- La Eucaristía es presencia real de Jesús: Desde la última Cena de Jesús con sus discípulos y discípulas, los cristianos siempre vimos en esta celebración la presencia real de Jesús. Jesús cogió pan y les dijo: “Tomad y comed todos y TODAS de él, porque esto es mi cuerpo”. Después tomó la copa con vino y les dijo: Tomad y bebed todos y TODAS de él porque este es el cáliz de mi sangre. Haced esto en memoria mía”. Su Cuerpo es la persona de Jesús y su Sangre es la vida de Jesús.
- El pan de la Comunión es la persona de Jesús: No se trata del cuerpo físico ni de la sangre física de Jesús, sino de la persona y la vida de Jesús: Recibir la Comunión es aceptar la persona de Jesús y todo lo que él es y significa. Beber el cáliz es adherirnos a la vida de Jesús para hacer la nuestra lo más parecida a la suya.
- Es Comunión y liberadora: De ahí que la Comunión como adhesión a la persona de Jesús, sin compromiso con El y su mensaje de justicia, igualdad, amor, fraternidad, no significa nada, no sirve para nada. Por eso toda Eucaristía tiene que ir inevitablemente unida a la lucha por la liberación integral de los seres humanos y la creación.
- Presencias inseparables: De ahí que la presencia de Jesús en la Eucaristía es inseparable de la presencia de Jesús en los hambrientos, sedientos, enfermos, emigrantes, desnudos, encarcelados (Mateo 25,31-46), pues sin reconocer la presencia de Jesús en los empobrecidos es imposible reconocer su verdadera presencia en la Eucaristía: "tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y en la cárcel y me visitasteis..."
Incluso sin
salirnos de España (Ver Informe FOESA):
- - La tasa de pobreza infantil afecta al 28.3 % de los niños y niñas de nuestro país. Es más, la tasa AROPE conjunta de las comunidades situadas al sur (Extremadura, Castilla-La Mancha, Valencia, Murcia, Andalucía, Canarias, Ceuta y Melilla) creció del 30,7% al 36% entre 2008 y 2017.
- - Dos millones de españoles viven con miedo a perder su casa y la exclusión social aun alcanza al 18% de la población.
- - Más de cuatro millones están en exclusión severa por inseguridad de vivienda, desempleo persistente o precariedad laboral.
- - El empleo se considera “como un privilegio y no como un derecho”, pues tener trabajo ha dejado de ser garantía de prosperidad para muchas personas: un 14% de las personas que trabajan están en exclusión social y el 15% de los hogares sufre inestabilidad laboral grave.
- - Las mujeres también están en desventaja, pues la mujer necesita trabajar 1,5 horas más al día para ganar lo mismo que un hombre y, si es inmigrante, dos horas más.
- - Desigualdad: La renta total del 20% de la población con mayores ingresos multiplica por 6,6 la renta total del 20% con menores ingresos. Lo saben bien los Pujol, los de las Sicav, los de los paraísos fiscales, así como los empresarios españoles que fabrican prendas con mano de obra esclava en el Norte de Africa, en la India, Guatemala o Bangladés… Su Dios es el dinero, porque la leña nunca sacia al fuego igual que el dinero nunca sacia la avaricia del rico. (S. Pedro Damián).
Una Última Cena donde estábamos todos representados.
Una
Iglesia androcéntrica nunca puede ser la verdadera Iglesia de Jesús. Por eso,
por ejemplo, en las palabras de la consagración deberíamos decir: “Tomad y
comed todos Y TODAS de él... y tomad y bebed todos Y TODAS de él”.
Hace ya
años que algunos lo hacemos así, pero ¿cuándo lo podrán hacer por lo menos
ALGUNAS MUJERES?. En esta Iglesia oficial de hoy seguramente nunca, incluso con
el Papa Francisco al frente de la misma, con todo el esfuerzo que está haciendo
para renovarla en otros aspectos, pero en este parece tener miedo porque muchos
obispos y cardenales, no sólo no le ayudan, sino que se enfrentan a él,
incluido el africano Robert Sarah, que
últimamente nos cambió en la consagración, “todos” por “muchos”. O sea que
Jesús no dio la vida por TODOS, sino tan sólo por muchos. Y los otros ¿qué?; ¡¡¡increíble!!!.
Cada
vez más colectivos cristianos, organizaciones de Iglesia, monjas, teólogos,
teólogas, pastoralistas y laicos están
pidiendo que las mujeres puedan participar en todas las funciones y ministerios
de la Iglesia, exactamente igual que los hombres, y que haya para ellas las
mismas posibilidades e instituciones de formación que hay para ellos. Es algo
verdaderamente urgente, pues de lo contrario la Iglesia perderá muy pronto a
las mujeres como perdió a la clase obrera y a los intelectuales por no estar a
la altura de cada circunstancia histórica.
El
cardenal Christoph Chönborn propuso
la convocatoria de un Concilio para tratar y dilucidar la ordenación de
mujeres en la Iglesia, porque es un tema que no debe decidirlo el Papa solo.
Desde
estas pobrísimas líneas hemos pedido varias veces la convocatoria de un Concilio para tratar el
enorme problema de la pobreza en el mundo: sus causas, culpables y
consecuencias. Ahora añadimos el de la mujer en la Iglesia.
Parece
que el próximo sínodo Panamazónico va a abrir la puerta a la ordenación
sacerdotal de hombres casados. Es una INJUSTICIA que siga cerrada para las
mujeres. ¿Para cuándo será?.
El
mismo Francisco ya lo advirtió en Brasil hace unos años: “Si la Iglesia pierde
a las mujeres, en su dimensión total y real, corre el riesgo de volverse
estéril”. El problema no es sólo ese, sino que el gran mensaje del Evangelio se
vaya reduciendo cada vez más a un hecho histórico y no sea una realidad viva
creadora de un mundo más justo, solidario, fraternal y unido, donde todos nos
sintamos felices y llenos de generosidad para poder hacer algo por los demás
sin esperar nada a cambio para el bien de todos los seres humanos y de toda la
Creación.
Un
cordial abrazo a tod@s.- Faustino Vilabrille
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