Algo de filosofía.
El deseo es necesidad
de satisfacer algo, que al satisfacerla ya no es necesidad, pero inmediatamente
surge otro deseo que genera una nueva necesidad de satisfacerlo, y así sucesivamente, de tal
manera que nos convertimos en unos insaciables, y esto es lo que hemos hecho los
países desarrollados con el planeta Tierra, pensando que sus recursos y su resistencia
eran ilimitados y podíamos hacer con ella todo lo que nos apeteciera. Pero nos
hemos equivocado.
La
Tierra es un planeta, un ser vivo y maravilloso, como no se conoce otro, pero
su perfección también lo hace ser muy complejo, delicado y vulnerable, que por
tanto necesita amor, respeto y cuidado.
Algunos datos.
1.- Gases de efecto invernadero: Con tanta
industrialización hemos disparado la generación de gases de efecto invernadero,
porque hemos llenado la superficie y la atmósfera de la tierra de millones de
coches, trenes, aviones y cruceros de lujo, con sus respectivos gases y
residuos contaminantes.
En 2018
El dióxido de carbono (CO2) aumentó un 147%, el
metano (CH4) un 259%, y el óxido nitroso (N2O) un 123%. Estos incrementos hacen
que el cambio climático sea más agudo, que las temperaturas suban y que los
fenómenos meteorológicos extremos se
multipliquen. (Fuente: informe de la Organización
Meteorológica Mundial).
Hace
200 años la concentración de CO2 era de 250 ppm (artes por millón), pero en
mayo de 2019 ya era de 415,39
ppm.
2.- Radiaciones electromagnéticas: Hemos invadido todo de
infinitas radiaciones electromagnéticas, provenientes, tanto desde el exterior,
como incluso de dentro de nuestras casas
porque usamos la electricidad para casi todo: lavar, cocinar, barrer, planchar,
alumbrar, oír la radio, ver la televisión, calentar o enfriar la casa, usar los
móviles, conservar los alimentos, usar el ordenador, etc. Cada uno emite poca
radiación (microteslas), pero son tantos…
3.- La basura: Los mares son el
depósito final de la basura del planeta: desde
1950 hemos fabricado más de 8.000 millones de toneladas de plástico.Cada
minuto se compran algo más de un millón de botellas de plástico.Llenamos los ríos de basura, que la
depositan en el mar. En el Pacífico
están flotando 87.000 toneladas de
basura, sin contar la que está en las profundidades, fruto de la
“incultura” de usar y tirar. Según National Geographic, cada año acaban en los mares y océanos unos 8 millones de toneladas de plástico,
un material que no está claro cuánto tiempo tardará en biodegradarse hasta el
nivel molecular: un vaso de polietileno unos 50 años, una botella de
plástico 450, una línea o red de pesca
600 años, afectando a unas 700 especies, algunas en vía de extinción,
además de estar matando a unos 100.000 animales marinos cada año.
Solamente al Mediterráneo vertemos el día por lo menos 500 toneladas de
plástico (Fuente: Fundación Aquae). De todo el plástico que hay en los océanos, 268.940
toneladas son microplásticos, que al ser ingeridos
por los peces, pasan a la
cadena alimentaria, por lo que cuando
comemos pescado también comemos plástico.
¿Podemos
seguir disfrutando de este invento sin destruir el planeta? ¿Los países
desarrollados seríamos capaces de vivir ahora sin plástico?.
4.- Destrucción de los bosques: Hemos destruido
millones y millones de hectáreas de bosques: solamente en el año 2000 se
quemaron 350 millones de hectáreas. El
septiembre pasado más de 12.000 incendios estaban activos en la selva
amazónica, que produce el 20 % del oxígeno que respiramos. Este oxígeno nos lo
están quitando las multinacionales madereras, metalúrgicas e hidroeléctricas que actúan en ella, además
ahora apoyadas por el presidente ultraconservador Jair Bolsonaro.
5.- Implantación
de monocultivos transgénicos: En América del
Sur, tan sólo la soja transgénica alcanzó 50 millones de hectáreas, sin tener
evidencia científica de su inocuidad para la salud humana y animal. Su cultivo
exige el empleo de gran cantidad de agrotóxicos muy agresivos. Así se está
actuando en Africa, dedicando millones de hectáreas de tierra, quitadas a los
agricultores, a producir palma aceitera para biocombustibles.
6.- Nuestras
casas: Tenemos los innumerables productos químicos que
manejamos a diario en la limpieza en nuestras casas, que siempre dejan residuos.
7.- Residuos: Millones
de toneladas de sustancias químicas tóxicas son esparcidas de las más diversas
formas, como petróleo, productos radiactivos, explosiones atómicas, productos
químicos, pesticidas, purines de riego (con antibióticos, hormonas, sulfamidas,
etc., procedentes del tratamiento zoosanitario), residuos urbanos,
hospitalarios, fabriles…, que pueden alcanzar a toda la cadena trófica, y por
ahí al organismo humano tanto a través de productos terrestres como acuáticos.
8.- ¿Somos los seres humanos los enemigos de
la Tierra?: Vivimos
en un planeta dominado y sobreexplotado por los seres humanos. Con todo lo
dicho y muchas más cosas tan hostiles para la Tierra, ¿no se estará cansando de
nosotros, de lo mal que la tratamos?. Lleva años enviándonos señales de que así
no podemos seguir, que tenemos que cambiar. Si no lo hacemos, ella tendrá que
librarse de nosotros, porque somos un peligro para su futuro. La ciencia lleva
años diciéndonos que así no podemos seguir, pero ni los ciudadanos, ni menos
los gobernantes, hacemos caso. La tierra no es un ser inerte, es un ser vivo.
La
Tierra es nuestra Madre. Ella puede vivir sin nosotros, pero nosotros no
podemos vivir sin ella. Cuidarla es cuidarnos, pensando sobre todo en los 815
millones de personas que pasan hambre mientras otros derrochamos 1.400.000
toneladas de comida al año y 1.500.000 toneladas de ropa. Es injusto exigirle
al planeta producir tanto para luego derrocharlo y dejar a tantas personas
pasar hambre, desnudez y frío.
La
Madre Tierra nos está pidiendo un poco de austeridad, solidaridad y amor para
el bien de todos y de toda la creación.
9.- Aviso del coronavirus: Pero como ya llevamos
demasiado tiempo sin hacerle caso, ahora con el coronavirus nos está mandando
un aviso muy serio para que nos paremos a pensar y reflexionar: en muy poco
tiempo, sin hacer el más mínimo ruido,
nos metió a todos en casa; aparcó los coches, los trenes, los aviones;
nos infundió miedo, nos separó unos de otros, dejó a todos los estudiantes sin
clases; saturó los hospitales; agobió a médicos, enfermeras y políticos; dejó
las calles vacías, el asfalto tranquilo, las carreteras sin ruido; el aire
limpio, los oídos sin descansando…
A
partir de ahora deberán cambiar muchas cosas, porque hemos hecho una
gran tergiversación de valores:
- -Llegamos al absurdo tan grande e inconcebible como que a un investigador de alta cualificación le pagamos al año unos 100.000 euros, pero a un deportista de élite, tan sólo por dar patadas a un balón o raquetazos a una pelota o incluso puñetazos a otra persona, le pagamos 30, 50 y hasta 100 millones de euros al año: ¿de verdad, no estamos algo locos?.
- -¿Cómo es que nos parece normal gastar cantidades ingentes de dinero en viajes espaciales, mientras dejamos en la tierra a más de 800 millones de personas muriendo de hambre?.
- -Vemos
estos días de epidemia a los militares prestar servicios muy importantes a los
ciudadanos construyendo hospitales de campaña: ¿Cómo no vemos infinitamente absurdos los gastos militares
en armas de guerra, como, por ejemplo, los dos superportaaviones, verdaderas
ciudades flotantes, que está construyendo EE.UU. que cuestan más de 24.000
millones de euros, y resulta que tiene 28 millones de ciudadanos sin seguro
médico, 40 millones viven en pobreza, y 18,5
millones en pobreza extrema?. Así se lo dijo públicamente el relator de la ONU Philip G. Alston a la primera potencia mundial. Pero no es
sólo EE.UU. porque:
- España dedicó unos 16.360 millones de euros a gasto militar en el año 2018 y es el decimosexto país que más gasta en defensa del mundo, según ha revelado el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), y resulta que llega una epidemia como la del coronavirus y no tenemos ni hospitales suficientes, ni personal sanitario suficiente, ni material de protección, ni las simples mascarillas, ni respiradores, y unas listas de espera de muchos meses para consultas y operaciones.
- -Las ventas, en 2016, de los principales fabricantes de armas sumaron 345.000 millones de euros, y los gastos militares mundiales en 2018 fueron de 1,7 billones de euros.
- -El personal militar de los 153 países más significativos del mundo pasa de 20 millones de personas.
- -No nos armemos para la guerra, armémonos para la paz, y dediquemos toda esa ingente cantidad de dinero y de personas al cuidado del planeta, a la educación, a la cultura, a la ciencia, a la investigación; a la limpieza de montes y ríos, al cuidado de la flora y la fauna; a la eliminación de incendios, a la investigación para la salud y la alimentación, a la diversificación vegetal, a la reforestación, a desarrollar a los países más pobres, a la reparación de catástrofes naturales.
10.- El coronavirus no es una venganza de la
Tierra ni un castigo divino: La Tierra pasó por grandes cataclismos, pero
alberga la vida en si misma y por eso siempre sale adelante, aunque actualmente,
tal como la estamos tratando los llamados países desarrollados, estaría mejor
sin nosotros. El coronavirus no es ninguna venganza de la Tierra, sino la consecuencia de cómo la estamos tratando,
que además deja muchas víctimas por el camino, y en el Tercer Mundo, tal como
expusimos en un comentario anterior, puede ser una hecatombe de dimensiones
colosales.
El
coronavirus tampoco es, ni mucho menos, un castigo divino. Al contrario, Dios
nos mandó cuidar la Tierra ya desde el origen del ser humano sobre ella.
Hagámoslo, pues, así.
Al
mismo Jesús de Nazaret, le gustaba ver los campos llenos de trigo, a las
personas y a los pájaros bien alimentados, y a los lirios adornando los campos,
aun mejor vestidos que el mismo rey
Salomón.
Un
cordial abrazo a tod@s.- Faustino Vilabrille
Nota.- Sobre
este tema, es muy interesante leer detenidamente la gran Encíclica del Papa
Francisco, titulada Laudato Sí, sobre el Cuidado de la Creación.
POEMA:
Cuando
pase la tormenta, poema atribuido a Benedetti, se llama “Esperanza” y es del
comediante cubano Alexis Valdés. Muy oportuno en estos tiempos:
“Esperanza”
Cuando la tormenta pase
y se amansen los
caminos
y seamos
sobrevivientes
de un naufragio
colectivo.
Con el corazón
lloroso
y el destino
bendecido
nos sentiremos
dichosos
tan sólo por
estar vivos.
Y le daremos un
abrazo
al primer
desconocido
y alabaremos la
suerte
de conservar un
amigo.
todo aquello que
perdimos
y de una vez
aprenderemos
todo lo que no
aprendimos.
Ya no tendremos
envidia
pues todos habrán
sufrido.
Ya no tendremos
desidia
Seremos más
compasivos.
Valdrá más lo que
es de todos
Que lo jamás
conseguido
Seremos más
generosos
Y mucho más
comprometidos
Entenderemos lo
frágil
que significa
estar vivos
Sudaremos empatía
por quien está y
quien se ha ido.
Extrañaremos al viejo
que pedía un peso
en el mercado,
que no supimos su
nombre
y siempre estuvo
a tu lado.
Y quizás el viejo
pobre
era tu Dios
disfrazado.
Nunca preguntaste
el nombre
porque estabas
apurado.
Y todo será un
milagro
Y todo será un
legado
Y se respetará la
vida,
la vida que hemos
ganado.
Cuando la
tormenta pase
te pido Dios,
apenado,
que nos devuelvas
mejores,
como nos habías
soñado.
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