Reflexión basada en la Encíclica del hermano Papa Francisco dedicada a la
Ecología Integral. Comentario al capítulo 6 de Laudato Si.
El coronavirus y el
cambio climático nos están haciendo caer en un pozo muy profundo, tal vez sea
para que al tocar fondo rebotemos de tal manera que salgamos de él. Solo hay un
peligro: que los grandes poderes
económicos y políticos de este mundo nos tapen la boca del pozo y no nos dejen
salir. Pero somos tantos, que seremos capaces de encontrar otra salida y cuando
esos poderosos destapen el poco, se encontrarán con que no hay nadie dentro.
El Capítulo 6º y
último trata de la Educación y Espiritualidad Ecológicas, partiendo de que
tenemos un origen común y de que pertenecemos a un futuro compartido por todos.
Actitudes
básicas más importantes para salir del pozo.
- Otro estilo de vida: Tenemos que apostar por otro estilo de
vida, lejos del consumismo promovido por el poder económico-financiero, que nos
manipula y quita la libertad excepto para consumir, y nos vacía el corazón de
otros valores para que solo necesitemos y busquemos objetos para comprar,
poseer y consumir. Para los consumistas el dinero se convierte en el mayor
objeto de deseo porque posibilita toda clase de consumo. Así hay personas que
no pueden pasar un solo día sin comprar algo. El consumismo nos consume y
empobrece a nosotros mismos y a la naturaleza.
- El dueño del mercado: Hoy el dueño del mercado es el
productor y su poder económico, pero tiene que pasar a serlo el consumidor, de
tal manera que le imponga al productor lo que él quiere consumir. Ahora el
productor controla el mercado, pero debe ser al revés, que sea el mercado quien
controle al productor.
- El gran Equilibrio Ecológico: Es necesario el
equilibrio ecológico: el interno con uno mismo, el solidario con los demás, el
natural con todos los seres vivos y el espiritual con Dios como sentido último
de todos y de todo. No basta con tener información ecológica, necesitamos
hábitos ecológicos y ser ciudadanía ecológica, cuidando con esmero el amor a
todos y a todo, especialmente a lo más débil e indefenso. Esto tiene que
traducirse en compromisos concretos: evitar el plástico, reducir el uso de
papel, ahorrar agua (el oro azul del futuro), separar los residuos, cocinar
solo lo que se va a consumir, no desperdiciar la más mínima comida, no comprar
más ropa que la verdaderamente necesaria y usarla hasta que esté gastada, tratar
con cuidado y amabilidad a todos los seres vivos, usar el transporte público,
compartir el coche, plantar árboles, cuidar con especial esmero a la abejas
(les debemos por lo menos el 30 % de lo que comemos), apagar las luces
innecesarias, conducir ecológicamente moderando la velocidad y el consumo de
combustible, reutilizar lo más posible, no cambiar de coche hasta que esté
gastado, guardar el orden para que el orden nos guarde a nosotros. Todos estos
hábitos y actitudes deben enseñarse a los niños desde la infancia porque quien siembra en un niño siembra para
siempre. Por tanto, todo esto debe formar parte de la educación familiar y
también parte del contenido escolar.
- Opción por la fraternidad universal: Para los creyentes
todo esto es doblemente interpelador: si Dios cuida de los pájaros y de los
lirios del campo, como nos enseña Jesús en el Evangelio, mucho más debemos
hacerlo los creyentes en El. Quien no ama a los animales y a las plantas,
tampoco ama a los demás y menos a Dios, porque cada criatura refleja algo de
Dios y tiene un gran mensaje que enseñarnos. Una sublime fraternidad con todo
lo creado tiene que estar presente en cada momento en nuestras vidas y pedir
perdón cada vez que sin motivo causamos daño a cualquier criatura. Fraternidad
universal es consumir solo lo justo materialmente para que haya para todos y la
tierra no se agote, pero sí aumentar
mucho el consumo de alegría, de naturaleza, de paz, de reconciliación cósmica,
de aire limpio, de sabiduría; de sintonía con las flores, los animales, los
pájaros, las plantas; aumentar mucho el consumo de fraternidad con el Universo,
de ternura hacia todos y hacia la Madre Tierra, que es con mucho el planeta
más bonito del Universo hasta ahora conocido con los más potentes telescopios.
Apoyar todos los movimientos antimilitaristas, pues vale más morir por una idea
que matar por ella. Reconvertir a los ejércitos para sirvan solo para la paz y
la defensa del planeta. Por tanto, oponernos frontalmente a los gastos
militares, a toda clase de guerra, nuclear, física, química, bacteriológica,
biológica, ideológica...,pues todas causan gravísimo daño a todo el sistema Tierra.
Ceiba (hasta 70 metros de altura y 5 de diámetro): árbol sagrado para los mayas, los quechuas, los yorubas. |
Tomemos ejemplo de
los antiguos mayas:
para nosotros un árbol es simplemente un ser que nos da madera, fruto o sombra,
pero para los mayas el árbol no es tan sólo un trozo de madera, una tabla o una
viga del tejado: es un ser con muchos brazos (ramas), miles de lenguas (hojas),
duerme en invierno, sonríe en la primavera, es madre generosa en el verano ofreciendo sus frutos a todos y a todo, y se recoge a meditar en la intimidad del otoño. Es Dios que vive dentro de él, porque todo en él es vivificado por Dios.
- El Universo es el altar del mundo: El Universo y con él
nuestra Madre Tierra, son el altar del mundo de los cuales Jesús, por María,
construyó su propio cuerpo, su propia naturaleza humana.
Por eso para los creyentes el mundo es sagrado, es divino, es santo, del cual
los seres humanos somos piedras vivas a las que Jesús vino para que tengamos
vida y vida en abundancia. Es por eso que el Universo entero participará con
nosotros en la plenitud definitiva, sin fin, en la fiesta eterna del Reino de Dios.
- Dimensión Política del Amor Fraterno: Nos compete a los
cristianos, los primeros, desarrollar la dimensión política del amor fraterno,
comprometiéndonos en actividades que tienen como objetivo organizar la sociedad
de tal forma que todos colaboremos al bien común y este compromiso se contagie
de tal manera que impregne a toda la sociedad.
Aún más allá de un compromiso ético insobornable (que ya
no sería poco), hace falta una espiritualidad y una mística que abarquen al
hombre todo entero, que lleguen a las convicciones más profundas de la persona,
para que su religación comprometedora con todos y con todo vaya más allá de la
ley, de la norma, de la conveniencia, que den fuerza y entusiasmo interior en
lo más íntimo de nosotros mismos para encontrar el sentido último de nuestra
vida y del universo, que sustenten nuestra esperanza más allá de toda crisis,
incluida la de nuestro prematuro fracaso humano, e incluso superadora de una
eventual catástrofe de todo el sistema Tierra, porque más allá de este posible
destino fatal está Dios como el origen de la Cosmogénesis para llevarlo a la
meta definitiva de la plenitud. Es por eso que siempre acabaremos saliendo del
pozo, y nada ni nadie, ni el más feroz neoliberalismo capitalista, será capaz
de retenernos allí dentro.
Un
cordial abrazo a tod@s.- Faustino
Vilabrille Linares
faustino@faustinovilabrille.es |
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