Esta
pregunta se la hacen todos los días 793 millones de personas.
Se la
hizo Jesús cerca del lago de Galilea (Ver Juan 6,1-15) al ver la multitud
hambrienta que lo seguía. ¿Nos la hacemos hoy nosotros ante tantos millones de
personas que pasan hambre a diario?.
Producimos
el doble de la comida necesaria para alimentar a la toda población mundial y,
sin embargo, 793 millones de personas pasan hambre, lo que equivale a todos los
habitantes de América Latina, y a más del doble de la Zona Euro.
Toda
esa gente no come lo suficiente, pese a que es un derecho humano. Y por eso
esos millones de personas tienen
problemas de desarrollo, sufren enfermedades, sobreviven en lugar de
vivir, o mueren prematuramente por causas directa o indirectamente relacionadas
con la falta de comida.
Tan
sólo con los alimentos que se pierden en América Latina y África por falta de
medios para conservarlos podrían comer 600 millones de personas.
El
problema no es producir más, sino incluso producir mucho menos, porque esa
superproducción explota y esquilma la tierra, aumenta la contaminación, genera
innumerables residuos, etc. El problema es que esa cantidad tan grande de
comida no llega a los estómagos que pasan hambre, ni llega en cantidad
suficiente, inocua y nutritiva, pues fallan las tres cosas. Es increíble que
aun haya tantos millones de personas que tengan que preguntarse cada día: ¿Qué
comeré mañana?.
La OMC
(Organización Mundial del Comercio) y la
Unión Europea establecieron que los agricultores deben trabajar sólo con semillas
Uniformadas y Estabilizadas, para poder sembrarlas o venderlas. Esto causa una
gran pérdida de diversidad e inadaptación de las semillas: La humanidad ha
utilizado entre 8.000 y 10.000 especies distintas para su alimentación, pero
hoy están reducidas a unas 150.
Esto obliga al agricultor a comprar semillas
certificadas, y aquí viene, una vez más, el problema de las grandes
Multinacionales del sector agrícola, como Bayer-Monsanto o ChemChina-Syngenta,
que patentan sus semillas y obligan a los agricultores a pagar por ellas cada
año y les generan dependencia de las mismas y
aumento de costes. La uniformidad incrementa la vulnerabilidad, mientras
que la diversidad aumenta la capacidad de adaptación, incluido el cambio
climático. ¿Cómo es posible que la UE no tome cartas en este asunto, pues en
ello nos jugamos el futuro de la alimentación?. Hoy el 60% de las calorías que
consumimos vienen de sólo cuatro especies: el trigo, el maíz, el arroz y las
patatas.
En
África hay millones de pequeños
agricultores que trabajan sobre campos cuya propiedad no tienen garantizada por
ninguna ley o título, lo cual facilita que los gobiernos o los poderosos
locales hagan negocio vendiendo a Multinacionales o grandes inversores
extranjeros tierras que oficialmente no son de nadie. En los últimos años 227
millones de hectáreas, en fincas de más de 1000 hectáreas, pasaron a manos
privadas, principalmente en Africa, dejando a cientos de miles de campesinos
sin tierra.
Otro
grave problema es la falta de carreteras y también de medios de transporte para
acercar la producción a lugares de consumo directo y establecer una relación
directa entre productor y consumidor. En Ruanda vimos por muchos lugares que
las mujeres y los hombres son verdaderos animales de carga, o a lo sumo
disponen de una bicicleta, que refuerzan con hierros para que soporte el peso
de 2 ó 3 sacos de más de 50 kilos cada uno, para llevar la producción a casa o
al mercado, por pistas y senderos difíciles de transitar, donde las intensas
lluvias llevan por delante puentes de madera, que obligan a vadear el río.
Es
imprescindible la formación de cooperativas o asociaciones de productores para
poder afrontar con más garantías el acceso a los mercados, sin caer en manos de
los intermediarios y especuladores, que causan enorme daño tanto al productor
como al consumidor, pues son millones de personas las que dependen para comer
de las importaciones, sometidas a los vaivenes y especulaciones del mercado,
manejado desde las grandes bolsas, como la de Chicago, que fijan los precios a
futuros o cerrando la salida al mercado de grandes stocks de productos, o los
destruyen, para que el precio suba y luego sacarlos al mercado lentamente para
apurar la demanda y mantener el precio alto, como pasó con la gran cosecha de
2008, con lo que se produce una contradicción verdaderamente obscena: ante una
cosecha récord los pobres pasan más
hambre porque no pueden pagar esos precios artificialmente muy elevados,
multiplicados por el doble o triple del precio normal.
En
Estados Unidos, cada año se tiran a la basura 133 mil millones de libras de
comida no consumida. Eso equivale casi al 33% de lo producido en ese país en
términos de comida. España desperdicia una media anual de 163 kilos por
persona, lo que suma 7,7 millones de toneladas al año. Es el sexto país que más
comida tira, tras Alemania (10,3), Holanda (9,4), Francia (9), Polonia (8,9) e
Italia (8,7) (Informe del Parlamento Europeo). De este desperdicio el
consumidor es responsable del 42 % por no aprovechar bien toda la comida..
Así
dice el Evangelio de este domingo: "Jesús se marchó a la otra parte del
lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto
los signos que hacía con los enfermos. Subió Jesús entonces a la montaña y se
sentó allí con sus discípulos. Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos
Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente dijo a Felipe:
- "¿Con qué compraremos panes para que coman éstos?" (lo decía para
tentarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer). Felipe le contesta:
-"Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un
pedazo". Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le
dijo:
- "Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de
peces, pero, ¿qué es eso para tantos?". Jesús dijo:
-"Decíd a la gente
que se siente en el suelo". Había mucha hierba en aquel sitio. Se
sentaron, sólo los hombres eran unos cinco mil. Jesús tomó los panes, dijo le
acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; lo mismo todo lo
que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos:
-"Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie". Los
recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de
cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo
que había hecho, decía:
- "Éste sí que es el Profeta que tenía que venir al
mundo", Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo
rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo".
REFLEXIONES:
1.- Las
gentes siguen a Jesús porque encuentran en El una respuesta a sus necesidades y
penurias. En Galilea había muchos enfermos y se pasaba hambre. Si los
necesitados de nuestro tiempo, sobre todo del Tercer Mundo, no encuentran en
los que nos decimos cristianos una respuesta y una solidaridad en nosotros, no
somos cristianos.
Habíamos
aprobado ayudarles con el 0,7 % del PIB, pero muchos países no lo cumplieron y
otros aún lo están rebajando, como el
gobierno de España, que lo bajó al 0.19 %, pero no nos movemos para denunciarlo
porque a la gran mayoría, de cristianos
sólo nos queda el cascarón: muy guapos por fuera en celebraciones de Primeras
Comuniones, de Bodas, de Fiestas Patronales, de misas Pontificales de Obispos,
de centenarios, etc., pero por dentro
estamos vacíos de compromiso. A lo sumo tenemos unos buenos sentimientos hacia
los empobrecidos, peno no nos comprometemos con ellos más que con limosnas, sin
tomarlos como opción preferencial de nuestro compromiso de fe como lo hizo
Jesucristo, denunciando las injusticias y a los injustos que los generan.
2.- A
Jesús lo que le preocupaba era que la gente tenía hambre, y busca la forma de
darles de comer, contando con lo que la gente puede aportar: cinco panes y dos
peces. Si a la Eucaristía no llegan las necesidades y problemas de la gente, no
tiene sentido celebrarla.
Centramos mucho la Eucaristía en la presencia de
Jesús y en la Comunión, o tal vez en que nos ayude a superar un problema y ser
mejores, o pedir por un difunto, pero sin dar prioridad a la multitud de
hambrientos del mundo. Por el contrario, Jesús pensó siempre en la Comunidad,
en la unidad, en la hermandad, en el compartir, como los cinco panes y dos
peces de esta comida. Y lo hizo de manera que hubiese de sobra para todos hasta
quedar saciados. Mientras haya una sola persona en el mundo pasando hambre o
sufriendo injustamente, ninguna Eucaristía se puede desentender de ella.
3.- Pero
hubo una cosa en la que solo pensó Jesús, y les dijo: “recoged los pedazos que
han sobrado, que nada se desperdicie”. ¿Qué hacemos nosotros con la comida
sobrante?.
¡Cuánta va a parar a los contenedores de la calle o de los
supermercados!.
Jesús
quiere que haya suficiente para que todos estemos saciados. No aprovechar bien
toda la comida es asesinar a Dios en los empobrecidos de la tierra. Comer más
de lo necesario es atentar contra nuestra salud, es abusar de los empobrecidos,
es explotar y empobrecer la Tierra.
4.- Jesús
nos da una buena lección de economía, que ha de servir para ordenar todos los
productos de la tierra de forma que los bienes necesarios para vivir
dignamente lleguen a todo el mundo. Hace tiempo el hambre era una fatalidad
porque no había alimentos para todos, pero hoy es una injusticia porque sobran.
La Eucaristía fue establecida por Jesús para construir la convivencia, las
buenas relaciones humanas, practicar la justicia, ejercer la fraternidad,
facilitar la ayuda mutua y la solidaridad. Nuestras Eucaristías interesan cada
vez menos a la gente porque están desconectadas de los problemas y las
necesidades del pueblo. La Misa desconectada de la lucha por la justicia para
los empobrecidos, no es Eucaristía, es un rito. La fe es luchar por un proyecto
de vida digna para todos los seres humanos.
La
Iglesia necesita una renovación muy grande en todos los aspectos. El Papa
Francisco se esfuerza, pero desde la oficialidad jerárquica recibe muy poco
apoyo, o nulo, o incluso abierta oposición. Ayudémosle.
Fuentes:
Planeta futuro (El País), FAO, Datos Macro, OCDE…
Un
cordial abrazo a tod@s, a los pobres y a la Madre Tierra.
Faustino Vilabrille
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