domingo, 9 de enero de 2022

Las abarcas desiertas

Miguel Hernández nació en Orihuela en 1910, en una familia pobre que se dedicaba a la crianza de ganado caprino, por lo que fue un pastor de cabras desde muy pequeño. Recibió enseñanza primaria y poco más, porque por orden paterna tuvo que dejar de estudiar y dedicarse exclusivamente al pastoreo. Iba al monte cargando una mochila de libros y una vieja máquina de escribir. Fue un lector incansable: seguro que conocía bien lo dicho por Miguel de Cervantes: “para saber, viajar o leer”. Fue perseguido por el régimen político de entonces y, trasladado a diversas cárceles, enfermó de bronquitis, tifus y tuberculosis, muriendo con tan solo 31 años, una pérdida importante para las letras españolas. Fruto de aquellas duras vivencias infantiles escribió el 2 de enero de 1937 el poema que transcribimos, cuya finalidad era recabar ayuda, en el Día de Reyes, para niños necesitados:

LAS ABARCAS DESIERTAS
 
“Por el cinco de enero
cada enero
ponía mi calzado cabrero
a la ventana fría.
 
Y encontraban los días
que derribaban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río,
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.

Para el cinco de enero,
para el seis,
yo quería que fuera
el mundo entero
una juguetería.

Y al andar la alborada

removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.

Toda gente de trono,
murió toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto,
hasta cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.

Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.

Hacia el seis,
mis miradas,
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas”.
 

“HAMBRE CERO”. Por África aun no pasan los magos.

En África, el 41% de los niños y niñas de 6 a 14 años, o sea, 86,6 millones, son trabajadores por pura necesidad, el 30% en la agricultura de subsistencia.

Los datos indican que se ha invertido la tendencia hacia la disminución del trabajo infantil que se venía registrando en los últimos 20 años. Por primera vez, se produce un aumento que se centra en los niños y niñas de 5 a 11 años. En África subsahariana el incremento llevó a 16,6 millones más de niños a realizar trabajo infantil en los últimos cuatro años.

El Covid-19 vino a agrandar esta penosa situación.

EN RUANDA, se estima que hay 400.000 niños trabajadores. De éstos, se cree que 120.000 están implicados en las peores formas de trabajo infantil y 60.000 son trabajadores domésticos. En Ruanda, hemos visto a niños segar a puño hierba de no más de 10 centímetros de altura al borde de caminos con una pequeña hoz, con riesgo muy alto de cortarse los dedos. Estos niños no tenían ni abarcas, sencillamente porque estaban descalzos. Así andan todavía muchos millones en los países pobres, empobrecidos por los ricos de los países ricos...

UN NIÑO DE ASTURIAS: Muchas gracias, una vez más, a cuantos habéis apoyado los proyectos para este año y ya lo estáis haciendo para 2023, pero queremos destacar sobre todo a un niño de Pola de Siero (Asturias) que aportó 50 euros para que 25 niños ruandeses puedan comprar unas simples sandalias para ir a la escuela este año, porque el gobierno les prohíbe ir descalzos…

El 4º rey mago.

Ya sabemos bien que los Evangelios hablan solamente de unos Magos; nada dice que fueran tres, ni que fueran reyes. Pero hay leyendas que hablan del Cuarto Rey Mago. A propósito de esto, un amable lector nos envía desde Guadix esta excelente reflexión:

“Hay una leyenda que sin ser parte de la Revelación, nos enseña lo que Dios espera de nosotros: Se cuenta que había un cuarto Rey Mago, que también vio brillar la estrella sobre Belén y decidió seguirla. Como regalo pensaba ofrecerle al Niño un cofre lleno de perlas preciosas. Sin embargo, en su camino se fue encontrando con diversas personas que iban solicitando su ayuda. Este Rey Mago las atendía con alegría y diligencia, e iba dejándoles una perla a cada uno. Pero eso fue retrasando su llegada y vaciando su cofre. Encontró muchos pobres, enfermos, encarcelados e infortunados y no podía dejarlos desatendidos. Se quedaba con ellos el tiempo necesario para aliviarles sus penas y luego proseguía su marcha, que nuevamente era interrumpida por otro desvalido.

Sucedió que cuando por fin llegó a Belén, ya no estaban los otros Magos y el Niño había huido con sus padres hacia Egipto, pues el Rey Herodes quería matarlo. El Rey Mago siguió buscándolo, ya sin la estrella que antes lo guiaba. Buscó y buscó y buscó... y dicen que estuvo más de treinta años recorriendo la tierra, buscando al Niño y ayudando a los necesitados. Hasta que un día llegó a Jerusalén justo en el momento que la multitud enfurecida pedía la muerte de un pobre hombre.

Mirándolo, reconoció en sus ojos algo familiar. Entre el dolor, la sangre y el sufrimiento, podía ver en sus ojos el brillo de aquella estrella. Aquel miserable que estaba siendo ajusticiado era el Niño que por tanto tiempo había buscado. La tristeza llenó su corazón, ya viejo y cansado por el tiempo. Aunque aún guardaba una perla en su bolsa, ya era demasiado tarde para ofrecérsela al Niño que ahora, convertido en hombre, colgaba de una Cruz. Había fallado en su misión. Y sin tener a dónde más ir, se quedó en Jerusalén para esperar que llegara su muerte.

Apenas habían pasado tres días cuando una luz aún más brillante que mil estrellas llenó su habitación. ¡Era el Resucitado que venía a su encuentro!. El Rey Mago, cayendo de rodillas ante Él, tomó la perla que le quedaba y extendió su mano mientras hacía una reverencia. Jesús le tomó tiernamente de la mano y le dijo:

"Tú no fracasaste. Al contrario, me encontraste durante toda tu vida. Yo estaba desnudo, y me vestiste. Yo tuve hambre, y me diste de comer. Tuve sed y me diste de beber. Estuve enfermo y me atendiste. Estuve preso, y me visitaste. Pues yo estaba en todos los pobres que atendiste en tu camino. ¡Muchas gracias por tantos regalos de amor!. Ahora estarás conmigo para siempre, pues el Cielo es tu recompensa”.

La historia no requiere explicación... nosotros somos el cuarto Rey Mago y Jesús espera que le encontremos en cada persona necesitada que se cruce en nuestro camino...

Ya terminó el tiempo litúrgico de la Navidad... pero deseo que la Epifanía—ese encuentro con Jesús que vive en cada hermano y hermana que sufre —nos acompañe durante todos los días de este año que comienza…

Este domingo celebramos la fiesta del Bautismo de Jesús, que comenzó a anunciar y practicar su mensaje de liberación con un bautismo de agua en el Jordán, y por su gran compromiso por un mundo mejor, lo terminó con un bautismo de sangre en la Cruz, y nos anima a secundar y a participar con entusiasmo en el Sínodo al que nos convoca el Hermano Papa Francisco, para renovar la Iglesia de tal manera que sea plenamente fiel a Jesucristo y su mensaje de liberación integral para el bien de toda la Humanidad y de toda la Creación, que es la única misión que le encomendó Jesucristo, el mejor mensaje que hasta la fecha conoció la historia de la humanidad, que, gracias a la Iglesia, con sus enormes fallos y defectos, llegó hasta nosotros, la Iglesia que el Hermano Francisco quiere renovar desde su misma raíz y con ella contribuir a la construcción de un mundo mejor.

Muchas gracias a todos los que tenéis la amabilidad de compartir estos sencillos comentarios dominicales.


Un abrazo muy cordial a tod@s.-Faustino.
faustino@faustinovilabrille.es

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