martes, 13 de febrero de 2024

Comunicado en pro del pueblo ucraniano

Responsables de las secretarías generales de las Comisiones europeas de Justicia y Paz se reunieron en Berlín entre el 9 y el 11 de febrero, como alternativa al lugar previsto de Lviv, que no se consideró suficientemente seguro debido a la guerra en curso en Ucrania. En Berlín, escuchamos a personas refugiadas de Ucrania y a las organizaciones que les apoyan. El sábado por la noche rezamos por la paz frente a la embajada rusa y el domingo celebramos la Eucaristía en la parroquia greco-católica ucraniana local. La invasión rusa a gran escala y no provocada de Ucrania, que incluye bombardeos de terror contra la población civil, crímenes de guerra y una ocupación brutal, ha obligado a más de 6 millones de personas a abandonar su patria y buscar refugio en el extranjero. Además, 3,6 millones de personas han sido desplazadas internamente.

Hasta ahora, la esperanza de las personas refugiadas de regresar a una patria liberada ha permanecido incumplida. Dos años después de la nueva escalada de la guerra, la Federación Rusa no ha dejado de infligir sufrimiento y muerte a la población ucraniana. Somos conscientes de que, a pesar de todo, el mayor sacrificio lo está haciendo el pueblo de Ucrania. Están arriesgando sus vidas también por la libertad y la seguridad del resto de Europa. Considerando este hecho, tenemos el deber moral de ampliar nuestra ayuda para proteger sus vidas [1]. Acogemos con gran satisfacción la decisión del Consejo Europeo de iniciar negociaciones con Ucrania sobre su adhesión a la UE. Esperamos que este proceso conduzca también al fortalecimiento de las relaciones culturales, económicas y personales.

Como creyentes cristianos y personas europeas, sentimos el llamamiento de practicar una solidaridad continua. Estamos llamadas a mostrar empatía y comprensión hacia el pueblo ucraniano, incluidas las personas refugiadas, que temen constantemente por sus seres queridos, abandonados en Ucrania, y cuyas vidas, dignidad y libertad están amenazadas.

Quienes venden desinformación intentan dividir a nuestras sociedades. En su propaganda, enfrentan a diferentes grupos de personas necesitadas. Utilizan el telón de fondo del aumento del coste de la vida en toda Europa como consecuencia de la guerra [2] para intentar romper la solidaridad con las víctimas de la agresión rusa. Desde nuestro ser cristiano, necesitamos adoptar una postura firme contra esa agitación, que contrasta fuertemente con la doctrina social católica. Ninguna forma de nacionalismo etnocéntrico y de racismo es compatible con los valores cristianos.

Nuestros valores nos exigen amar a todo el mundo. Como dice el papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti: "al amor no le importa si el hermano herido es de aquí o es de allá. Porque es el amor el que rompe las cadenas que nos aíslan y separan, tendiendo puentes; amor que nos permite construir una gran familia donde todos podamos sentirnos en casa. Amor que sabe de compasión y de dignidad" (FT, 62). Así, debemos crear un marco que permita a las personas refugiadas -no sólo de Ucrania- llevar una vida que les posibilite al menos un cierto grado de normalidad e integración en la sociedad de acogida. Para ello es preciso un apoyo psicosocial suficiente, la oportunidad de participar en la vida de la comunidad y de acceder al mercado laboral.

Nuestro agradecimiento a las numerosas personas voluntarias y ayudantes a tiempo completo que están plenamente comprometidas con el apoyo a las personas refugiadas. Hay que fomentar y mantener este compromiso tan enérgico.

Nuestro más profundo respeto a los numerosos esfuerzos realizados por las propias personas refugiadas. A pesar de la enorme tensión psicológica causada por la guerra y la preocupación por sus seres queridos, muchas de ellas se esfuerzan por aprender el idioma del país de acogida. Apoyan la economía de estos países con su trabajo y establecen contactos con la población local. Esto no sólo debe fomentarse, sino también valorarse.

Animamos a utilizar todos los medios diplomáticos disponibles a nivel de cooperación multilateral para aumentar la presión sobre la Federación Rusa a fin de terminar con el derramamiento de sangre y el sufrimiento y de poner fin de inmediato a sus ataques contra los fundamentos del derecho internacional, los derechos humanos y el orden de paz internacional.

Pedimos a nuestros socios de otros continentes que se dirijan a sus gobiernos y aboguen por allanar el camino hacia la paz y la justicia mediante la presión diplomática sobre la Federación Rusa y un claro rechazo de las ambiciones imperiales del régimen.

La verdad y la justicia son los requisitos previos para una paz sostenible [3]. En este sentido, la forma en que tratamos a las personas refugiadas determina las posibilidades de paz y reconciliación. Trabajar con ellas y las víctimas de guerra es también trabajar por la paz.


Berlín,
 declaración de las secretarías generales de Justicia y Paz de Europa

[1] Justicia y Paz de Europa. La paz es fruto de la justicia. Declaración de las secretarías generales, mayo 2022.

[2] Sobre la cuestión de tratar de forma constructiva los temores y preocupaciones, véase también la Acción Concertada de Justicia y Paz Europa 2023/2024.

[3] Justicia y Paz de Europa. La verdad y la justicia deben ser los pilares de la ius post bellum. Declaración del Día Internacional de los Derechos Humanos 2022.

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