Siempre
que llegan estas fechas navideñas, últimos de año y principio del siguiente es
muy común la expresión: "¡Feliz año nuevo!".
Es un
deseo, obviamente, el deseo de que a ésa o esas personas ese año nuevo le sea
mejor que el anterior, al menos eso, o sea como el que termina si acaso en él
fue feliz. No parece, sin embargo, que la cosa vaya más allá y todo parece
indicar que todo sea por el concurso de la suerte, de unas circunstancias
favorables y... al final pueda decirse que "la cosa fue bien".
¿Y si
en vez de "¡Feliz año nuevo!" dijéramos: "¡Hagamos que el año
nuevo sea bueno!"?. La cosa cambia y no poco, porque entonces no situamos
el control de esos 365 días del año entrante fuera de nosotros sino dependiendo
de lo que y como hagamos en ellos.
¿Y si
cada uno se preguntara a sí mismo y también en su ámbito familiar, de
compromiso eclesial, cultural, social o político, etc... "¿qué voy, qué
vamos, a hacer en este año nuevo para lograr que sea NUEVO de verdad y no sea
únicamente el último dígito del año lo único que cambie?".
Hay
quien renuncia a plantearse propósitos positivos para el nuevo ejercicio porque
piensa que "es bobería, máxime cuando comprueba que al final del ciclo...
no hizo nada o no alcanzó casi ninguno de dichos propósitos" pero... ¿es
la solución dejar de plantearse metas sólo porque no las lleguemos a alcanzar
conforme nos gustaría haber llegado a ellas?.
Pensamos
que no, no es ésa la solución pues ésa es precisamente la mejor manera de
quedar completamente a merced del entorno, de las circunstancias, de nuestro
propia comodidad o capricho incluso.
Razón
por la cual proponemos que cada cual se plantee sus propósitos tanto a nivel
personal como en el ámbito de su comunidad parroquial, de movimiento cristiano
o comunidad de base, en su sindicato, partido político, asociación de vecinos,
ámbito laboral (cada cual en la empresa en que esté desarrollando su trabajo),
etc...
Para
ello ofrecemos algunas cuestiones que pueden ayudarnos a todos o casi todos
tanto para la ejecución de un proyecto como para desarrollar un buen ambiente
grupal:
1.-
¿Cuál ha sido el balance personal y grupal que obtuvimos al concluir el
anterior ejercicio (elementos positivos, negativos y propuestas de mejora)?.
2.-
¿Qué orden de prioridades y de ejecución sería necesario llevar a cabo para
lograr que las "propuestas de mejora" y nuestros propósitos actuales
sean efectivos y no papel mojado?.
3.-
¿Con qué medios contamos para poder llevar a cabo ese nuevo plan de actuación?,
¿qué ayudas o nuevos recursos vamos a necesitar y cómo conseguirlos?.
4.-
¿Cómo me voy a organizar o cómo vamos a hacer para que esos frutos que
esperamos conseguir se puedan alcanzar en los plazos que nos hemos propuesto?.
No
habrá un FELIZ AÑO NUEVO si no hacemos para que éste pueda darse.
Acordémonos
de tantos personajes que han iluminado desde siempre nuestra fe: Abraham,
Moisés, María (la madre de Jesús), etc....
Abraham
era hombre de fe, de esperanza,... pero ante la promesa recibida de Dios de una
Tierra Nueva y una gran descendencia... no se quedó de brazos cruzados
esperando que sucediera todo, se puso en camino, puso de su parte lo que estaba
en su mano.
Moisés
también era ejemplo de fe y confianza en Dios... pero esa esperanza, esa fe, no
eran pasivas sino activas: se puso en camino primero hacia el palacio del
faraón aún a riesgo de ser ejecutado por la razón que le llevó a huir de
Egipto.
María
creyó en las palabras del ángel y en su diálogo con él expresó su absoluta
disponibilidad para que el plan de Dios pudiera darse y siguió los pasos que le
llevaron a dar a Cristo al mundo (la misma tarea de todo cristiano: dar a
Cristo al mundo).
Así a
nosotros no nos basta con desear que el nuevo año sea bueno, tendremos que
ponernos en camino, poniendo en juego todo lo que somos, tenemos y podemos
hacer para que este año 2019 sea de verdad NUEVO y BUENO para todos.
¡Manos
a la obra!.
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