en apoyo de la Iglesia
en Tierra Santa, 15 de enero de 2015
Hemos venido a rezar y apoyar a la
comunidad cristiana, para promover la paz y la dignidad humana en esta tierra
dividida.
Hemos visto las trágicas consecuencias del
fracaso de la política nacional e internacional para lograr la paz. La dignidad
humana viene dada por Dios y es absoluta.
El actual conflicto amenaza la dignidad de los Palestinos y de los Israelíes, pero sobre todo nuestro compromiso con los pobres nos urge a apoyar a las personas que sufren en Gaza. Hace un año, definimos la situación de Gaza como “un desastre realizado por el hombre, un escándalo desconcertante, una injusticia que pide a la humanidad una solución”. A raíz de la terrible destrucción causada por la guerra del pasado año, nuestra presencia recordó a la pequeña comunidad cristiana de Gaza que no ha sido olvidada.
El actual conflicto amenaza la dignidad de los Palestinos y de los Israelíes, pero sobre todo nuestro compromiso con los pobres nos urge a apoyar a las personas que sufren en Gaza. Hace un año, definimos la situación de Gaza como “un desastre realizado por el hombre, un escándalo desconcertante, una injusticia que pide a la humanidad una solución”. A raíz de la terrible destrucción causada por la guerra del pasado año, nuestra presencia recordó a la pequeña comunidad cristiana de Gaza que no ha sido olvidada.
Decenas de miles de familias de Gaza no
tienen una vivienda adecuada. En este último período de frío polar, al menos
dos niños murieron de hipotermia. El bloqueo continuo impide la reconstrucción
y contribuye dramáticamente a la desesperación que mina la legítima esperanza
de los Israelíes por su seguridad. Pero también crea niveles intolerables de
desempleo y empuja a las personas sencillas hacia la pobreza más extrema.
A pesar de la devastación, las aterradoras
escenas de destrucción que hemos visto, y los temores de otra guerra que hemos
podido escuchar, la esperanza está viva en Gaza. Hemos visto familias que
reconstruyen sus vidas con determinación. Hemos visto una pequeña comunidad
cristiana con una fe enorme. Hemos admirado la tenacidad de muchos voluntarios.
Hemos visitado la escuela “Sagrada Familia”, donde Musulmanes y Cristianos estudian
y juegan juntos en armonía. Nos hemos reunido con las Hermanas del Santo
Rosario, que fieles a su cofundadora, la beata Marie-Alphonsine, que este año
será canonizada por el Papa Francisco, realizan un ministerio profético de
educación. Hemos celebrado la misa con las Hermanas Carmelitas del Carmelo de
Belén. Su fundadora la beata Mariam Baouardy, es otra cristiana Palestina cuya
vida da testimonio de la santidad que aún emana de esta tierra, y también ella
será canonizada.
Los líderes políticos deben defender la
dignidad humana de la población de Gaza. Un estudiante nos dijo, de modo
punzante, que había recibido un e-mail durante la guerra en el que le
preguntaban si necesitaba comida, ropa o vivienda. Sin amargura, respondió que
lo que necesitaba era dignidad. Las personas de buena voluntad de ambas partes
del conflicto quieren lo mismo, una vida digna de la persona humana.
En los próximos meses vamos a seguir
oponiéndonos al proyecto de la construcción del muro en el valle de Cremisán,
ya que esto significaría la pérdida de las tierras y del sustento de muchas
familias cristianas. Esta situación es trágicamente un microcosmos respecto a
la cuestión de la tierra. Seguiremos también oponiéndonos a la expansión del
programa de los asentamientos, ilegales según el derecho internacional, de la
que hemos sido testigos directos en Hebrón. Su impacto en la libertad de
circulación de los Palestinos y en la confiscación de tierras es simplemente
injusto.
Tras el fracaso de las negociaciones y la
consiguiente violencia del 2014, invitamos urgentemente a los poderes públicos
a ser creativos, a encontrar nuevos enfoques, para construir puentes, no muros.
Tenemos que humanizar el conflicto favoreciendo una mayor interacción entre
Israelíes y Palestinos. La paz sólo llegará cuando todas las partes respeten el
hecho de que la Tierra Santa es sagrada para las tres religiones y es el hogar
de dos pueblos.
Conscientes de que este año hemos caminado
siguiendo las huellas del Papa Francisco, hacemos nuestro su reciente Discurso
realizado ante el Cuerpo Diplomático:
El camino de la paz exige el respeto de
los derechos humanos de Israelíes y Palestinos. Nuestra oración alimenta la
esperanza que hace posible la paz. Pedimos a todos los cristianos que recen
por los Judíos, los Cristianos y los Musulmanes de esta tierra que
llamamos Santa.
Nota:
Desde 1998, la Coordinadora de las
Conferencias Episcopales en apoyo de la Iglesia en Tierra Santa se viene
reuniendo por invitación de la Asamblea de Ordinarios Católicos en Tierra
Santa. Por un mandato expreso de la Santa Sede, la Coordinadora de Tierra Santa
se reúne cada mes de enero en Tierra Santa, concentrándose en la oración, la
peregrinación y la persuasión, con el objetivo de actuar en solidaridad con la
comunidad cristiana, ya que ésta experimenta fuertes presiones políticas y
socioeconómicas.
Leer más: http://www.juspax-es.org/news/llamamiento-de-los-obispos-la-dignidad-humana-como-fundamento-de-la-paz/
Secretaría Técnica de la Comisión General de Justicia y Paz
C/ Rafael de Riego 16, 3º dcha. 28045 Madrid
Tf.: (+34) 915061828
Web: ww.juspax-es.org
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