miércoles, 1 de julio de 2020

Alternativas para enfrentar la crisis (I)

Dos alternativas de clase para enfrentar la crisis
Redistribuir la Riqueza es hoy más urgente y necesario
TESIS 1: La reconstrucción económica y social de España tras la Covid-19 no puede financiarse acudiendo exclusivamente a un mayor endeudamiento público o a las “ayudas europeas”. Eso agravaría las debilidades que nos condenan a sufrir con mayor intensidad cualquier crisis.
España dispone de recursos no solo para contener la pandemia, sino también para impulsar un nuevo proyecto de desarrollo. Pero necesitamos redistribuir la riqueza, colocando esos ingentes recursos, ahora monopolizados por una ínfima minoría, al servicio de los intereses populares y nacionales.


Seguimos, mientras no dispongamos de una vacuna o un tratamiento eficaz contra la Covid-19, en una situación de emergencia sanitaria que nos obliga a tomar medidas de prevención.
Pero todo el debate político gira ya en torno a cómo abordar la reconstrucción tras la pandemia. Y dos son las preguntas claves ante las que todas las fuerzas, económicas, políticas y sociales, toman posición:
  1. ¿Cómo deben financiarse las medidas de choque tomadas durante el confinamiento, así como la ingente inversión necesaria para reparar los daños?.
  2. ¿Cuáles son los ejes maestros sobre los que debe girar la España “post Covid-19”?
Se nos plantea que las únicas fuentes de financiación a que podemos acceder para sostener esta empresa son un enorme salto en el endeudamiento público y el recurso a las ayudas que esta vez sí -y sin que comporten las onerosas imposiciones del “rescate” de 2012- la UE va a conceder.
Esta es una idea -que, más allá de sus evidentes diferencias, comparten desde el PP a Podemos- machacona e interesadamente repetida.
Claro que el Estado debe intervenir en esta situación de emergencia, incrementando el gasto público sin atender a la regla del “déficit cero”.
Pero cuando el FMI, la Comisión Europea o la gran banca española, los mismos que hasta hace escasos meses defendían la necesidad de “reducir el gasto público”, afirman ahora que “los Estados deben gastar, gastar y gastar sin límite”, no lo hacen para atender las necesidades sociales sino para proteger sus intereses.
Los Estados deben hacerse cargo del gasto extra generado por la pandemia para que no peligren los ingentes recursos que los grandes bancos, monopolios, fondos de inversión, grandes fortunas acumulan y concentran y para seguir multiplicando sus beneficios.

El gobierno español debe dar en Bruselas una batalla por defender los intereses nacionales. Exigiendo un reparto justo y equitativo de los fondos europeos, y oponiéndose a que su concesión comporte obligaciones que nos impongan nuevos recortes o perjudiquen a la economía española.
Pero de la UE, del club de las principales burguesías europeas no podemos esperar una “respuesta solidaria”. Alemania, o Francia, necesitan evitar un colapso de la economía europea, que es donde sus bancos y monopolios obtienen las principales ganancias, pero no van a renunciar a imponer una “condicionalidad” que imponga sus intereses al conjunto de la UE.
Seguir el camino de un masivo endeudamiento y del recurso a unas “ayudas europeas” presentadas como el único salvavidas al que aferrarse, conducirá inevitablemente a nefastos resultados, para el país y para la sociedad.
A diferencia de la deuda privada, el pago de la pública se socializa: debemos hacernos cargo de él todos obligatoriamente. La montaña de nueva deuda de los Estados no saldrá “gratis”. Y, bajo unas formas u otras, en unos o en otros plazos, se nos impondrán “ajustes” para saldarla.
Y el recurso a los fondos europeos va a comportar -independientemente de que las condiciones en que se concedan sean mucho mejores que en 2012- una mayor capacidad de intervención -”supervisión”, en el lenguaje diplomático- de Bruselas sobre la política española. Aumentando nuestra dependencia exterior, el principal factor de debilidad que nos ha condenado a ser en esta crisis el país europeo que mayores pérdidas registrará.
Ana Patricia Botín, presidenta del Banco de Santander, ha concentrado la mentira profusamente difundida durante esta crisis: “necesitamos inversión y la nacional no es suficiente”. Falso, claro que en nuestro país hay recursos suficientes, por ejemplo los casi 1,6 billones de euros de activos -más de 600.000 millones de ellos en España- que atesora el Santander.
¿Cuánto dinero necesitamos para hacer frente a la emergencia sanitaria y la pandemia económico-social, y dónde -y sobre todo quién tiene- esos recursos?.
Los números son suficientemente explícitos: el problema principal que enfrenta la sociedad española, y cuya resolución la pandemia ha hecho todavía más urgente, es redistribuir la ingente riqueza que ahora está concentrada por una ínfima minoría de bancos, monopolios y capital extranjero, que la subordinan a sus intereses.

TESIS 2: Una salida progresista a la crisis no puede limitarse a elevar los gastos sociales o crear empleo con cargo a los presupuestos del Estado, una alternativa sostenida inevitablemente con más deuda, y que se corresponde no a la tradición de la izquierda sino a la herencia del capitalismo burocrático.
Hay que redistribuir la riqueza para multiplicar la capacidad de generar nueva riqueza, emprendiendo una reindustrialización del país hoy más necesaria que nunca. Impulsando un desarrollo independiente que se coloque al servicio de los intereses de la mayoría de la sociedad y del país.

Algunas de las propuestas presentadas por las principales formaciones de la izquierda española conducen exactamente al lugar contrario al que supuestamente se pretende avanzar.
La ministra de Igualdad, Irene Montero, en representación de Unidas Podemos, plantea crear 300.000 puestos de trabajo vinculados al impulso a un sistema público de cuidados, dirigido a dependientes, ancianos...
Mientras IU plantea crear un millón de empleos a través de un “Plan de Trabajo Garantizado”, cuya financiación correría a cargo del Estado, que invertiría 15.000 millones de euros. Empleos relacionados con servicios sociales, cuidado y rehabilitación del patrimonio público o el medio ambiente -limpieza de bosques...-.
Ambas propuestas coinciden en crear puestos de trabajo improductivos, en sectores necesarios pero que no generan nueva riqueza. Es el camino más rápido hacia la precariedad y los salarios bajos. En el plan de IU la inversión para cada empleo es de 15.000 euros. Si descontamos el dinero necesario para crear y mantener el empleo, el salario al que ese trabajador podría aspirar estaría muy por debajo de los 1.000 euros.

Crear empleos no productivos sostenidos con gasto público -que todos pagamos a través de la deuda- no es una propuesta de izquierdas. Más bien responde a la pesada herencia de un pensamiento que tiene como referencia el capitalismo burocrático con marca soviética.
IU también propone un plan general de reconstrucción del país, con una inversión pública de 155.000 millones hasta 2022 para aumentar el gasto en sanidad, educación, políticas sociales... Se subirían impuestos a grandes fortunas, o bancos y monopolios pero por valor de 57.000 millones de euros. Los ingresos llegarían hasta los 80.000 combatiendo el fraude fiscal. La diferencia entre ingresos y gastos ofrece un saldo negativo de 75.000 millones. Por eso, IU admite que debería ser financiado con una emisión de deuda pública de 235.000 millones.
Aumentar el gasto social en base al endeudamiento público tampoco es una política de izquierdas, y no tiene nada que ver con la redistribución de la riqueza. Hay que fortalecer la sanidad y la educación públicas, elevando el gasto público a la media europea y revirtiendo los recortes ejecutados. Pero debe sostenerse sobre la base de limitar las enormes ganancias de grandes bancos, monopolios y capital extranjero, utilizando ese dinero en generar nueva riqueza.
Es sorprendente que en el plan de reconstrucción presentado por IU el apartado dedicado a la “Reforma del sistema productivo” ocupe solo un 3,6% de las páginas. Especialmente en un momento donde la pandemia ha revelado la necesidad de fortalecer e impulsar la industria nacional.

Si España va a sufrir en mayor medida los efectos de esta crisis, es por nuestra excesiva dependencia del turismo. La exposición del PIB español a los ingresos procedentes del turismo, ocio y hostelería duplica o triplica los índices de Alemania, Italia o Reino Unido.
Una relación que se invierte en la industria. Apenas el 14% del PIB español proviene de la industria, mientras que la media europea está en el 20,1%, y en Alemania alcanza el 25%. No es una “maldición bíblica”. En 1975 el 36% del PIB español tenía su base en la industria. Han sido las imposiciones exteriores -principalmente de la UE- las que impusieron la liquidación de una parte de la industria nacional, y la entrega de otra al capital extranjero. Hundiendo el peso de la industria en el PIB hasta el 18% en el 2000 o el 14% en 2019.
Necesitamos un plan de reindustrialización de España que sea motor de un desarrollo independiente. Hemos comprobado las consecuencias de que el suministro de productos básicos sanitarios -mascarillas, respiradores...- dependa de un mercado mundial controlado por unos pocos monopolios y grandes potencias.
Reorientando los enormes recursos que el país posee -y que ahora se utilizan en provecho de una ínfima minoría- para desarrollar una sólida base industrial. Concentrada no en los sectores más intensivos -cuya rentabilidad depende de bajar salarios, como el textil-, sino en aquellos de más alto valor añadido, que nos permitan competir en una economía globalizada.
Debemos redistribuir la riqueza de forma que podamos multiplicar nuestra capacidad de generar nueva riqueza.

PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  1. ¿Qué preguntas o dudas nos genera la lectura de esta entrada?. ¿Qué aclaraciones necesita?.
  2. ¿Qué puntos fuertes observamos en el texto que hemos leído?.
  3. ¿Qué otras informaciones o reflexiones podríamos añadir a lo expuesto para complementarlo, ampliar o profundizar en su contenido?.
  4. ¿Qué grado de acuerdo o desacuerdo tenemos con el artículo?.
  5. ¿Qué conclusiones podríamos obtener de todo su conjunto?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario