CONSTRUYENDO IGLESIA EN LAS PERIFERIAS DEL
MUNDO OBRERO
Editorial de Noticias Obreras núm. 1574 — Agosto 2015
Editorial de Noticias Obreras núm. 1574 — Agosto 2015
«Nuestra
humanidad crece cuando ponemos en el centro al otro,
buscando ante todo que el otro pueda vivir».
buscando ante todo que el otro pueda vivir».
Del 13 al 16 de agosto se celebra en Segovia
la XIII Asamblea General de la HOAC.
Es la
culminación de un proceso de reflexión,
diálogo y oración en el que las y los militantes de la HOAC hemos
compartido una visión común de la actual
situación del mundo obrero y del trabajo, de la situación de la Iglesia, y hemos revisado las propuestas de vida y
acción de nuestra XII Asamblea General, celebrada en 2009.
Desde esas
premisas, la Asamblea servirá para tomar decisiones sobre cómo queremos ser, vivir y actuar en los próximos años como
comunidad eclesial que quiere vivir y testimoniar a Jesús en medio del
sufrimiento, el empobrecimiento y la inequidad que sufren hoy tantas personas y
familias trabajadoras, para seguir construyendo Iglesia en las periferias del
mundo obrero, como dice el lema de la Asamblea.
En la HOAC estamos viviendo este proceso
asambleario con ilusión y esperanza, pero también con dolor.
Son tiempos de mucho sufrimiento en el mundo
obrero y del trabajo. La
crónica injusticia que padece, resultado de la mercantilización de las personas
por la reducción del trabajo humano a mercancía, ha devenido los últimos años
en más explotación, más desigualdad, más precariedad vital, más empobrecimiento
y exclusión, por la extensión de la inmisericorde lógica mercantil que nos ha
llevado a la crisis y que se ha seguido aplicando para la salida de ella.
Son tiempos difíciles para muchas personas y
familias trabajadoras, víctimas sacrificadas al ídolo del dinero,
a un individualismo atroz e inhumano.
Son tiempos que reclaman cambios muy
profundos en la forma de vivir y de hacer las cosas, para poner
de verdad la dignidad de las personas, y en particular las necesidades de los
empobrecidos y excluidos, en el centro de la vida social.
Son tiempos que reclaman a gritos justicia,
trabajo digno y solidaridad.
Son tiempos, como dice constantemente el papa
Francisco,
de poner en primer lugar «la inclusión social de los pobres» para
acabar con tanto sufrimiento y hacer posible el ser y el vivir con dignidad de
todas las personas. Y, por ello, para la
Iglesia, servidora de la humanidad en fidelidad a Jesucristo.
Son tiempos de hacer plenamente verdad en nuestras
vidas
que «cada
cristiano y cada comunidad cristiana están llamadas a ser instrumentos de Dios
para la liberación y promoción de los pobres» («Evangelii gaudium», 187).
En la raíz de la enorme fractura social, de las
desigualdades y el empobrecimiento que padecemos, hay una profunda disolución
de lo humano, una gran deformación del sentido de nuestra humanidad. Por eso, estamos convencidos de que responder
hoy a las necesidades de los empobrecidos del mundo obrero pasa, más que nunca,
por proponer un proyecto de humanidad, la forma de vida que nos muestra y
propone Jesucristo como la más plenamente humana.
Una propuesta de vida cuyo centro es la
comunión
en el amor y la libertad, uniendo amor y justicia como
camino de realización humana y de construcción de una sociedad justa y
fraterna.
Hemos construido una sociedad deforme
y una humanidad deformada porque hemos seguido un camino que rompe en la
práctica la dignidad humana; el camino de poner en primer lugar la búsqueda del
propio interés, conveniencia o gusto, creyendo que así podemos ser felices y
realizar nuestra humanidad. Pero no, ese
camino es el que provoca injusticia, empobrecimiento e inhumanidad, porque nos
aleja de nuestra vocación a la comunión.
Necesitamos redescubrir que
nuestra humanidad crece cuando ponemos en el centro al otro, buscando ante todo
que el otro pueda vivir. Así podremos construir relaciones personales y
sociales humanas, justas y fraternas. Solo
así.
Este es el cambio de raíz que
necesitamos.
Esa es la propuesta de vida que
necesita nuestra sociedad, nuestro mundo obrero y del
trabajo, y la que necesitamos vivir con más intensidad la Iglesia y, en ella,
la HOAC, haciendo más realidad en nuestra vida que «cuando la Iglesia convoca a la tarea evangelizadora, no hace más que
indicar a los cristianos el verdadero dinamismo de la realización personal…, la vida se alcanza y madura a medida que se
la entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la misión» («Evangelii gaudium», 10).
Pedimos a Dios que nuestra XIII Asamblea General
la aprovechemos como una oportunidad para crecer en esta manera de ser y de
vivir.
Publicado por HOAC CADIZ en 13:50
Editorial
Noticias
Obreras 1.574 AGOSTO 2015 Pág.313
Nota | Este editorial se publica en la web y en redes sociales.
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