sábado, 14 de enero de 2012

España: "Pasar de la acogida al inmigrante a la comunión".

Mensaje de los obispos españoles para el Día de las Migraciones 2012

Los obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones de España, ante el próximo Día de las Migraciones, el domingo 15 de enero, han hecho público un mensaje en el que afirman con el papa que “la acogida a los emigrantes y refugiados no es solo cuestión de solidaridad y de compartir, es 'una oportunidad providencial para renovar el anuncio del Evangelio en el mundo contemporáneo'”.
Los obispos españoles se hacen eco del mensaje papal para la Jornada mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebra el 15 de enero, sobre el tema «Migraciones y nueva evangelización».

En este  mensaje, los obispos abordan en primer lugar la Nueva Evangelización como una respuesta pastoral al desafío de las migraciones. “La tarea y la misión evangelizadora se hacen cada vez más urgentes, debido a los cambios amplios y profundos de la sociedad actual”, afirman.
Entre esos cambios, uno de los más significativos es, señalan, “el originado por el fenómeno migratorio”. “La desaparición de fronteras –subrayan- y los procesos de globalización en que nuestro mundo está inmerso, y en el que tanto tienen que ver el desarrollo de los medios de comunicación y las facilidades para los desplazamientos, están dando lugar al encuentro entre personas y pueblos diferentes. Sociedades que eran, hasta hace poco, homogéneas, se están convirtiendo, por obra de los flujos migratorios, en sociedades pluriculturales y plurirreligiosas. En España lo estamos experimentando con singular fuerza y rapidez. En unos pocos años ha cambiado sensiblemente la fisonomía de los habitantes de nuestro país”.

“El paso de estas personas de una sociedad muchas veces rural y de fuertes carencias materiales, pero de relaciones muy personalizadas, a una sociedad altamente desarrollada y consumista, en que se valora por encima de todo la libertad individual, la independencia personal y la racionalidad científico-técnica, está suponiendo para muchos inmigrantes un choque cultural traumático”, subrayan los obispos.
“También llegan hasta nosotros 'hombres y mujeres provenientes de diversas regiones de la tierra que aún no han encontrado a Jesucristo o lo conocen solamente de modo parcial'. Es una 'oportunidad providencial' para realizar la misión ad gentes sin tener que salir a regiones lejanas”, subrayan los obispos españoles comentando el mensaje papal.
“El diálogo respetuoso, el testimonio de la solidaridad, además de abrir horizontes de paz, han de contribuir al conocimiento mutuo, a mostrar que el Dios en quien creemos es el Dios del amor, de la justicia, de la ternura y de la misericordia”, afirman.
Con el silencio y con la palabra.
En un segundo apartado de su mensaje, los obispos abordan el anuncio de la buena noticia del evangelio “Con el silencio y con la palabra”.
“El testimonio silencioso, coherente, y el anuncio explícito de Jesucristo, lejos de ser excluyentes se exigen mutuamente. El primer modo manifiesta, desde la humildad, la bondad y el amor, la fuerza vivificadora del Evangelio, le hace amable por la calidad de la vida del testigo, por la seriedad del compromiso. La amabilidad se traduce en acogida y hospitalidad. El segundo modo responde de manera directa al encargo de Cristo: 'Id y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo' (Mt 28, 19). Este modo conlleva la invitación a formar parte de la comunión eclesial. Esto, traducido a la acción pastoral con los inmigrantes, en muchos casos persona alejadas de la fe, supone un trabajo que tiene como horizontes tanto la integración social como la comunión eclesial”, aseguran los obispos.
La Comisión Episcopal de Migraciones viene ofreciendo propuestas operativas para “ir pasando de la acogida a la comunión, que es el nombre cristiano de la integración; para que nuestras Iglesias se renueven, a fin de responder al inmenso desafío que tanto para la Iglesia como para la sociedad supone el fenómeno migratorio”.
Por ello, señalan que salir al encuentro y abrir las puertas en nuestras Iglesias supone una serie de actitudes que piden a los miembros de la Iglesia en España.
En primer lugar, “seguir insistiendo en crear espacios y comunidades promotoras de solidaridad, acogida, diálogo y comunión fraterna trabajando en una pastoral específica”.
Así mismo, “fortalecer el acompañamiento de personas y grupos” valorando “el valor de la familia como elemento imprescindible de cohesión social”.
Dentro de los grupos que hay que acompañar, afirman que no se puede dejar de seguir teniendo en cuenta “el número notable de los españoles que, actualmente en razón de la situación por la que atraviesa nuestro país actualmente, están saliendo fuera por razones de trabajo, intercambio o estudio. Ellos pueden descubrir las puertas abiertas de nuestras Misiones católicas de habla hispana, que precisan de más sacerdotes y agentes de pastoral”.
Trabajar por unas leyes justas.
Piden también “colaboración por parte de todos para el establecimiento de unas leyes y una opinión pública favorable a los inmigrantes desde una antropología basada en el respeto a la dignidad de la persona humana” y “trabajar por unas leyes justas en el país de acogida ha de ir unido al empeño de que se promuevan políticas de desarrollo”.
Exhortan a los fieles a salir al encuentro, abrir “puertas en los países de origen”. “El compromiso por la verdad –subrayan- exige también desenmascarar las mafias que abusan de los trabajadores inmigrantes (transportes contratos abusivos, trata y explotación de personas con fines de explotación sexual, etc.)”.
La denuncia –afirman- ha de extenderse también a “todos aquellos que pretenden sacar rentabilidad social y política del sufrimiento de los inmigrantes”.
Los obispos de la misión de migraciones proponen también “potenciar la pastoral juvenil con los inmigrantes, recogiendo el encargo del Santo Padre en la JMJ, en cuya Eucaristía final recibimos el encargo de 'comunicar a los demás la alegría de nuestra fe'. En el mundo de las migraciones existen admirables experiencias de trabajo pastoral con jóvenes. La JMJ ha de suponer un renovado impulso para acercarnos, más si cabe, al millón y medio de jóvenes emigrantes (entre 15 y 29 años) que representan casi el treinta por ciento de la población migratoria”.
Y concluyen encomendando los frutos de la próxima Jornada mundial de las Migraciones a santa María, Estrella y Camino, alentando e invitando “cordialmente a nuestros hermanos emigrantes a que compartan la hermosa tarea de la nueva evangelización con todos, tarea en la que, según el mismo Benedicto XVI, 'los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, los laicos y, sobre todo, los hombres y las mujeres jóvenes han de ser sensibles para ofrecer apoyo a tantas hermanas y hermanos que deben afrontar nuevos estilos de vida y dificultades de integración”.

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