miércoles, 13 de mayo de 2020

Iglesias cerradas por el coronavirus. Hambre en Africa.


Sin duda el coronavirus es una gran tragedia a nivel mundial, y en manos de gobernantes irresponsables aun mucho peor. Por ejemplo:
  • Donald Trump quiere curarlo con una inyección de desinfectante. Hizo un ridículo bochornoso ante todo el mundo, como tantas otras veces, y hay quien le hace caso.
  • Jair Bolsonaro, cuando le preguntan por los fallecidos en Brasil a causa de la pandemia, contesta: "yo no soy sepulturero".
Con "artistas" como estos mal va este mundo.

En Europa, los EE.UU. y otros países el coronavirus va dejando un rastro terrible de enfermos, fallecidos, familias rotas, muchas consecuencias sociales y unos gastos  cuantiosísimos.
Pero en los países pobres, como Africa, es muy diferente. De  momento, al menos, les preocupa mucho más el hambre que el coronavirus.
En Africa, lamentablemente,  ya están acostumbrados a grandes epidemias:
  1. -todavía mueren al año un millón de personas por el SIDA.
  2. -entre 2014 a 2016 se enfrentaron  al  Ébola,  con una tasa de letalidad del 50 % que llevó por delante a varias decenas de miles de contagiados y muertos.
  3. -bronquitis, neumonías, diarreas, malaria, meningitis y tuberculosis son crónicas en Africa y causan muchos miles de muertos cada año.

Pero para los africanos el agente más mortífero de todos es el hambre.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) el 6 de enero pasado lanzó una alerta sobre las cifras de hambre que se registran en África, las cuales tienen en serio riesgo de muerte a 45 millones personas, y esto sin contar lo que aun pueda dejar detrás de sí el coronavirus.
En las fotografías siguientes, tomadas de un vídeo grabado el 22 de abril pasado en Ruanda, se ve un poco como las grandes lluvias, cada vez más torrenciales a causa del cambio climático,  arrastran las tierras y las cosechas, detrás de las cuales llega infaliblemente el hambre, pasando al extremo opuesto con sequías voraces y temperaturas de 40 grados como en Zimbabue con la caída del 50 % de la cosecha de cereales, dejando a las puertas de la hambruna a 7,7 millones de personas.

La gente mira impotente el desastre: la lluvia lleva la tierra y deja el hambre:

Y esto sucedía recientemente en Liberia con miles personas rodeando, apelotonadas, un pequeño camión de reparto de comida: 
Por si fuera poco, veamos esto otro:
GRAVISIMA DESNUTRICION INFANTIL: En Liberia, de cada 100 niños, 96 de 6 a 23 meses pasan hambre. En la región del Sahel, las madres muy desnutridas no producen leche hasta el punto de tener que alimentarlos con huevos de hormiga.

REFLEXION: Acabamos de ver algo sobre la dramática situación de Africa: Hay católicos entre nosotros que se lamentan de que las iglesias hayan sido cerradas a causa de la pandemia y no se pudo celebrar la Semana Santa con sus cultos y procesiones. Muchos creemos firmemente en la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, como centro y culmen de la vida cristiana (C. Vaticano II) donde tomar  fuerza para el compromiso de luchar por un mundo mejor, y no como un Paracetamol para quedar tranquilos.

La pandemia pasará y a partir del día 11 volverá la apertura gradual de los templos, pero si no hay una apertura radical de la Iglesia hacia los oprimidos del mundo, igual da abrirlos que no abrirlos. La fe es seguir a Jesucristo para vivir como El vivió, haciendo lo que él hizo: alimentar a los pobres, curar a los enfermos, dignificar la vida de las personas, y diciendo lo que El dijo, sobre todo denunciando las injusticias y a los injustos de este mundo, que son los fabricantes de pobres, de injusticias, de desigualdades, de emigrantes forzados, de violencias, de guerras, de encarcelados en CIES, y la causa de la gran parte de los sufrimientos de la Humanidad y de la Madre Tierra.

La dramática situación de Africa se debe al colonialismo que muchos países europeos hemos ejercido históricamente sobre ella, y actualmente a las Compañías Multinacionales, que son un colonialismo nuevo, quitándoles a los campesinos  a precio de nada millones de hectáreas de tierra y las múltiples y abundantes materias primas que posee hasta el punto de ser Africa el Continente más rico del planeta pero donde están los más empobrecidos de la Tierra.

El coronavirus, en poco más de dos meses, sembró el caos en el mundo y está metiendo a muchos países en una crisis muy grave, pero que ya existía antes del virus, porque con el capitalismo salvaje cabalgando por el mundo venimos arrastrando crisis económica, política, ecológica, social, cultural, jurídica, moral, religiosa, materialista, consumista, asimétrica donde los menos tienen cada vez más y los más cada vez menos, concentrando tanto dinero y poder en tan pocas  manos, que de seguir así, el destino de la humanidad quedará a merced de unos pocos que tendrán todo el dinero y todo el poder, y donde el resto de toda la humanidad no tendremos nada que hacer, más que oír, ver, callar y aguantar.

No podemos seguir así: hay  que organizar la vida, el mundo, la convivencia social, la economía, la política, la cultura, la participación ciudadana, los valores y los derechos humanos de otra manera, donde todos tengamos una palabra que decir y una decisión que tomar, sin ser manipulados por nadie y menos por el dinero y el poder como ahora. Es necesario un sistema de participación de todos en un  proyecto común y solidario de convivencia al servicio de todos, que hoy aun parece una utopía, pero ansiarla nos ayudará a caminar hacia ella. De no hacerlo vendrán más virus hasta que aprendamos.

Tomemos en serio el Evangelio,  y con mayor motivo los que nos decimos creer en Jesucristo y su mensaje: Hemos cometido el grave error de dar más importancia a la religión que al cristianismo, y por eso, marginando el Evangelio, hemos reducido el mensaje de Jesús a construir iglesias, catedrales, santuarios, ceremonias, ritos, celebraciones, liturgias, olvidando algo tan simple y elemental como que un solo niño es infinitamente más importante ante Dios que todas las iglesias y catedrales del mundo, porque el verdadero templo de Dios es el ser  humano donde El habita. El proyecto de Jesús que recogen los Evangelios, de justicia, igualdad, fraternidad, solidaridad,  amor, salud, paz, armonía y vida para todos los seres humanos y toda la creación, es el que nos puede sacar del pozo tan grande en que estamos caídos. El Dios con el que Jesús habla a diario en su oración es el Dios de estos grandes valores, que son el gozne en torno al cual giró toda la vida de Jesús y por tanto debe también girar la nuestra. Así haremos un mundo lleno de vida y vida en abundancia para todos los seres humanos y toda la creación.

Un cordial abrazo.- Faustino Vilabrille

faustino@faustinovilabrille.es


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