Las 26
personas más ricas del mundo poseen la misma riqueza que media humanidad más
necesitada.
La
desigualdad entre ricos y pobres está creciendo sin parar, afectando
especialmente a las mujeres y niñas.
Según
el informe 2019 de la ONG Oxfam Internacional, en la actualidad tan sólo 26
personas poseen la misma riqueza que los 3.800 millones de personas que
componen la mitad más pobre de la humanidad.
Menos
manos con más y más manos con menos: la
riqueza está cada vez más concentrada en menos manos, pues hace dos años había
43 milmillonarios, mientras que ahora son sólo 26 los que poseen tantos bienes,
porque estos 26 tienen aun mucho más de lo que tenían. Son menos, pero aun más
ricos. Los 5 mayores del mundo son los siguientes:
- Jeff Bezos: 126.200 millones de $
- Bill Gates: 91.3000 millones de $
- Warren Buffet: 87.000 millones de $
- Bernard Arnault: 75.000 millones de $
- Mark Zuckerberg: 73.200 millones de $
Entre
los 5 suman 452.700 millones de $
DESIGUALDAD
SOCIAL. DESIGUALDAD RICO-POBRE.
Realmente es el dinero quien gobierna el mundo, pues los gobernantes
y parlamentarios siempre legislan a favor de los que más tienen, con grandes
beneficios fiscales a favor de las grandes empresas y mayores fortunas, así
como consintiendo los paraísos fiscales o las SICAV, dejando de recaudar miles
de millones que dejan de entrar en las arcas del Estado para salud, educación,
servicios sociales, atención a inmigrantes, investigación, etc.
Tan es así que la riqueza de los más ricos de los
cinco continentes en último año se incrementó en 900.000 millones de dólares,
lo que equivale a 2466 millones al día; y por el contrario los pobres han visto
reducidos sus bienes un 11 %, perjudicando a algo más de la mitad de la
humanidad, la más pobre y necesitada, sobre todo en Africa, Hispanoamérica, la
India y Bangladés, de tal manera que la extrema pobreza está aumentando, sobre
todo en Africa Subsahariana, una de las causas más importantes de la emigración
africana.
Un mundo en el que el 1% de la humanidad controla tanta riqueza como el 99%
restante nunca será estable. Siempre habrá conflictos, violencia, intentos o
declaraciones de guerra, emigrantes forzosos, campos de refugiados, los Indices
de Fragilidad Estatal (IFE) irán en aumento: en 29 países de Africa se da el
IFE más alto del mundo, que a su vez sufren un Indice de Desarrollo Humano
(IDH) muy pobre, por debajo de 0,500, lo que indica un porcentaje muy alto de
empobrecidos, incluso muchos por debajo de 1 euro al día, lo que entre otras
muchas consecuencias hace que el 20 % de los niños mueran antes de los 5 años.
No es que Africa sea pobre; al contrario, posee inmensas riquezas, pero casi
todas en manos de las multinacionales de los países ricos.
Ante esta situación, incluso personas muy luchadoras y comprometidas con los
más empobrecidos, se sienten impotentes y desanimadas, porque les parece
imposible revertir esta situación. Ese
desánimo embargaba a los discípulos de Jesús: "toda la noche bregando sin
coger nada", pero se fiaron de Su palabra: "en tu nombre, dijo Pedro,
echaré las redes". El resultado fue una redada tan grande que reventaba la
red, hasta el punto de tener que pedir ayuda a otra barca, y llenaron de peces
las dos.
¿Qué
hace falta?: Hoy no hace falta una pesca milagrosa para cambiar este mundo:
basta tan sólo fiarse del mensaje de Jesús y ponerlo en práctica: hoy hay
bienes de sobra para que toda la humanidad pueda vivir dignamente, y aun hay
medios para mucho más, pero lo que no hay es voluntad política, ni social, ni
religiosa para caminar en esa dirección, pues ni los Estados con sus Gobiernos,
ni las religiones, ni gran mayoría de la sociedad apuestan por ese camino.
DESIGUALDAD
SOCIAL.
Pero
este mundo puede y tiene que mejorar. No depende de Dios, depende de nuestro
compromiso, pero hay que trabajar y bregar por ello como hicieron, durante toda
la noche, los pescadores del lago, que se vieron muy bien compensados por
Jesús, pues cuando el hombre responde, Dios no falla. Si hiciéramos un reparto
justo de los bienes que hay en el mundo y no consumiéramos más de lo necesario,
nos bastaría trabajar muchas menos horas y dedicar más tiempo a actividades
culturales (el que lee conduce su vida, el que no lee será conducido),
sociales, artísticas, recreativas, deportivas, de convivencia, humanitarias,
etc., porque habría de sobra para todos.
Pero la fiebre de tener nos hace a todos esclavos: unos de producir y
otros de consumir, y a todos de tener y tener cada vez más, en vez de ser cada
vez más: ser personas justas, trabajadoras, responsables, solidarias, honradas,
leales, fraternales, cuidadoras, colaboradoras, respetuosas con la dignidad del
ser humano y de toda la creación. El camino está claro, pero hay que hacerlo al
andar. Es el camino que conduce a la meta final de la liberación integral del
hombre y de la creación.
Bastantes Papas, desde 1891 en las encíclicas
sociales de los papas León XIII, Pio XI, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II,
se fueron aproximando cada vez más a la condena del capitalismo, pero ninguno
lo hizo con tanta aproximación como lo está haciendo el Papa Francisco, como en
los siguientes párrafos de la Exhortación “La Alegría del Evangelio”. Dice
esto:
“Mientras
las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se
quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este
desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los
mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control
de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva
tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e
implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a
los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su
poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una
evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder
y de tener no conoce límites. En este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en
orden a acrecentar beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio
ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado,
convertidos en regla absoluta”.
“Hoy en
muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la
exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos
será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y
a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas
de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano
provocará su explosión. Cuando la sociedad —local, nacional o mundial— abandona
en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos
policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la
tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción
violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y
económico es injusto en su raíz”.
Pues
bien, a pesar de que dice que el sistema es injusto en su raíz, sin embargo no
llega a condenarlo. En este sentido Jesús en el Evangelio va más lejos, como
cuando dice: “no podéis servir a Dios y al dinero”, o “Es más fácil para un
camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de
Dios”. Ver también la parábola del rico
y el pobre Lázaro, o el canto de María de Nazaret cuando dice: “Dios actúa con
todo su poder: deshace los planes de los orgullosos, derriba a los reyes de sus
tronos y exalta a los humildes. Llenará de bienes a los hambrientos y despedirá
a los ricos con las manos vacías”. Hay otro texto muy contundente en la Carta
del Apóstol Santiago, donde echa en cara a los ricos haber explotado a los
pobres que segaron sus campos
El Papa
convoca de los Presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo en
el Vaticano: La reunión, de carácter privado, tendrá lugar en el Vaticano entre
el 21 y el 24 de febrero de 2019, para tratar con rigor el gravísimo problema de la pederastia en la
Iglesia, y condenarla con total rotundidad. Ojalá se corte de raíz para
siempre.
Pero
nos gustaría que también se hiciera una convocatoria igual para abordar el
problema de los millones de pobres y muy pobres que hay en el mundo, pues la
pobreza está matando diariamente de muerte injusta a unas 24.000 personas de las cuales 8.490 son niños. El neoliberalismo
capitalista es la causa. El neoliberalismo capitalista mata, mata a diario, y
mata mucho.
Por eso
nos gustaría que también condenaran el sistema capitalista, y más aun, que
convocaran un Concilio para retomar la renovación integral de la Iglesia para
devolverla a la plena coherencia con el Evangelio, también en el tema de la
riqueza, para despojarla de tantos bienes como le sobran y ponerlos al servicio
de los más empobrecidos de la tierra, los únicos por los cuales nos va a
preguntar Jesucristo al final de los días de nuestra vida.
Un
cordial abrazo a tod@s.- Faustino Vilabrille
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