“…La búsqueda de la paz exige también que la seguridad sea "integral", es decir, capaz de abarcar cuestiones como el acceso a los alimentos y al agua, el respeto del medio ambiente, la asistencia sanitaria, las fuentes de energía y la distribución equitativa de los bienes del mundo” Papa Francisco, mayo 2023.
En Ecuador los altos niveles de
inseguridad generan angustia y miedo en gran parte de la población. Las
encuestas señalan que dos de cada tres personas sentimos temor de caminar por
las calles. Las muertes violentas han pasado de 25 personas por cada cien mil
habitantes en el 2022 y a 32 en junio de 2023. Hoy somos el 2º país más
violento de Latinoamérica.
Predomina un clima de terror, en muchas ocasiones
alimentado por la prensa sensacionalista, lo que incrementa el pánico en la población
y da mayores alas a los grupos delincuenciales que se sienten fortalecidos por
la impunidad, avalada por algunas leyes que les amparan, con la complicidad y
corrupción de cierta justicia.
Las bandas ligadas al narcotráfico, sus
aliados y la delincuencia organizada o no, causan intranquilidad y
preocupación. Incluso hay fuertes dudas respecto a la probidad de unos u otros
sectores de la fuerza pública.
Ante esta situación, la sociedad reclama
mano dura contra la delincuencia. Muchas personas ven en el presidente
salvadoreño Nayib Bukele, el ejemplo a seguir sin importar los derechos
humanos. Voces que cada vez toman mayor fuerza cuando el Estado ha demostrado
su impotencia ante la crisis de violencia, a pesar de los ‘estados de
emergencia’, el involucramiento de las FFAA, de declarar a los grupos violentos
como terroristas y la autorización del uso de armas a la población civil.
En barrios y comunidades se ha ejercido la justicia por mano propia y es muy común la advertencia de “ladrón cogido, será eliminado o quemado”… ajusticiamientos que nos retornan a los tiempos de incivilización y barbarie.
Devolver la seguridad en una de las
mayores demandas ciudadanas a los candidatos presidenciales. Lamentablemente
sus propuestas sólo hablan de incrementar medidas represivas y choque, incluso
algunos ofrecen crear los temidos ‘escuadrones de la muerte’, de tristísima
memoria en nuestra historia nacional.
Por lo que ¿podemos comprar la seguridad
a cualquier precio?. Evidentemente, No. Necesitamos una Justicia libre de
corrupción, que funcione de forma ágil e imparcial, que cumpla las leyes; unas
fuerzas del orden que, suprimiendo a sus malos elementos, se dedique a cuidar y
proteger la dignidad y propiedad de la comunidad; un Estado que en todas sus
instancias una esfuerzos para combatir la delincuencia y solvente las
principales causas de esta crisis, promoviendo el acceso de la población a
empleo justo, a alimentación y agua, respeto al medio ambiente, promoviendo la asistencia
sanitaria, garantizando las fuentes de energía y la distribución equitativa de
los bienes. Una seguridad integral, que tenga claro que la pobreza, el hambre y
la marginación también matan y a momentos son causa de la inseguridad que
vivimos.
Entonces, el Estado y la participación
de la ciudadanía como constructores de tejido social, son fundamentales para
generar lazos de solidaridad y atención que prevengan el involucramiento de la
población vulnerable y necesitada, en redes y grupos delincuenciales, pero sin
recurrir a ninguna intimidación ni violar derechos, y así enfrentar y vencer a
este enemigo social que desangra el país.
Los próximos gobierno y legislativo debe
trabajar incansablemente para superar esta cruel situación, comprometiendo a
todos los sectores en un esfuerzo común y una labor comunitaria para lograr los
objetivos de esa seguridad integral.
Y ante quienes ya están corrompidos…,
nos levantamos como una comunidad de creyentes en un Dios padre bueno que
conoce nuestras debilidades y que no quiere la muerte del pecador sino su
conversión y vida. Presentamos también nuestra oración para recuperar el
bienestar y la fraternidad. Sólo así volveremos a ser la “isla de paz” y
justicia que todos añoramos. • #ComuniquemosEsperanza
Para contactar: cjusticiaypaz@gmail.com
PARA LA REFLEXIÓN Y LA PRAXIS:
- ¿Cuáles creemos que son las causas de toda esa violencia, en sus diversas formas, que este artículo denuncia?.
- ¿Qué ejemplos de violencia, en cualquiera de las formas en que se presente, conocemos en nustra Comunidad Autónoma de Canarias?, ¿cuáles sion sus causas?.
- ¿De qué manera contribuimos a que esas violencias se mantengan o incluso se produzcan?, ¿cómo podríamos pues erradicarlas o emprender el camino para hacerlas desaparecer?.
- ¿Qué podemos hacer desde nuestras parroquias, comunidades cristianas, congregaciones religiosas y especialmente las dedicadas a la enseñanza, movimientos cristianos,... para EDUCAR y formarnos en la cultura de la paz desde sus fundamentos hasta su total expresión?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario