jueves, 28 de febrero de 2019

Los Papas y la cuestión ecológica

“El tema de la ecología es una exigencia del Evangelio y no una moda” la Encíclica Laudato si es una oportunidad de evangelización.
No estamos hablando de una actitud opcional, sino de una cuestión básica de justicia, ya que la tierra que recibimos, pertenece también a los que vendrán.
Por tanto, asumir el discipulado misionero del Evangelio, implica asumir la responsabilidad de custodiar la creación.

¿Que nos dicen los Papas?.

La Iglesia Cristiana Católica, desde sus orígenes, ha concedido una importancia capital a la conservación del planeta como acto de respeto a la creación de Dios. En las últimas décadas el respeto del medioambiente ha sido tratado en numerosos documentos generados por parte de sus Santos Padres que reiteran la necesidad de un compromiso con el medioambiente, en encíclicas, exhortaciones apostólicas, mensajes, discursos, homilías, etc.

*San Pablo VI  (1963/1978) en su carta encíclica Populorum Progressio (1967), sobre la necesidad de promover el desarrollo de los pueblos, afirma que “Dios ha destinado la tierra y todo cuanto ella contiene, para uso de todos los hombres y de todos los pueblos, de modo que los bienes creados, en forma equitativa, deben alcanzar a todos bajo la dirección de la justicia acompañada por la caridad.” (PP, No. 22).

*San Juan Pablo II (1978/ 2005), nos regaló un término interesante “humanidad ecológica” en la que la dignidad del hombre ocupa un lugar central.
+En su carta encíclica Redemptor hominis (1979):
El hombre parece, a veces, no percibir otros significados de su ambiente natural, sino sólo los que sirven a los fines de un inmediato uso y consumo de las cosas. En cambio, era voluntad del Creador que el hombre se pusiera en contacto con la naturaleza como “dueño” y “custodio” inteligente y noble, y no como “explotador” y “destructor” sin ningún reparo” (RH. No. 15).
+En la carta encíclica Centesimus annus (1987) llama valientemente la atención sobre el consumismo de las sociedades modernas desarrolladas y su impacto negativo en el equilibrio de las relaciones de los seres humanos entre sí y con la naturaleza. El consumismo es una de las principales causas del deterioro de la naturaleza.

*Benedicto XVI (2005 /2013) en la encíclica “Cáritas in veritate” dedica todo el capítulo IV, de la encíclica al Medio ambiente, nos llama a la responsabilidad y a custodiar la naturaleza….y que debemos de dejarla, a las nuevas generaciones, en un estado en el que puedan habitarla dignamente”

*En el Documento de Aparecida, (2007) aparece por primera vez, el término “Casa Común”. Nos dice que, nuestra Madre tierra, es nuestra “Casa Común “y el lugar de la alianza de Dios, con los seres humanos y con toda la creación.
Desatendernos de las mutuas relaciones y el equilibrio que Dios mismo estableció, es una ofensa al creador.

El Papa Francisco, (marzo 2013) desde el principio de su pontificado, nos anima a que seamos CUSTODIOS DE LA CREACIÓN, y que como cristianos tenemos mucho que decir y que hacer.
Con la Encíclica LAUDATO SI” (Alabado seas mi Señor) publicada el 18 de junio de 2015, el Papa Francisco nos pide que protejamos la Tierra, nuestro hogar común, que "la tierra es un don de Dios para nosotros, lleno de belleza y maravilla y sus frutos pertenecen a todos".
Hace un análisis de la situación de nuestra casa común: Nunca ha sufrido tanto daño y maltrato como en los últimos 200 años. La hemos despojado de sus bosques, hemos contaminando las aguas, su tierra, y su aire. Hemos Colaborando en la extinción de plantas y animales a un ritmo alarmante.
Nuestra casa común, está empezando a parecerse, cada vez más, a un basurero, esto lleva al cambio climático que nos afecta a todos, pero son las comunidades más pobres las que más lo sufren. Sin embargo y a pesar de todo esto, no todo está perdido. Debemos de hacer un cambio en nuestra vida.

En nosotros está la solución, ya que "son, nuestros hábitos de consumo, los que determinan el futuro del planeta”.

Nuestro mundo digital también nos está contaminando, con el ruido y las distracciones, nos impide aprender a vivir sabiamente, a pensar profundamente y amar generosamente.

Vamos a someternos a una “conversión ecológica” en la que escuchemos el grito de la Tierra y el clamor de los pobres.
Esto significa tomar en serio cosas tan simples como evitar el uso de plástico y papel, reducir el desperdicio de agua, separar la basura y utilizar el transporte público,...
Pero lo más urgente que tenemos que reducir, es la velocidad y la cantidad de lo que consumimos, de usar y tirar.
Podemos encontrar una gran alegría y libertad en una vida simple, Así que vamos a empezar a hacerlo hoy.

DECÁLOGO VERDE

1.- Sé una persona solidaria, sobre todo, con los que tienen menos que tú.
2.- Aprende a valorar lo bueno y sencillo para darte cuenta de que se puede ser feliz y hacer felices a los demás con muy poco.
3.- Piensa cada día en un pequeño cambio que puede hacerte más cuidadoso de lo que te rodea, y trata de llevarlo a la práctica.
4.- Disfruta contemplando la variedad de animales y plantas que nos rodean. Todos los seres estamos conectados y nos necesitamos.
5.- Anima a tu familia, tu grupo de catequesis y tu colegio a comprometerse con el medioambiente y con los pobres.
6.- Sé responsable y comprométete. Este es el paso más difícil y el más importante. 7
7.- Haz ver a los adultos que te rodean que el dinero no es lo más importante, que lo primero es cuidar de los seres humanos y del planeta.
8.- Busca en el Evangelio cómo se relacionaba Jesús con las demás personas, los seres vivos y la naturaleza, para tratar de seguirle.
9.- Aprende cómo cuidar nuestra casa común, el planeta.
10.- Reconoce que lo más importante son las personas y comprende que no todo lo puede arreglar la ciencia o la tecnología.

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