Epifanía
del Señor – C (Mt 2,1-12)
Evangelio
del 06 / Ene / 2019
Ante
Jesús se pueden adoptar actitudes muy diferentes. El relato de los magos nos
habla de la reacción de tres grupos de personas. Unos paganos que lo buscan,
guiados por la pequeña luz de una estrella. Los representantes de la religión
del Templo, que permanecen indiferentes. El poderoso rey Herodes que solo ve en
él un peligro.
Los
magos no pertenecen al pueblo elegido. No conocen al Dios vivo de Israel. Nada
sabemos de su religión ni de su pueblo de origen. Solo que viven atentos al
misterio que se encierra en el cosmos. Su corazón busca verdad.
En
algún momento creen ver una pequeña luz que apunta hacia un Salvador. Necesitan
saber quién es y dónde está. Rápidamente se ponen en camino. No conocen el
itinerario preciso que han de seguir, pero en su interior arde la esperanza de
encontrar una Luz para el mundo.
Su
llegada a la ciudad santa de Jerusalén provoca el sobresalto general. Convocado
por Herodes, se reúne el gran Consejo de «los sumos sacerdotes y los escribas
del pueblo». Su actuación es decepcionante. Son los guardianes de la verdadera
religión, pero no buscan la verdad. Representan al Dios del Templo, pero viven
sordos a su llamada.
Su
seguridad religiosa los ciega. Conocen dónde ha de nacer el Mesías, pero
ninguno de ellos se acercará a Belén. Se dedican a dar culto a Dios, pero no
sospechan que su Misterio es más grande que todas las religiones, y que tiene
sus caminos para encontrarse con sus hijos e hijas. Nunca reconocerán a Jesús.
El rey
Herodes, poderoso y brutal, solo ve en Jesús una amenaza para su poder y su
crueldad. Hará todo lo posible por eliminarlo. Desde el poder opresor solo se
puede «crucificar» a quien trae liberación.
Mientras
tanto, los magos prosiguen su búsqueda. No caen de rodillas ante Herodes: no
encuentran en él nada digno de adoración. No entran en el Templo grandioso de
Jerusalén: tienen prohibido el acceso: La pequeña luz de la estrella los atrae
hacia el pequeño pueblo de Belén, lejos de todo centro de poder.
Al
llegar, lo único que ven es al «niño con María, su madre». Nada más. Un niño
sin esplendor ni poder alguno. Una vida frágil que necesita el cuidado de una
madre. Es suficiente para despertar en los magos la adoración.
El
relato es desconcertante. A este Dios, escondido en la fragilidad humana, no lo
encuentran los que viven instalados en el poder o encerrados en la seguridad
religiosa. Se les revela a quienes, guiados por pequeñas luces, buscan
incansablemente una esperanza para el ser humano en la ternura y la pobreza de
la vida.
José
Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/epifania-del-senor-c-mt-21-12/
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