domingo, 11 de junio de 2023

Entre el desastre, la pobreza y la solidaridad

Tú conoces, Dios nuestro, todas las pérdidas tanto humanas como materiales que los desastres dejan en nosotros, Tú sabes cuánto es que afectan estos en la vida de los hombres, por eso te pedimos que nos ayudes a cuidar mejor de la Tierra que nos regalaste, a ser más responsables con nuestro medio ambiente, pues se trata de nuestra casa común. Así mismo, te pedimos que nos cuides y nos protejas junto a todas nuestras familias”.  Papa Francisco, diciembre 2021.

Una vez más, los desastres naturales han causado muerte, destrucción y pérdidas materiales en Ecuador.  Ahora ha sido afectada la provincia de Esmeraldas.  Hay casi quince mil personas que han perdido todo.  Muchos han sido desplazados a otros lugares, acogidos en albergues o en casas de familiares o amigos.

En los últimos meses otros desastres han sucedido, como el derrumbe de Alausí y los de las zonas subtropicales de Bolívar, Carchi, Imbabura, Azuay, Cañar y Loja; los desbordamientos en Santa Elena, Manabí, Guayas, Los Ríos y El Oro; las graves inundaciones en la Región Amazónica por el exceso de lluvias.

La pérdida de vidas y de medios económicos como vivienda, cultivos, muebles y enseres, además de las secuelas de enfermedades, desplazamiento forzado de personas, destrucción de escuelas, vías y puentes y contaminación, han dejado estos desastres.  En esta coyuntura notamos que los recursos de la Secretaría de Gestión Riesgos para el 2023 disminuyeron respecto al año anterior y la ayuda de los gobiernos locales y el nacional, es limitada.

Las perspectivas inmediatas tampoco son halagüeñas, se anuncia un fuerte fenómeno de El Niño, para el que no se conoce un plan de riesgos, no se han asignado recursos económicos ni se han tomado medidas preventivas.

En muchos de estos desastres tenemos gran parte de culpa por destruir la naturaleza, los ecosistemas y los recursos naturales que, junto al cambio climático global, inciden gravemente en estas tragedias, pero también porque debido a la pobreza muchas familias se ‘asientan’ cerca de las riberas de los ríos, en las laderas de montaña, en zonas de riesgo de deslaves y contribuyen a la afectación porque no tienen servicios básicos, incrementan los desechos, contaminan sus espacios, llenan de basura y plásticos lo poco seguro que tienen.

Y como siempre, los más perjudicados por las catástrofes son las más pobres, débiles y vulnerables, que habitan en sectores rurales o barrios populares.  Son las mismas familias que sufren por la falta de trabajo, la pérdida de sus cosechas, sus pequeños emprendimientos o negocios familiares.

Afortunadamente, en las emergencias aparecen acciones de solidaridad con los afectados, de parte de personas, instituciones y empresas privadas.  Esta es una fortaleza de nuestro pueblo que, prescindiendo de ideologías o de cualquier otra consideración, es capaz de arrimar el hombro y compartir lo poco o mucho que tiene.  Ayuda humanitaria efectiva y activa que se hace presente de inmediato.

Pero es necesario que estas acciones de solidaridad se canalicen organizada y adecuadamente, para evitar casos de corrupción de politiqueros o las ‘sapadas’ de falsos dirigentes que buscan beneficios particulares en medio de estos desastres.

Es importante que para enfrentar los posibles impactos y efectos del fenómeno del Niño se asignen los recursos necesarios por parte del Gobierno, funcionen los comités de riesgo, involucrando a las comunidades y organizaciones y se creen acciones planificadas de solidaridad, para enfrentarlo oportuna y eficientemente.  Es necesaria una gran minga nacional en la que todos nos sintamos corresponsables y solidarios.  Es fundamental una coordinación de los sectores gubernamentales, una acción conjunta entre todas las autoridades, con el apoyo de la iniciativa privada y la participación ciudadana.

En perspectiva de preparación, también es importante la oración.  Que Dios, Padre y Madre, el buen Jesús y el Espíritu Santo nos ayuden a enfrentar estas calamidades y a sobreponernos sin dejar de actuar de forma comprometida en el cuidado de la naturaleza -la Casa Común- y en el ejercicio de la solidaridad personal y comunitaria en favor de las personas que sufren.  ·  #ComuniquemosEsperanza

Versión original: http://www.justiciaypaz.org.ec/2023/06/carta-no188-entre-el-desastre-la.html

PARA LA REFLEXIÓN Y LA PRAXIS:

  • ¿Qué paralelismos encontramos entre los desastres naturales vividos en Ecuador y los que hemos vivido en Canrias, concretamente en el "volcán de La Palma" de 2021?.
  • ¿Cuántas personas y familias se vieron gravemente afectadas por aquellas erupciones?. ¿Qué instituciones y personas se volcaron realmente con la población afectada?. ¿Por qué ciertos sectores "informativos" silencian deliberadamente esas ayudas?.
  • ¿Cómo enfrentarnos al fraude, al engaño, a las falsas esperanzas que algunos de nuestros gobernantes siembran y con las que no cumplen y lo único que hacen es criticar lo que otros hicieron?.

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