Nosotros,
cuando se nos retrasa una comida, decimos: “tengo hambre”. “Los indígenas del
Tercer Mundo, en cambio dicen: “pasamos hambre”.
Necesitemos
cada vez con más urgencia personas e instituciones que luchen con sinceridad y
honradez, tanto personal como económicamente, por los más empobrecidos y
maltratados del mundo, no desde el
asistencialismo, sino desde la SOLIDARIDAD Y EL COMPROMISO CON SU DESARROLLO
INTEGRAL, a partir de una educación liberadora desde una conciencia crítica,
política e histórica. Apuntémonos a hacerlo y a apoyarles con todas nuestras
fuerzas y posibilidades.
El Dios
que nos descubrió Jesús de Nazaret está pasando por uno de los momentos más
bajos de su historia, porque su mayor enemigo, el dios dinero, está
en su mayor apogeo, poniendo en situación crítica y comprometida a todo el
sistema Tierra: el Hombre y su Planeta.
En el
segundo comentario sobre la Encíclica ‘Laudato Si’ dábamos una serie de datos
sobre la enorme pobreza, desigualdad e injusticia que hay en el mundo. Eran
estadísticas, cifras y gráficas, que, si bien hacen reflexionar, y de eso se
trata, sin embargo son datos fríos. Pero tenemos que pensar que detrás de ellos
subyacen muchos millones de personas concretas, millones de muertes prematuras
e injustas, no sólo por tener hambre en un momento dado, sino pasar hambre
desde el seno materno hasta la muerte.
Detrás
de esas cifras hay esfuerzos ingentes para conseguir alimentos, poder beber
agua, obtener leña para comer algo caliente una sola vez al día, tener algo de
vivienda, acudir a la escuela, tener acceso a un médico, conseguir una
medicina, ingresar en un hospital, obtener una vacuna..., como por ejemplo: La
región del Sahel en Africa es sin duda la más pobre del mundo.
Tiene una extensión aproximada de
4.000.000 km² habitados por millones de personas que sufren las consecuencias
de la mayor escasez de alimentos del mundo. El Sur de Mauritania, Senegal,
Malí, Burkina Faso, Níger, norte de Nigeria y Camerún, así como Chad, Sudán y
Eritrea conforman la Franja del Sahel, conocida como “el cinturón del hambre”,
donde además el cambio climático está haciendo estragos.
Detrás de esas cifras, están muchos
miles de mujeres de esta región, que cuando dan a luz acuden al desierto en
busca de nidos de hormigas, para con sus huevos alimentar a sus hijos recién
nacidos, cuya desnutrición crónica les causará subdesarrollo cerebral irreversible. Sus pechos muertos de hambre no producen leche.
Detrás
de esas cifras hay muchos millones de personas de 26 países africanos que no
llegan ni a 10 médicos por cada 100.000 habitantes. Una cooperante asturiana en
un hospital de Camerún nos contaba que llegó a consulta un enfermo con úlcera
de buruli, que había tardado dos años en juntar el dinero para pagar la
consulta. Al decirle que estaba muy avanzada la enfermedad y era necesario
cortarle la pierna, dijo que se marchaba porque le era imposible juntar dinero
para pagar la operación.
Detrás
de esas cifras están 663 millones de personas que aún no tienen acceso a agua
potable y 2.044 millones que carecen de saneamiento (OMS, informe 2015).
¡Cuántas
historias y tragedias podría contar ese palo,
tan desgastado por el esfuerzo de miles de mujeres y niñas para sacar
agua de un pozo!.
Detrás
de esas cifras hay millones de mujeres esclavizadas, explotadas, sometidas a la
prostitución como las 700 que hay sólo en las islas Baleares procedentes de
Nigeria, forzadas a la emigración vagando por los desiertos africanos en busca
de Europa, soportando temperaturas de menos 5º de noche a más de 50º de día,
para acabar así.
Detrás
de esas cifras hay miles y miles de niños y niñas echados a la calle, incluso
embarazadas de sus abuelos o hermanos mayores, como en Honduras o Guatemala,
abusadas y explotadas, (incluso desgarradas vaginalmente como en la R.D. del Congo), que huyen, muchas veces solos, camino de México en busca del sueño
de Norteamérica, con frecuencia abandonados en medio de la noche, capturados
por la policía de fronteras y devueltos a su país, a donde vuelven destrozados
física, mental y moralmente.
Detrás
de esas cifras están el 1.600.000 niños de Guatemala fuera del sistema
educativo, viviendo en chabolas de latas y plástico, o en el basurero de la
Zona 3, incluso infectados por mordedura de ratas (Fuente: Prensa Libre
16/10/16). Mientras tanto el Presidente del país, Jimmy Morales, cobra 170.000
€ anuales, con un hermano y un hijo detenidos por corrupción, y esto que sigue
sucede al mismo tiempo en el basurero de la Capital de Guatemala.
Mientras
esta miseria y otras muchas arruinan la vida de millones de personas, un
periódico asturiano ofrecía, extractada y muy lamentable, la siguiente
información:
"Casi la
mitad de los adolescentes asturianos llegan a beber seis o más cubatas en dos
horas los fines de semana".
El
52,2% de los chicos y el 43,8% de las chicas menores de 18 años practican el
denominado "binge drinking", es decir, ingerir grandes cantidades de
alcohol en el menor tiempo posible hasta llegar en algunos casos al coma
etílico. Los datos son especialmente preocupantes entre las adolescentes, que
llegan a beber más que ellos durante los fines de semana. Todavía más alarmante
es que los jóvenes no sólo beben "cacharros" los fines de semana,
sino también entre semana. Lo hacen además el 38,2% de los chicos y el 28% de las
chicas. Por su parte, el consumo diario afecta al 3,3% de los adolescentes. La
edad a la que empiezan a ingerir las primeras copas es a los 14 años, aunque es
a los 15 cuando ya se aficionan a los atracones de alcohol. Un 4% de los
asturianos de más de 15 años sufre riesgo crónico de salud por consumo de
alcohol Los chicos empiezan a ingerir a los 13,9 años y ellas a los 14,1. (La
Nueva España: 05/02/16).
Un 60
por ciento de los jóvenes asturianos de 14 años consumen regularmente alcohol,
mientras que el porcentaje asciende hasta el 74 % a los 15 años, y al 91 % a
los 17 años, según datos que baraja el Servicio de Salud del Principado
(SESPA).
El
alcohol altera el desarrollo morfológico y funcional del cerebelo, la corteza
cerebral, y el núcleo accumbens (adicciones). Cuanto primero se consume alcohol
más pronto se produce la dependencia del mismo: 50 % tendencia genética, y 50 %
ambiental. (Rodríguez García, F. D.: «Alcohol y cerebro». Absalon, 2010).
El proceso de maduración cerebral
comienza en el embrión, y se desarrolla
durante la infancia, la adolescencia y la juventud hasta los 18-20 años, y se
establecen las conexiones sinápticas. Durante esa larga etapa el cerebro es muy
vulnerable. Los daños causados al cerebro durante la misma son irreversibles,
porque pueden dar lugar a cambios permanentes en el sistema intracelular.
Detrás
de esas cifras, en fin, hay caminatas de miles de kilómetros de miles de
personas para llegar a las orillas del Mediterráneo en Libia, para cruzar a
Europa en pateras, con peligro inminente de naufragar y encontrar en el mar en
el Mar de Muertos, el Mediterráneo, la sepultura anónima donde quedarán
olvidados para siempre y llorados por sus familiares que nunca sabrán qué fue
de ellos, o encontrados muertos a la deriva en una lancha de goma como vimos cerca de Cartagena…
Por eso
tiene razón el hermano Papa Francisco cuando dice: "Es trágico el aumento de los
migrantes huyendo de la miseria empeorada por la degradación ambiental, que no
son reconocidos como refugiados en las convenciones internacionales y llevan el
peso de sus vidas abandonadas sin protección normativa alguna", (Laudato Si,25).
Por eso tiene razón el hermano
Papa Francisco cuando dice: “Cuando miramos el rostro de los que sufren, el
rostro del campesino amenazado, del trabajador excluído, del indígena oprimido,
de la familia sin techo, del migrante perseguido, del joven desocupado, del
niño explotado, de la madre que perdió a su hijo en un tiroteo porque el barrio
fue copado por el narcotráfico, del padre que perdió a su hija porque fue
sometida a la esclavitud; cuando recordamos esos «rostros y esos nombres» se
nos estremecen las entrañas frente a tanto dolor y nos conmovemos… Todos nos
conmovemos, porque «hemos visto y oído», no la fría estadística sino las
heridas de la humanidad doliente, nuestras heridas, nuestra carne” (Discurso a
los Movimientos Populares en Bolivia).
Por eso
ya no sólo no podemos esperar nada, sino desesperarnos, ante los crímenes del
neoliberalismo capitalista y los gobiernos sometidos a él. Este sistema que
invade el mundo cada vez más, es el
mayor enemigo del hombre y por tanto de Dios, que no deja tras de sí más que
destrucción y muerte de seres humanos y de la Madre Tierra.
Necesitamos
cada vez con más urgencia personas e instituciones que luchen con sinceridad y
honradez, tanto personal como económicamente, por los más empobrecidos y
maltratados del mundo, no desde el
asistencialismo, sino desde la SOLIDARIDAD Y EL COMPROMISO CON SU DESARROLLO
INTEGRAL, a partir de una educación liberadora desde una conciencia crítica,
política e histórica. Apuntémonos a hacerlo y a apoyarles con todas nuestras
fuerzas y posibilidades.
Un
cordial abrazo a tod@s.-Faustino
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