6 Pascua – A (Juan 14,15-21)
Evangelio del 17 / May /
2020
No hay en la vida una
experiencia tan misteriosa y sagrada como la despedida del ser querido que se
nos va más allá de la muerte. Por eso el evangelio de Juan trata de recoger en
la despedida última de Jesús su testamento: lo que no han de olvidar nunca.
Una cosa es muy clara para
el evangelista. El mundo no va a poder «ver» ni «conocer» la verdad que se
esconde en Jesús. Para muchos, Jesús habrá pasado por este mundo como si nada
hubiera ocurrido; no dejará rastro alguno en sus vidas. Para ver a Jesús se
necesitan unos ojos nuevos. Solo quienes lo amen podrán experimentar que está
vivo y hace vivir.
Jesús es la única persona
que merece ser amada de manera absoluta. Quien lo ama así no puede pensar en él
como si perteneciera al pasado. Su vida no es un recuerdo. El que ama a Jesús
vive sus palabras, «guarda sus mandamientos», se va «llenando» de Jesús.
No es fácil expresar esta
experiencia. El evangelista la llama el «Espíritu de la verdad». Es una
expresión muy acertada, pues Jesús se va convirtiendo en una fuerza y una luz
que nos hace «vivir en la verdad». Cualquiera que sea el punto en que nos encontremos
en la vida, acoger en nosotros a Jesús nos lleva hacia la verdad.
Este «Espíritu de la verdad»
no hay que confundirlo con una doctrina. No se encuentra en los libros de los
teólogos ni en los documentos del magisterio. Según la promesa de Jesús, «vive
con nosotros y está en nosotros». Lo escuchamos en nuestro interior y
resplandece en la vida de quien sigue los pasos de Jesús de manera humilde,
confiada y fiel.
El evangelista lo llama
«Espíritu defensor», porque, ahora que Jesús no está físicamente con nosotros,
nos defiende de lo que nos podría separar de él. Este Espíritu «está siempre
con nosotros». Nadie lo puede asesinar, como a Jesús. Seguirá siempre vivo en
el mundo. Si lo acogemos en nuestra vida, no nos sentiremos huérfanos y
desamparados.
Tal vez la conversión que
más necesitamos hoy los cristianos es ir pasando de una adhesión verbal,
rutinaria y poco real a Jesús hacia la experiencia de vivir arraigados en su
«Espíritu de la verdad».
José Antonio Pagola
No hay comentarios:
Publicar un comentario