Nos
sentimos honrados, felices e ilusionados de continuar este camino que
comenzamos hace seis años, una senda
abierta hacia el encuentro, el diálogo interreligioso y el desarrollo integral
humano con el fin de fortalecer la paz, el respeto y la convivencia.
Aquí
vimos nacer el Grupo de Diálogo Interreligioso del Fraile que busca llevar esta
iniciativa a todos los rincones de la isla y más allá. El resultado ha sido y
sigue siendo una experiencia enriquecedora cuyos frutos han sido reconocidos y
premiados por las administraciones locales y la comisión Europea.
Hoy,
reunidas las personas que representan o son partícipes de distintas comunidades
religiosas, creencias o grupos de desarrollo espiritual, junto a los vecinos y
vecinas del Fraile, manifestamos:
- En lo más profundo de nuestro ser, más allá de las diferencias en nacionalidad, religión, género, apariencias, raza, etc., hay algo esencial que todos tenemos en común: la capacidad inherente de amar.
- Entendemos que la fuerza vital de nuestros cuerpos, mentes y corazones manifiesta esta capacidad inherente de amar. Cuando comprendemos y accedemos internamente a este amor, podemos entender nuestra armonía con la divinidad, con la naturaleza y con cada uno de nosotros. Este amor desata la verdadera magia de la vida, la transformación: convierte la arrogancia en humildad, la codicia en generosidad, el odio en amor, la tristeza en dicha, el desaliento en esperanza. El amor incondicional es el poder más grande que existe en el universo.
- Este amor se traduce en acciones destinadas a crear una revolución en la sociedad humana. Revolución que puede resolver problemas tan graves como la violencia de género, doméstica o intrafamiliar. Promueve el uso consciente de los recursos del planeta y el cuidado del medio ambiente. Fomentando la paz en el corazón de todos.
El
propósito de todas las religiones del mundo es propiciar este amor mediante el
crecimiento espiritual a través del cultivo de la oración, la presencia, la
instrospección, el recogimiento sereno, la capacidad de escucha y el desarrollo
de la observación atenta.
Unido a todo ello es necesario el fortalecimiento de
la paciencia, el amor, la comprensión, la solidaridad, el respeto a las
creencias de cada quien, de forma que así podamos transformar la mentalidad,
fomentar la dignidad y los derechos humanos, actuando consecuentemente desde la
inclusión en la unidad, el respeto y la paz.
Sabemos
además, que cada quien hace lo que puede según su cultura, su nivel y su
capacidad. No obstante, vale revisar aspectos de nuestras propias creencias que
frenan este anhelo, así como preguntarnos qué estamos haciendo por el
mejoramiento humano y qué más podemos hacer.
Por
todo ello, compartimos el deseo de:
- Continuar avanzando en estos encuentros, creando cada vez más espacios y con ello las posibilidades para profundizar y comprender lo que nos une y disolver lo que nos separa.
- Continuar con este Rezo anual, pidiendo al Dios de todos que nos ayude en esta importante y difícil tarea.
- Confiar en el amor y la bondad agradeciendo la oración de todos.
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