viernes, 10 de abril de 2020

El coronavirus y el cuidado del planeta


Algo de filosofía.
El deseo es necesidad de satisfacer algo, que al satisfacerla ya no es necesidad, pero inmediatamente surge otro deseo que genera una nueva necesidad de  satisfacerlo, y así sucesivamente, de tal manera que nos convertimos en unos insaciables, y esto es lo que hemos hecho los países desarrollados con el planeta Tierra, pensando que sus recursos y su resistencia eran ilimitados y podíamos hacer con ella todo lo que nos apeteciera. Pero nos hemos equivocado.
La Tierra es un planeta, un ser vivo y maravilloso, como no se conoce otro, pero su perfección también lo hace ser muy complejo, delicado y vulnerable, que por tanto necesita amor, respeto y cuidado.

Algunos datos.

1.- Gases de efecto invernadero: Con tanta industrialización hemos disparado la generación de gases de efecto invernadero, porque hemos llenado la superficie y la atmósfera de la tierra de millones de coches, trenes, aviones y cruceros de lujo, con sus respectivos gases y residuos contaminantes.
En 2018 El dióxido de carbono (CO2) aumentó un 147%, el metano (CH4) un 259%, y el óxido nitroso (N2O) un 123%. Estos incrementos hacen que el cambio climático sea más agudo, que las temperaturas suban y que los fenómenos meteorológicos extremos se multipliquen. (Fuente: informe de la Organización Meteorológica Mundial).
Hace 200 años la concentración de CO2 era de 250 ppm (artes por millón), pero en mayo de 2019 ya era de  415,39 ppm.

2.- Radiaciones electromagnéticas: Hemos invadido todo de infinitas radiaciones electromagnéticas, provenientes, tanto desde el exterior, como  incluso de dentro de nuestras casas porque usamos la electricidad para casi todo: lavar, cocinar, barrer, planchar, alumbrar, oír la radio, ver la televisión, calentar o enfriar la casa, usar los móviles, conservar los alimentos, usar el ordenador, etc. Cada uno emite poca radiación (microteslas), pero son tantos…

3.- La basura: Los mares son el depósito final de la basura del planeta: desde 1950 hemos fabricado más de 8.000 millones de toneladas de plástico.Cada minuto se compran algo más de un millón de botellas de plástico.Llenamos los ríos de basura, que la depositan en el mar. En el Pacífico están flotando  87.000 toneladas de basura, sin contar la que está en las profundidades, fruto de la “incultura” de usar y tirarSegún National Geographic, cada año acaban en los mares y océanos unos 8 millones de toneladas de plástico, un material que no está claro cuánto tiempo tardará en biodegradarse hasta el nivel molecular: un vaso de polietileno unos 50 años, una botella de plástico 450,  una línea o red de pesca 600 años, afectando a unas 700 especies, algunas en vía de extinción, además de estar matando a unos 100.000 animales marinos cada año. Solamente al Mediterráneo vertemos el día por lo menos 500 toneladas de plástico (Fuente: Fundación Aquae). De todo el plástico que hay en los océanos, 268.940 toneladas son microplásticos, que al ser ingeridos por los peces, pasan a la cadena alimentaria, por lo que cuando comemos pescado también comemos plástico.

¿Podemos seguir disfrutando de este invento sin destruir el planeta? ¿Los países desarrollados seríamos capaces de vivir ahora sin plástico?.


4.- Destrucción de los bosques: Hemos destruido millones y millones de hectáreas de bosques: solamente en el año 2000 se quemaron 350 millones de hectáreas. El septiembre pasado más de 12.000 incendios estaban activos en la selva amazónica, que produce el 20 % del oxígeno que respiramos. Este oxígeno nos lo están quitando las multinacionales madereras, metalúrgicas  e hidroeléctricas que actúan en ella, además ahora apoyadas por el presidente ultraconservador  Jair Bolsonaro.

5.- Implantación de monocultivos transgénicos: En América del Sur, tan sólo la soja transgénica alcanzó 50 millones de hectáreas, sin tener evidencia científica de su inocuidad para la salud humana y animal. Su cultivo exige el empleo de gran cantidad de agrotóxicos muy agresivos. Así se está actuando en Africa, dedicando millones de hectáreas de tierra, quitadas a los agricultores,  a producir  palma aceitera para biocombustibles.

6.- Nuestras casas: Tenemos los innumerables productos químicos que manejamos a diario en la limpieza en nuestras casas, que siempre dejan residuos.

7.- Residuos: Millones de toneladas de sustancias químicas tóxicas son esparcidas de las más diversas formas, como petróleo, productos radiactivos, explosiones atómicas, productos químicos, pesticidas, purines de riego (con antibióticos, hormonas, sulfamidas, etc., procedentes del tratamiento zoosanitario), residuos urbanos, hospitalarios, fabriles…, que pueden alcanzar a toda la cadena trófica, y por ahí al organismo humano tanto a través de productos terrestres como acuáticos.

8.- ¿Somos los seres humanos los enemigos de la Tierra?: Vivimos en un planeta dominado y sobreexplotado por los seres humanos. Con todo lo dicho y muchas más cosas tan hostiles para la Tierra, ¿no se estará cansando de nosotros, de lo mal que la tratamos?. Lleva años enviándonos señales de que así no podemos seguir, que tenemos que cambiar. Si no lo hacemos, ella tendrá que librarse de nosotros, porque somos un peligro para su futuro. La ciencia lleva años diciéndonos que así no podemos seguir, pero ni los ciudadanos, ni menos los gobernantes, hacemos caso. La tierra no es un ser inerte, es un ser vivo.
La Tierra es nuestra Madre. Ella puede vivir sin nosotros, pero nosotros no podemos vivir sin ella. Cuidarla es cuidarnos, pensando sobre todo en los 815 millones de personas que pasan hambre mientras otros derrochamos 1.400.000 toneladas de comida al año y 1.500.000 toneladas de ropa. Es injusto exigirle al planeta producir tanto para luego derrocharlo y dejar a tantas personas pasar hambre, desnudez y frío.
La Madre Tierra nos está pidiendo un poco de austeridad, solidaridad y amor para el bien de todos y de toda la creación.

9.- Aviso del coronavirus: Pero como ya llevamos demasiado tiempo sin hacerle caso, ahora con el coronavirus nos está mandando un aviso muy serio para que nos paremos a pensar y reflexionar: en muy poco tiempo, sin hacer el más mínimo ruido,  nos metió a todos en casa; aparcó los coches, los trenes, los aviones; nos infundió miedo, nos separó unos de otros, dejó a todos los estudiantes sin clases; saturó los hospitales; agobió a médicos, enfermeras y políticos; dejó las calles vacías, el asfalto tranquilo, las carreteras sin ruido; el aire limpio, los oídos sin descansando…
A partir de ahora deberán cambiar muchas cosas, porque hemos hecho una
gran tergiversación de valores:
  1. -Llegamos al absurdo tan grande e inconcebible como que a un investigador de alta cualificación le pagamos al año unos 100.000 euros, pero a un deportista de élite, tan sólo por dar patadas a un balón o raquetazos a una pelota o incluso puñetazos a otra persona, le pagamos 30, 50 y hasta 100 millones de euros al año: ¿de verdad, no estamos algo locos?.
  2. -¿Cómo es que nos parece normal gastar cantidades ingentes de dinero en viajes espaciales, mientras dejamos en la tierra a más de 800 millones de personas muriendo de hambre?.
  3. -Vemos estos días de epidemia a los militares prestar servicios muy importantes a los ciudadanos construyendo hospitales de campaña: ¿Cómo no vemos infinitamente absurdos los gastos militares en armas de guerra, como, por ejemplo, los dos superportaaviones, verdaderas ciudades flotantes, que está construyendo EE.UU. que cuestan más de 24.000 millones de euros, y resulta que tiene 28 millones de ciudadanos sin seguro médico, 40 millones viven en pobreza, y 18,5 millones en pobreza extrema?. Así se lo dijo públicamente el relator de la ONU Philip G. Alston a la primera potencia mundial. Pero no es sólo EE.UU. porque:
  4. España dedicó unos 16.360 millones de euros a gasto militar en el año 2018 y es el decimosexto país que más gasta en defensa del mundo, según ha revelado el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), y resulta que llega una epidemia como la del coronavirus y no tenemos ni hospitales suficientes, ni personal sanitario suficiente, ni material de protección, ni las simples mascarillas, ni respiradores, y unas listas de espera de muchos meses para consultas y operaciones.
  5. -Las ventas, en 2016, de los principales fabricantes de armas sumaron 345.000 millones de euros, y los gastos militares mundiales en 2018 fueron de 1,7 billones de euros. 
  6. -El personal militar de los 153 países más significativos del mundo pasa de 20 millones de personas.
  7. -No nos armemos para la guerra, armémonos para la paz, y dediquemos toda esa ingente cantidad de dinero y de personas al cuidado del planeta, a la educación, a la cultura, a la ciencia, a la investigación; a la limpieza de montes y ríos, al cuidado de la flora y la fauna;  a la eliminación de incendios, a la investigación para la salud y  la alimentación, a la diversificación vegetal, a la reforestación, a desarrollar a los países más pobres, a la reparación de catástrofes naturales.

10.- El coronavirus no es una venganza de la Tierra ni un castigo divino: La Tierra pasó por grandes cataclismos, pero alberga la vida en si misma y por eso siempre sale adelante, aunque actualmente, tal como la estamos tratando los llamados países desarrollados, estaría mejor sin nosotros. El coronavirus no es ninguna venganza de la Tierra, sino la consecuencia de cómo la estamos tratando, que además deja muchas víctimas por el camino, y en el Tercer Mundo, tal como expusimos en un comentario anterior, puede ser una hecatombe de dimensiones colosales.
El coronavirus tampoco es, ni mucho menos, un castigo divino. Al contrario, Dios nos mandó cuidar la Tierra ya desde el origen del ser humano sobre ella. Hagámoslo, pues, así.
Al mismo Jesús de Nazaret, le gustaba ver los campos llenos de trigo, a las personas y a los pájaros bien alimentados, y a los lirios adornando los campos, aun mejor vestidos que el mismo rey Salomón.

Un cordial abrazo a tod@s.- Faustino Vilabrille

Nota.- Sobre este tema, es muy interesante leer detenidamente la gran Encíclica del Papa Francisco, titulada Laudato Sí, sobre el Cuidado de la Creación.

POEMA:
Cuando pase la tormenta, poema atribuido a Benedetti, se llama “Esperanza” y es del comediante cubano Alexis Valdés. Muy oportuno en estos tiempos:

“Esperanza”

 Cuando la tormenta pase
y se amansen los caminos
y seamos sobrevivientes
de un naufragio colectivo.

Con el corazón lloroso
y el destino bendecido
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.

Y le daremos un abrazo
al primer desconocido
y alabaremos la suerte
de conservar un amigo.

Y entonces recordaremos
todo aquello que perdimos
y de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.

Ya no tendremos envidia
pues todos habrán sufrido.
Ya no tendremos desidia
Seremos más compasivos.

Valdrá más lo que es de todos
Que lo jamás conseguido
Seremos más generosos
Y mucho más comprometidos

Entenderemos lo frágil
que significa estar vivos
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido.

Extrañaremos al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado.

Y quizás el viejo pobre
era tu Dios disfrazado.
Nunca preguntaste el nombre
porque estabas apurado.

Y todo será un milagro
Y todo será un legado
Y se respetará la vida,
la vida que hemos ganado.

Cuando la tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos devuelvas mejores,
como nos habías soñado. 



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