Santa
María Madre de Dios – C (Lc 2,16-21)
Evangelio
del 01 / Ene / 2019
Señor,
antes de entrar en el bullicio y el aturdimiento del fin de año, quiero esta
tarde encontrarme contigo despacio y con calma. Son pocas las veces que lo
hago. Tú sabes que ya no acierto a rezar.
He olvidado aquellas oraciones que me enseñaron de niño y no he aprendido a hablar contigo de otra manera más viva y concreta.
He olvidado aquellas oraciones que me enseñaron de niño y no he aprendido a hablar contigo de otra manera más viva y concreta.
Señor,
en realidad, ya no sé muy bien si creo en Ti. Han pasado tantas cosas estos
años. Ha cambiado tanto la vida y he envejecido tanto por dentro. Yo quisiera
sentirme más vivo y más cercano a Ti. Me ayudaría a creer. Pero me resulta todo
tan difícil.
Y, sin
embargo, Señor, yo te necesito. A veces me siento muy mal dentro de mí. Van
pasando los años y siento el desgaste de la vida. Por fuera todo parece
funcionar bien: el trabajo, la familia, los hijos. Cualquiera me envidiaría.
Pero yo no me siento bien.
Ya ha
pasado un año más. Esta noche comenzaremos un año nuevo, pero yo sé que todo
seguirá igual. Los mismos problemas, las mismas preocupaciones, los mismos
trabajos. Y así, ¿hasta cuándo?.
Cuánto
desearía poder renovar mi vida desde dentro. Encontrar en mí una alegría nueva,
una fuerza diferente para vivir cada día. Cambiar, ser mejor conmigo mismo y
con todos. Pero a mi edad no se pueden esperar grandes cambios. Estoy ya
demasiado acostumbrado a un estilo de vida. Ni yo mismo creo demasiado en mi
transformación.
Por
otra parte, Tú sabes cómo me dejo arrastrar por la agitación de cada día. Tal
vez por eso no me encuentro casi nunca contigo. Tú estás dentro de mí y yo ando
casi siempre fuera de mí mismo. Tú estás conmigo y yo ando perdido en mil
cosas.
Si al
menos te sintiera como mi mejor Amigo. A veces pienso que eso lo cambiaría
todo. Qué alegría si yo no te tuviera esa especie de temor que no sé de dónde
brota pero que me distancia tanto de Ti.
Señor,
graba bien en mi corazón que Tú hacia mí solo puedes sentir amor y ternura.
Recuérdame desde dentro que Tú me aceptas tal como soy, con mi mediocridad y mi
pecado, y que me quieres incluso aunque no cambie.
Señor,
se me va pasando la vida y, a veces, pienso que mi gran pecado es no terminar
de creer en Ti y en tu amor. Por eso, esta noche yo no te pido cosas. Sólo que
despiertes mi fe lo suficiente para creer que Tú estás siempre cerca y me
acompañas.
Que a
lo largo de este año nuevo no me aleje mucho de Ti. Que sepa encontrarte en mis
sufrimientos y mis alegrías. Entonces tal vez cambiaré. Será un año nuevo.
José
Antonio Pagola
https://www.gruposdejesus.com/santa-maria-madre-de-dios-c-lc-216-21/
No hay comentarios:
Publicar un comentario