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Tiempo ordinario – C (Lc 4,21-30)
Evangelio
del 03 / Feb / 2019
Sabemos
que la oposición a Jesús se fue gestando poco a poco: el recelo de los
escribas, la irritación de los maestros de la ley y el rechazo de los
dirigentes del templo fueron creciendo hasta acabar en su condena y ejecución
en la cruz.
También
lo sabe el evangelista Lucas.
Pero, intencionadamente, forzando incluso su propio relato, habla del rechazo frontal a Jesús en la primera actuación pública que describe. Desde el principio han de tomar conciencia los lectores de que el rechazo es la primera reacción que encuentra Jesús entre los suyos al presentarse como Profeta.
Pero, intencionadamente, forzando incluso su propio relato, habla del rechazo frontal a Jesús en la primera actuación pública que describe. Desde el principio han de tomar conciencia los lectores de que el rechazo es la primera reacción que encuentra Jesús entre los suyos al presentarse como Profeta.
Lo
sucedido en Nazaret no es un hecho aislado. Algo que sucedió en el pasado. El
rechazo a Jesús cuando se presenta como Profeta de los pobres, liberador de los
oprimidos y perdonador de los pecadores, se puede ir produciendo entre los
suyos a lo largo de los siglos.
A los
seguidores de Jesús nos cuesta aceptar su dimensión profética. Olvidamos casi
por completo algo que tiene gran importancia. Dios no se ha encarnado en un
sacerdote, consagrado a cuidar la religión del Templo. Tampoco en un letrado
ocupado en defender el orden establecido por la Ley. Se ha encarnado y revelado
en un Profeta enviado por el Espíritu a anunciar a los pobres la Buena Noticia
y a los oprimidos la liberación.
Olvidamos
que la religión cristiana no es una religión más, nacida para proporcionar a
los seguidores de Jesús las creencias, ritos y preceptos adecuados para vivir
su relación con Dios. Es una religión profética, impulsada por el Profeta Jesús
para promover un mundo más humano, orientado hacia su salvación definitiva en
Dios.
Los
cristianos tenemos el riesgo de descuidar una y otra vez la dimensión profética
que nos ha de animar a los seguidores de Jesús. A pesar de grandes
manifestaciones proféticas que se han ido dando en la historian cristiana, no
deja de ser verdad lo que afirma el reconocido teólogo H. von Balthasar: A
finales de siglo segundo «cae sobre el espíritu profético de la Iglesia una
escarcha que no ha vuelto a quitarse del todo».
Hoy, de
nuevo, preocupados por restaurar «lo religioso» frente a la secularización
moderna, los cristianos corremos el peligro de caminar hacia el futuro privados
de espíritu profético. Si es así, nos puede suceder lo que a los vecinos de
Nazaret: Jesús se abrirá paso entre nosotros y «se alejará» para proseguir su
camino. Nada le impedirá seguir su tarea liberadora. Otros, venidos de fuera,
reconocerán su fuerza profética y acogerán su acción salvadora.
José
Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/4-tiempo-ordinario-c-lc-421-30/
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