El 7 de julio se celebra el “Día de la conservación del suelo” cuyo objetivo esencial es concienciar sobre la importancia que tiene mantener el suelo y evitar que se degrade por la contaminación, quede completamente inservible para el cultivo o arrastrado a las profundidades del mar.
Para el habitante urbano que no sabe de agricultura, de doblar el lomo para
trabajar la tierra, el suelo es poco más que las aceras, calles, avenidas,
plazas,… el asfalto de su ciudad y algunas zonas ajardinadas o dedicadas al
deporte, un espacio además sobre el que edificar o trazar nuevas carreteras,
urbanizaciones,… más asfalto y cemento.
Pero para un agricultor, alguien que sabe por experiencia mejor que nadie lo que el suelo significa, éste representa la base de la vida. Sin él no hay cultivos, sin cultivos no hay frutos, sin frutos no puede haber alimentación para nadie: ni para el ser humano ni para los animales. Razón por la cual ha construido a los largo de los tiempos bancales, ha ideado sistemas de riego, de retención de las tierras que pudieran ser arrastradas por las aguas de las lluvias torrenciales, ha abonado las tierras, las ha aireado, roturado, etc… a veces con acierto otras con errores de los cuales también se ha aprendido.
Conservar el suelo, pues, es algo
esencial, prioritario para la humanidad y para ello son necesarios varios
pasos:
- Tomar conciencia de su valor (para ello necesitamos conocer, ampliar conocimientos,
profundizar en ellos en relación con el suelo).
- Adoptar actitudes coherentes con esos conocimientos y organizar los espacios de
manera que se frene el deterioro, destrucción o pérdida del suelo productivo
(agrícola o ganadero).
- Organizar los espacios destinando los suelos productivos prioritariamente
para la agricultura y ganadería y los improductivos para la construcción u
actividades humanas (industria, comercio, deporte, cultura,…).
Es necesaria también la implicación de toda la sociedad en todos
sus planos: personal, familiar, social, institucional, administrativa de
manera que los ordenamientos del suelo cumplan plenamente con los objetivos que
la preservación del suelo requiere.
DINÁMICA: ¡Al tajo!.
Desde el ámbito docente (especialmente en
Secundaria), también desde una asociación de vecinos, una comunidad cristiana,…
podríamos plantearnos llevar a cabo algo que se viene llamando “Proyecto
de Aprendizaje-Servicio” tomando como objeto la “Conservación de
nuestros suelos”.
DESARROLLO:
Podemos subdividirnos en "pequeños equipos"
e indagar sobre:
- CONCEPTOS CLAROS: ¿Qué entendemos por “suelo, suelo
productivo, suelo
improductivo, suelo
agrícola y sus características necesarias, tipología de suelos,… degradación,
pérdida o destrucción
del suelo y sus causas,…?.
- NUESTROS SUELOS: ¿Qué características tienen?. ¿Cuáles son sus problemáticas?. ¿Qué suelos de nuestro municipio, comarca se encuentran en mayor riesgo de destruirse o perderse?. ¿Cuáles son las causas de ese deterioro o destrucción?. ¿A qué puede llegarse si esos suelos se siguen dejando perder?.
- NUESTROS OBJETIVOS: ¿Qué sería necesario para detener esa destrucción o deterioro?. ¿Cuáles podrían ser, pues, nuestros objetivos a conseguir?. ¿Cuáles serían las primeras acciones a realizar?, ¿cuáles vendrían después?, ¿cuáles serían las últimas a llevar a cabo?.
- NUESTROS MEDIOS: ¿Con qué medios materiales y humanos contamos ya para emprender el o los proyectos de recuperación y preservación del suelo?. ¿Qué otros medios, que no tenemos, necesitamos?, ¿cómo conseguirlos?. ¿Cómo rentabilizar al máximo estos medios?.
- TRABAJO EN RED: ¿Con quiénes contactar para facilitar al máximo el inicio de este proyecto?, ¿cómo lo vamos a hacer?. ¿Con quiénes vamos a necesitar contactar después para desarrollar el proyecto hasta concluirlo?, ¿cómo lo haremos?. ¿Cómo vamos a garantizar un buen seguimiento de todo este proceso de principio a final, haya una buena coordinación y eficiencia en todas las labores a realizar?.
Metodología:
- Partir de un conocimiento teórico básico de los CONCEPTOS relacionados con el suelo.
- Contrastar estos conceptos teóricos con lo que se observa en la zona: municipio, comarca,…
- Tras el análisis de NUESTROS SUELOS idear un plan de actuación con:
- Objetivos bien ordenados y muy concretos.
- Medios humanos y materiales que vayan a ser necesarios en cada fase (inicial, desarrollo y parte final) empezando por inventariar aquéllos con los que ya contamos y los que no pero con la firme determinación de obtenerlos también y concretando las maneras de conseguirlos.
- Trabajo en red con diversas instituciones que de alguna manera tienen que ver con los suelos de nuestra zona (administración pública, empresas, propietarios,…), llevar a cabo los contactos pertinentes y buscar la implicación corresponsable de todas las partes en un trabajo colaborativo en el que las tareas o funciones de cada parte queden claras y bien delimitadas.
- Constitución de la “Junta de Promoción y Seguimiento” en la que habrá un representante de cada una de las entidades que
intervendrán en el desarrollo del proyecto y que velará por el buen
funcionamiento del mismo en todas sus fases de desarrollo como en el
mantenimiento del mismo una vez concluido.
- Redacción de un plan en el que quede recogido: Nombre del proyecto, objetivos, medios, actividades a desarrollar, medios humanos y materiales necesarios, entidades y personas implicadas y sus respectivas tareas, calendario y horarios a seguir en el desarrollo del proyecto, presupuesto, difusión del proyecto, valoración/seguimiento una vez concluido.
- Plan de difusión del proyecto en sus tres fases principales: inicios (primeras acciones), desarrollo (acciones ordinarias, intermedias) y final (mostrando el resultado de todo el trabajo desarrollado), difundiéndolo a través de vídeos, fotografías, entrevistas en radio, televisión, artículos de prensa escrita, redes sociales,... con la intención de concienciar a la sociedad sobre el valor de proyectos así y sus beneficios para el medio natural y la sociedad.
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