viernes, 29 de noviembre de 2019

Black Friday, acertado nombre


Excelente nombre para una de las más claras muestras de la incongruencia social en la que estamos inmersos.
El color negro se ha asociado muchas veces a la tristeza, al dolor, a lo trágico,… y nuestro vocabulario está repleto de frases en las que este color –o ausencia de color según desde qué perspectiva lo queramos mirar- se halla presente:
- “Lo tienes muy negro amigo” (haciendo alusión a una gran dificultad o situación muy grave).
- “Negro fin de semana” (refiriéndose a multitud de accidentes, muertes, etc…).
- “¡Qué negro está el panorama!” (queriendo decir que la situación actual y lo venidero no auguran nada bueno).
- …
Y ahora “Black Friday”: “Viernes negro”.

Independientemente de lo que el marketing quiso dejar reflejado en esas dos palabras lo cierto es que acertaron, fueron sinceros al sellar este viernes con esa denominación porque refleja muy a las claras la debacle que estamos protagonizando muchos.

Ésta es una de esas fracturas que evidencian nuestra enorme incoherencia:
  1. Por una parte hacemos crítica del enorme CONSUMISMO de nuestra sociedad y reconocemos a poco que pensemos que mucho de lo que compramos no lo necesitamos realmente… pero llega este día, llegan las Navidades,… y parece que nos volvemos locos y como si de repente los apuros económicos desaparecieran.
  2. Por una parte criticamos el DESPILFARRO de recursos de todo tipo que consumimos y solemos justificar esto con frases como “Si lo puedo pagar ¿por qué no permitírmelo?”. No basamos el gasto en el bien del planeta, nuestra Casa Común, sino en lo que tenemos en el bolsillo.
  3. Por una parte nos quejamos de la gran CONTAMINACIÓN que observamos tanto en la atmósfera como en los suelos, en el mar,… y tildamos de todo menos guapos a quienes hacen o permiten tales cosas,… pero parecemos inconscientes de que con nuestro modelo de vida somos agentes directos de todo eso que detestamos.
  4. Por una parte… y por otra… Podríamos añadir contradicciones e incoherencias a cientos o miles.
Podemos culpar a unos y otros. Podemos decir que “la culpa es de los Medios de Comunicación Social, tanto privados como públicos, que machaconamente no cesan de repetir las “¿bondades?” del Black Friday como si fuese esto el gran chollo del año” y… tenemos razón al decir esto pero ¿quiénes son los que acaban engrosando las filas de quienes siguen casi a ciegas las consignas publicitarias?.

Podemos culpar a las empresas que “maquillan la realidad de lo que ponen en venta cuando no mienten directamente” de estar estafando a la sociedad pero ¿quiénes son los que entran en ese juego y con sus hábitos consumidores potencian que esas empresas sigan haciendo lo que están haciendo?.

Podemos acusar a los gobiernos y responsabilizarles de “no controlar los fraudes productivos y comerciales de sus productos, de su falta de respeto al Medio Ambiente y a los Derechos Humanos y laborales de los trabajadores a los que emplean” pero ¿quién realiza la demanda y compra de esos productos de los cuales muchas veces ni nos molestamos en saber dónde se fabricaron, con qué materiales y menos aún en qué condiciones?.

La clave está en nosotros mismos.

Cierto que el resultante de todo lo que observamos tiene muchas causas y causantes pero es clarísimo que si el eslabón de la cadena que somos nosotros NO ENTRAMOS EN ESTE JUEGO… o cambian quienes lo manejan de estrategia y deciden apostar por lo mismo que apostamos nosotros… o se van al garete.

¿Serán tan bobos de empeñarse en irse a la ruina en lugar de adoptar modelos productivos respetuosos con los DD.HH. y el Medio Ambiente?. Bobos no son… no crearon sus empresas para ser un número más sino para ganar dinero y si ese beneficio económico lo consiguen a base de cargarse el planeta, de machacar la dignidad humana y recurrir a la estafa constante… y encima ven que a nuestras señorías ese enorme daño nos da igual… adivinen pues ustedes qué acabarán haciendo.

Da igual lo del calentamiento global; da igual que desaparezcan especies animales y vegetales a diario; da igual el desarraigo social de millones de seres humanos que buscan a decenas de miles de km de sus casas sueldos mejores que lo que las multinacionales pagan a los nativos de los países en los que ubican sus sedes; da igual que cada vez los ricos sean más ricos y los pobres sean cada vez más pobres,… y que sus dinerales acaben en paraísos fiscales lejos de la capacidad de los gobiernos para redistribuir la riqueza inhumanamente acumulada; da igual todo ¿verdad?. Da igual… aunque todo esto sea simple consecuencia de nuestro modelo consumista… pues basta ir tirando del hilo y al final… esto es lo que hay.

O bien… podemos plantearnos que NO DA IGUAL y si es así… entonces necesitamos actuar en coherencia:
  1. - Reduciendo el consumo. ¿De verdad necesitamos todo lo que compramos?, ¿qué es realmente imprescindible?. Basta con pensar con objetividad: ¿puedo prescindir de esto que me quieren vender?, ¿qué tengo ya conmigo que puedo utilizar para resolver mi necesidad?.
  2. - Reutilizando lo que ya tenemos. ¿Acaso es imposible escapar al usar y tirar?. Un ejemplo: Cuando celebres un cumpleaños… y te asalte la tentación de la rapidez en acabar todo… en lugar de comprar platos, cubiertos y vasos de plástico de usar y tirar… compra eso mismo pero de material más consistente que puedas lavar y reutilizar todas las veces que quieras; primero eso será mucho más respetuoso para el Medio Ambiente; segundo será mucho más barato a la larga que adquirir eso de usar y tirar todas las veces; tercero… si todos hiciéramos así quienes fabrican los materiales de usar y tirar… dejarían de hacerlo porque no lograrían vender su basura; ¿hacen falta más explicaciones?.
  3. - Reciclando los materiales que ya no pueden volverse a usar de manera que entren a formar parte de la “economía circular”. ¿Importa mucho que otros lo hagan o no?.
Planteémonos en este Black Friday nuestros propios valores en qué orden están y cuál debiera ser ese orden para que desde el consumo responsable podamos llegar a la producción y desarrollo sostenibles, para poder hablar de auténtico progreso pues si esto que estamos haciendo es progreso… que venga Dios y lo vea.

Santi Catalán

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