Azul es
el color del nuevo oro. Un oro que no solo fue descubierto en las tierras de El
Dorado para desatar una nueva fiebre. Su nombre es coltán, y solo cuatro países
tienen reservas certificadas suficientes para su explotación; otros cinco
cuentan con yacimientos del mineral, a pesar de no conocer la cantidad con
exactitud.
Además
del Congo …las mayores reservas probadas en el mundo están en Brasil, Venezuela
y China…
Estos
minerales son de vital importancia en electrónica por los elementos químicos
que los forman, ideales para las placas base y los circuitos.
El tantalio del coltán se emplea para fabricar condensadores electrolíticos, el tungsteno de la wolframita es el conector perfecto para los transistores. El estaño de la casiterita ha sustituido al plomo como soldador de excelencia. Y el oro, además de su valor en joyería, resulta imprescindible por su alta conductividad.
El tantalio del coltán se emplea para fabricar condensadores electrolíticos, el tungsteno de la wolframita es el conector perfecto para los transistores. El estaño de la casiterita ha sustituido al plomo como soldador de excelencia. Y el oro, además de su valor en joyería, resulta imprescindible por su alta conductividad.
Resulta
irónico que la República Democrática del Congo no tenga las mayores reservas
del mundo de ninguno de estos productos. Australia, Brasil y Canadá albergan
más coltán. Bolivia tiene más casiterita. China contiene el 60% de wolframita
del planeta, mientras que Sudáfrica es la ‘reina’ del oro.
Esta
idea intenta explicar algo muy común: aquellos países con más recursos
naturales parecen tener menos crecimiento económico, como pueden ser entre
otros Congo o la misma Venezuela.
El
informe de Naciones Unidas (2014) señalaba que las milicias locales de la
República Democrática de Congo, apoyadas por Uganda, por Ruanda y por
multinacionales mineras, reciben suministros de alimentos, dinero y equipamiento
militar a cambio de los minerales de contrabando y que han supuesto más de
cinco millones de muertos durante este conflicto que se originó hace siete años.
En el
documento, la ONU pone el acento en las empresas que negocian con el material.
”El papel del sector privado en la explotación de los recursos naturales y la
continuidad de la guerra ha sido determinante. Un número de compañías han
estado implicadas y han impulsado la guerra directamente. Otras han facilitado
acceso a recursos financieros, que han sido empleados para la compra de armas”,
sentencia el organismo.
En un
libro del economista Julián Pavón (‘China, ¿Dragón o parásito’?), se hace
referencia a que varios países se han incorporado a ser los principales
exportadores de coltán. ”Bélgica es uno de los grandes países compradores y
luego lo revende, pero lo curioso de este país es que no tiene, que se sepa,
ninguna empresa destinada a la minería del coltán”, indica el autor del libro.
Sin embargo China, país donde se fabrica un gran porcentaje de la tecnología es
quien ha hecho su mayor incursión. “Varias empresas del país asiático han
llevado su logística de transporte para comprarlo e incluso en algunos casos
para negociar con los rebeldes y quedarse las explotaciones”, sostiene.
En Venezuela el arco minero del Orinoco parece tener muchas reservas de Coltán.
Actualmente,
esta gran reserva mineral, se divide en cuatro áreas, la extensión de más de
111 mil kilómetros cuadrados que abarca el Arco Minero del Orinoco,
principalmente basado en sus riquezas: En la primera, abundan el oro, el
diamante y el coltán; en la segunda, el hierro y el oro y en la tercera hay
oro, bauxita, cobre y caolín. También se tienen referencias de que en la Sierra
de Imataca, dentro de la extensión del arco, se encuentran yacimientos de
coltán.
En este
caso, una vez más, como sucede en la mayoría de Iberoamérica, no se ha
respetado las mínimas condiciones medioambientales, prometidas por el mismo
gobierno chavista.
Hoy parece claro que no podemos afrontar el problema de la minería del robo a los pobres sin la perspectiva Norte-Sur.
Es evidente, para todos los que quieran ver, la ligazón mayor entre empresas mineras y tecnológicas; porque no olvidemos que una de las mayores revoluciones que avanza a la par con la revolución electrónica y de datos, es la de los materiales.
En la
medida que la depredación de las grandes transnacionales vayan encontrando a
pueblos empobrecidos, sin estructura política y social fuerte; éstos serán
“carne de cañón” para generar más violencia e injusticia.
En esta
cadena de dolor no podemos olvidar la minería informal, que no por ser informal
es menos productiva para este injusto sistema. Al final se establecen redes
clientelares, con implicaciones de gobiernos locales y nacionales corruptos,
con condiciones laborales fuera de todo control, por no hablar de las
medioambientales.
En
Bolivia se puedo ver hace pocos meses el conflicto existente entre estos dos
tipos de minería que acabó con muertes incluso de un representante de la
administración. En la minería del oro boliviano se dan las condiciones y las
tensiones de otros sitios de la tierra.
Otra
industria ligada a estos países ricos en materias primas es la de las armas,
las guerrillas y los mercenarios…con brutales consecuencias para la población
civil. En Iberoamérica lo normal es que una mina esté vallada y acuartelada de
cabo a rabo. En muchos casos cumplen doble función: controlar la zona de
intrusos y a los trabajadores en régimen de esclavitud.
Económicamente,
en la minería “legal”, las regalías (o impuestos por explotación de la
transnacional) son insuficientes o un mero trámite para justificar los
desmanes; así lo han denunciado asociaciones de derechos humanos, y la misma
Iglesia Católica en múltiples ocasiones, tanto en Iberoamérica como en la misma
Filipinas.
Pero no
podemos olvidar lo que socialmente rodea a muchas de estas zonas, siendo focos
de trata de mujeres, drogas y alcohol; éstas son en definitiva las ofertas
culturales a cambio de las riquezas robadas.
En este
marco, olvidar la perspectiva Norte-Sur, es olvidar las causas de los
problemas, y no poner el foco en el robo, o en la misma promoción de los
pueblos, es sesgar el análisis y cerrar las verdaderas soluciones.Fuente original: http://solidaridad.net/el-coltan-desde-la-perspectiva-de-la-justicia-norte-sur/
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