lunes, 5 de febrero de 2018

VIº Manifiesto por la Paz, el Respeto y la Convivencia




Nos sentimos honrados, felices e ilusionados de continuar este camino que comenzamos  hace seis años, una senda abierta hacia el encuentro, el diálogo interreligioso y el desarrollo integral humano con el fin de fortalecer la paz, el respeto y la convivencia.

Aquí vimos nacer el Grupo de Diálogo Interreligioso del Fraile que busca llevar esta iniciativa a todos los rincones de la isla y más allá. El resultado ha sido y sigue siendo una experiencia enriquecedora cuyos frutos han sido reconocidos y premiados por las administraciones locales y la comisión Europea.

Hoy, reunidas las personas que representan o son partícipes de distintas comunidades religiosas, creencias o grupos de desarrollo espiritual, junto a los vecinos y vecinas del Fraile, manifestamos:
  1. En lo más profundo de nuestro ser, más allá de las diferencias en nacionalidad, religión, género, apariencias, raza, etc., hay algo esencial que todos tenemos en común: la capacidad inherente de amar.
  2. Entendemos que la fuerza vital de nuestros cuerpos, mentes y corazones manifiesta esta capacidad inherente de amar. Cuando comprendemos y accedemos internamente a este amor, podemos entender nuestra armonía con la divinidad, con la naturaleza y con cada uno de nosotros. Este amor desata la verdadera magia de la vida, la transformación: convierte la arrogancia en humildad, la codicia en generosidad, el odio en amor, la tristeza en dicha, el desaliento en esperanza. El amor incondicional es el poder más grande que existe en el universo.
  3. Este amor se traduce en acciones destinadas a crear una revolución en la sociedad humana. Revolución que puede resolver problemas tan graves como la violencia de género, doméstica o intrafamiliar. Promueve el uso consciente de los recursos del planeta y el cuidado del medio ambiente. Fomentando la paz en el corazón de todos.

El propósito de todas las religiones del mundo es propiciar este amor mediante el crecimiento espiritual a través del cultivo de la oración, la presencia, la instrospección, el recogimiento sereno, la capacidad de escucha y el desarrollo de la observación atenta. 

Unido a todo ello es necesario el fortalecimiento de la paciencia, el amor, la comprensión, la solidaridad, el respeto a las creencias de cada quien, de forma que así podamos transformar la mentalidad, fomentar la dignidad y los derechos humanos, actuando consecuentemente desde la inclusión en la unidad, el respeto y la paz.

Sabemos además, que cada quien hace lo que puede según su cultura, su nivel y su capacidad. No obstante, vale revisar aspectos de nuestras propias creencias que frenan este anhelo, así como preguntarnos qué estamos haciendo por el mejoramiento humano y qué más podemos hacer.

Por todo ello, compartimos el deseo de:
  1. Continuar avanzando en estos encuentros, creando cada vez más espacios y con ello las posibilidades para  profundizar y comprender lo que nos une y disolver lo que nos separa.
  2. Continuar con este Rezo anual, pidiendo al Dios de todos que nos ayude en esta importante y difícil tarea.
  3. Confiar en el amor y la bondad agradeciendo la oración de todos.

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