¿Una casa para todos?. Renovando el Oikos de Dios.
Iniciamos con esta Jornada, día 1 de septiembre, un período especial en el que toda la familia cristiana conmemora el Tiempo de la Creación, que finaliza el 4 de octubre, día de san Francisco de Asís.
En este tiempo, las comunidades cristianas de todo el mundo se unen en la renovación de su fe en Dios Creador, en la oración compartida y en una especial implicación en diversas tareas en defensa de la Casa Común. La Iglesia que peregrina en España quiere unirse a la llamada del Papa Francisco para celebrar esta Jornada, que este año tiene lugar bajo el lema “¿Una casa para todos?. Renovando el Oikos de Dios”.1. La
ecología integral como horizonte.
En el
pensamiento cristiano, la relación cosmos, hombre y Dios viene transversalizada
por la revelación divina como Dios creador, encarnado, crucificado y
resucitado. Nuestro origen está fundamentado en el amor de Dios. Él se nos
revela como Padre que todo lo crea por puro amor. Así lo confesaba el pueblo
elegido y así lo confesamos nosotros.
El
crucificado resucitado nos abre el horizonte del verdadero sentido de una
ecología integral. Todo está llamado a la vida y a la plenitud, creemos en la
resurrección de los muertos y en la vida del mundo futuro. Por eso nos abrimos
de corazón a la preocupación y al mensaje evangelizador de una ecología
verdaderamente integral, en la que nada nos es ajeno, y en la que proclamamos
desde lo terreno, lo humano y lo divino que todo está interrelacionado y debe
estar interconectado. Con estos presupuestos necesitamos escuchar y acoger el
grito de la tierra y el grito de lo humano como lugar de encuentro y de
salvación. [Laudato si´,137]
2.Por una economía del bien común.
La humanidad
tiene el encargo de cultivar y cuidar la creación. Dios Padre ha puesto en
nuestras manos esta Casa Común con el encargo de organizarla y caminar junto a
ella en una historia de salvación. El encargo amoroso tiene como horizonte la
realización del bien común. Se trata de avanzar por el camino del Reino en medio
de nuestra historia, en una relación de verdadera armonía y fraternidad, en
comunión con la naturaleza y con los demás hombres, abiertos a la trascendencia
del absoluto. Eso supone orientar nuestra casa teniendo
en cuenta las implicaciones políticas de lo ecológico, lo humano, lo justo y lo
digno. Se abre un horizonte de fraternidad que ha de caminar por la relación
generosa y fecunda con la naturaleza, así como por políticas de lo humano que
favorezcan la dignidad y la justicia para todos. “Hoy, pensando en el
bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la economía, en diálogo,
se coloquen decididamente al servicio de la vida, especialmente de la vida
humana” (Laudato si´,189).
Nos hacemos eco del deseo universal de la Iglesia
de responder compasivamente al grito de la tierra y de lo humano. Estamos llamados
desde el evangelio y el Reino, desde la riqueza de nuestra doctrina social, a
implicarnos como creyentes en la tarea de construir nuestra sociedad, nuestra polis, y para eso hemos de avanzar en la
participación y compromiso en lo social y en lo público, tanto desde actitudes personales
y familiares, como profesionales y comunitarias, sabiendo que en nuestro
compromiso y quehacer ha de estar siempre el horizonte del bien común como signo
de avance en el camino de la construcción del Reino de Dios y su justicia.
Somos iglesia en misión, en salida, para la construcción del mundo según Dios.
3. Un ecumenismo expresión de la radicalidad del Amor.
El cuidado
de la Casa Común no arranca en nosotros de un voluntarismo heroico ni de una
ideología; más bien hemos de cuidarnos de radicalismos y extremismos en el
deseo de transformar. Nuestra motivación no puede tener otro fundamento que el
que sustenta a la creación y a toda la historia de la salvación, que es el amor
gratuito y consagrado de Dios. Nosotros no hablamos de naturaleza rasa ni de
progreso puro tecnológico, sino que nos abrimos a la consideración del proyecto
creador y salvador de un Dios que se dice y se entrega a la realidad creada y
amada por pura gratuidad. No estamos encerrados en un ciclo de lo natural, ni
abocados a la conformidad con la finitud de la muerte. Nos sentimos parte de lo
natural y somos conscientes de nuestro ser mortales, pero lo somos en una
esperanza de plenitud que marca un horizonte de comunidad y de felicidad
universal, por eso no podemos actuar sino es desde el amor que nos impele a la
construcción de esa comunidad y armonía de todo lo creado. Necesitamos la
mística de la ecología integral, la fundamentación en el amor personal de Dios,
en la relación teologal con Él y con los hermanos en la comunidad eclesial.
La ecología
integral y su dimensión religiosa es un lugar de encuentro con todas las demás
iglesias cristianas y de camino común con las demás religiones, especialmente
las monoteístas. Compartimos con todos los hombres de buena voluntad la tarea de
la construcción del bien común que tanto interesa al Reino, aunque no se
confunda con él [Laudato si´, 76].
4. Casa de puertas abiertas y realidad rural.
En la
invitación para el camino de la ecología integral es fundamental la acogida y
la apertura, la no exclusión: “La hospitalidad es un modo concreto de no
privarse de este desafío y de este don que es el encuentro con la humanidad más
allá del propio grupo”(Fratelli tutti,
90).
La Iglesia
nos invita también a mirar lo universal desde nuestra realidad más particular. A
nosotros, como Iglesia que ha de ser encarnada y abierta, nos preocupa la
realidad del mundo rural y lo que venimos llamando “la España vaciada”. En
dicha realidad necesitamos concretar nuestro compromiso como creyentes y
ciudadanos, pues forma parte de una verdadera ecología integral. Sentimos cómo
nuestros pueblos están viviendo situaciones de crisis menguantes, sus
habitantes envejecen y no hay apenas niños y jóvenes; se dan no pocas dificultades
para la comunicación y servicios como educación o sanidad. Sin embargo, su “buen
vivir” es fuente de valores fundamentales como el paisanaje y la valoración de
las personas en el encuentro y la relación, la riqueza de un medioambiente que
han cuidado hasta ahora, la producción de productos básicos naturales para
servicio de la sociedad. Es el momento de actuar y de tener en cuenta las
necesidades vitales de nuestra realidad rural para que, en lugar de vaciarse,
pueda llenarse y ser fuente de riqueza para nuestra sociedad en general. La
pandemia nos ha descubierto lo rural de un modo nuevo, pero hemos de verlo de
un modo integral y reconocer el esfuerzo de todos aquellos que están
organizándose para revalorizar este mundo lleno de posibilidades y de progreso
en respeto a una verdadera ecología y un humanismo profundo. Es momento de
actuar y caminar juntos en la implicación por una realidad rural de esperanza y
vida. Somos conscientes de la importancia de la fe y la vivencia religiosa en
el medio rural y apreciamos especialmente a todos los que se han comprometido
en la evangelización en esas pequeñas comunidades [Carta pastoral].
5. Creatividad para la caridad política.
El grito de la tierra y de lo humano, que es para nosotros eco de la necesidad de la ecología integral, pasa necesariamente por el compromiso personal, de tú a tú, en la vida diaria. La dimensión social de lo humano nos vincula con la organización de nuestra Casa Común, y la apertura a las mediaciones comunitarias y sociales es la senda fundamental para vivir la fraternidad. La ecología integral vendrá por el camino de lo asociativo, de lo comunitario, de lo político. Necesitamos concienciarnos y concienciar del grito y la realidad en la que vivimos. Hoy es momento de gracia, hoy es tiempo de creación, hoy se nos pide a los bautizados abrirnos al Espíritu de Dios, para que con su ciencia, fuerza, sabiduría y consejo sepamos abrir cauces de creatividad y de repuesta al Kairós que, gracias a Dios, nos ha tocado vivir. Oremos unidos y esperanzados en este tiempo de creación. Y no olvidemos nunca nuestro horizonte: habrá un cielo nuevo y una tierra nueva [Ap 21,1].
Departamento
de Ecología Integral
Subcomisión Episcopal de Acción Caritativa y Social
No hay comentarios:
Publicar un comentario