Día de Todos los Santos (1 de noviembre)
OBJETIVO DE LA JORNADA: Aprender a valorar el don de la Gracia fuente de toda Santidad y todo lo positivo de toda persona por encima de lo que podamos hallar de negativo, también por encima de todas las limitaciones; anteponer la celebración de la vida sobre la muerte y crear actitudes que orienten a la felicidad y no al fatalismo.
"Santo es el que AMA". Dice Santiago Martín en el vídeo que abre esta entrada.
Hace unos cuantos años, compartiendo el trabajo de cada día en una fábrica de azulejos en l'Alcora (CS) con otros muchos obreros -algunos creyentes y mucho y otros declaradamente ateos-, solía tener largas conversaciones e incluso debates sobre temas religiosos (ellos sabían que me estaba preparando para ser religioso, Hno. de La Salle) y no desaprovechaban ocasión de meterse con la Iglesia, con la fe cristiana expresando a diario sus objeciones, sus críticas a todo lo religioso: daban por seguro que yo no me iba a quedar callado).
Un día uno de aquellos compañeros de trabajo, siempre muy dolido por el cómo se había sentido tratado por esta Iglesia que mi presencia representaba, expresó una exagerada crítica y burla de los "santos" en la Iglesia. Cuestionaba, por supuesto, la creencia extendida de que "cuanta más mortificación del cuerpo mayor cercanía a Dios". Sobre ello yo no sabía qué opinar, no podía responderle porque en eso pensaba muy parecido a él y dejé fluir el silencio como respuesta porque, por otra parte, había leído historias de santos que, según sus biógrafos, se habían mortificado enormemente y habían alcanzado una ascesis que les llevaron a vivir más cercanos a Dios que a sus impulsos humanos mas... tenía la duda de si "acaso aquella forma de adquirir esa ascesis era imprescindible o habría otros caminos mejores para alcanzarla". A mis 17 años... yo no tenía eso nada claro.
Otro día, a este mismo compañero le vi enormemente abatido. Callado, muy callado,... No era eso sólo lo que me llamó la atención; era la enrome tristeza y en segundos de rabia cada vez que lograba mirarle a los ojos. Una de esas veces me acerqué a su mesa de trabajo y le pregunté:
- ¿Qué te pasa M.?. ¿Por qué estás así?.
- Los santos no pueden relacionarse con los demonios.
- No te entiendo.
- Siento envidia de ti, porque tú crees en Dios y yo no puedo. Tú estás con Él, por eso te llamo santo y yo... vivo en el infierno.
...
Me habló de su esposa que estaba muriéndose de cáncer y él no sabía a qué agarrarse; su enorme sentimiento de soledad era aplastante.
Dijo sentirse sorprendido de que a pesar de todo lo que él arremetía contra todo lo que para mí era tan valioso eso no hizo menguar para nada la amistad que siempre le brindé y a ello sólo le encontraba una explicación: "Sólo los que son como tú tienen eso en común: Dios está en vosotros y nunca dejareis de ser Santos aunque el mundo no lo vea, aunque seais tan humanos como los demás".
Debatí con él esa idea y quise darle a entender que "para mí él era tan santo como el que más". Sus ojos como platos dieron paso a su expresión:
- "No te burles de mí".
- "No me burlo. Mira cuánto amas a tu esposa, lo que te preocupas por ella. Mira cómo trabajas en la fábrica y las horas extras que haces para que a tus dos hijos no les falte el pan de cada día, el colegio, los cuidados de la salud. Mira cómo te relacionas con tus compañeros de trabajo: nunca te he visto insultar o machacar a nadie, más bien colaboras en cosas que no te van a dar dinero, echas una mano a cualquiera que te pide ayuda, a veces hasta te adelantas a ello sin que nadie te lo pida. ¿No es eso lo que Dios pide a los que decimos creer en Él?. Dios es AMOR, dice la Biblia, amigo M.".
...
Si "el santo es el que AMA" es porque Dios está en él, ya que el ser humano ha sido hecho a imagen y semejanza de Dios y, si Dios es AMOR, entonces el santo es aquella persona que no olvida de Quién vino y a Quién va y trata de SER AMOR para con todos sus prójimos, con la ayuda de Dios.
Hoy me reitero en aquella convicción que le expresé a mi amigo M.
Hoy santo es el que toma las tareas de la casa no como una carga o una obligación sino como una forma concreta de construir familia, de aprender a trabajar por el bien común y en ello encuentra alegría y gozo.
Hoy santo es el que estudia tal o cual carrera, grado, etc... no sólo para lograr un buen puesto de trabajo al terminar sus estudios sino también y sobre todo como una manera de capacitarse para construir un mundo mejor.
Hoy santo es el que es sensible al dolor, a las angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo y trabaja para reducir las injusticias, las torturas, el hambre, la explotación, las guerras,... y busca por todos los caminos una humanidad más fraterna.
Hoy santo es quien es capaz de pedir perdón en sus errores y saber perdonar de tal manera que pareciera que ya se olvidó totalmente del daño que le hicieron.
Hoy santo es el que fallando como el que más, cayendo como el que más incluso a los pozos más profundos,... no se queda en ellos y desea salir de ellos, se empeña en conseguirlo y... si no puede con sus fuerzas lo hace poniéndose en manos de Dios.
Hoy ser santo es hacer mayoría absoluta con Dios en nosotros y nosotros en Él. Por eso aquella norma de San Benito: "Ora et Labora".
No es ser santo amargarse y torturarse gratuitamente pues ya de por sí cada día trae su propio afán, ya trae su cruz. La cuestión es "cómo aceptamos esa cruz, cómo la vivimos".
PARA AMPLIAR:
PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Qué conclusiones obtenemos del vídeo que abría esta entrada?. ¿Y del escrito que le sigue y los enlaces para ampliar?.
- ¿Qué sería ser santo para ti y en tus circunstancias concretas?.
- Si te dijeran: "Sólo te queda este día de vida". Independientemente de cómo hubieras vivido toda tu vida anterior ¿cómo vivirías este último día si te plantearas vivirlo de una manera santa?.
- ¿Qué piensas de la expresión: "Un santo triste es un triste santo"?. ¿Qué deduces de esta frase?.
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