Domingo
3 Adviento – C (Lucas 3,10-18)
Evangelio
del 16 / Dic / 2018
La
predicación del Bautista sacudió la conciencia de muchos. Aquel profeta del
desierto les estaba diciendo en voz alta lo que ellos sentían en su corazón:
era necesario cambiar, volver a Dios, prepararse para acoger al Mesías. Algunos
se acercaron a él con esta pregunta: ¿Qué podemos hacer?.
El
Bautista tiene las ideas muy claras. No les propone añadir a su vida nuevas
prácticas religiosas. No les pide que se queden en el desierto haciendo
penitencia. No les habla de nuevos preceptos. Al Mesías hay que acogerlo
mirando atentamente a los necesitados.
No se
pierde en teorías sublimes ni en motivaciones profundas. De manera directa, en
el más puro estilo profético, lo resume todo en una fórmula genial: «El que
tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida
que haga lo mismo». Y nosotros, ¿qué podemos hacer para acoger a Cristo en
medio de esta sociedad en crisis?.
Antes
que nada, esforzarnos mucho más en conocer lo que está pasando: la falta de
información es la primera causa de nuestra pasividad. Por otra parte, no
tolerar la mentira o el encubrimiento de la verdad. Tenemos que conocer, en
toda su crudeza, el sufrimiento que se está generando de manera injusta entre
nosotros.
No
basta vivir a golpes de generosidad. Podemos dar pasos hacia una vida más
sobria. Atrevernos a hacer la experiencia de «empobrecernos» poco a poco,
recortando nuestro actual nivel de bienestar, para compartir con los más
necesitados tantas cosas que tenemos y no necesitamos para vivir.
Podemos
estar especialmente atentos a quienes han caído en situaciones graves de
exclusión social: desahuciados, privados de la debida atención sanitaria, sin
ingresos ni recurso social alguno… Hemos de salir instintivamente en defensa de
los que se están hundiendo en la impotencia y la falta de motivación para
enfrentarse a su futuro.
Desde
las comunidades cristianas podemos desarrollar iniciativas diversas para estar
cerca de los casos más sangrantes de desamparo social: conocimiento concreto de
situaciones, movilización de personas para no dejar solo a nadie, aportación de
recursos materiales, gestión de posibles ayudas…
Para
muchos son tiempos difíciles. A todos se nos va a ofrecer la oportunidad de
humanizar nuestro consumismo alocado, hacernos más sensibles al sufrimiento de
las víctimas, crecer en solidaridad práctica, contribuir a denunciar la falta
de compasión en la gestación de la crisis… Será nuestra manera de acoger con
más verdad a Cristo en nuestras vidas.
José
Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/domingo-3-adviento-c-lucas-310-18/
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