Nos
comprometemos, por tanto, a ser motor de cambio de estas situaciones que
deshumanizan constantemente a tantas personas y limitan nuestras vidas. Dios
sigue oyendo el clamor del pueblo explotado, dominado y oprimido y nos invita a
vivir la utopía de un mundo más humano, un mundo fraterno.
Madrid
21 de marzo de 2014
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